El Pleno de Control celebrado ayer trajo pocas novedades en el plano político y algunas en lo que se refiere a desarrollo, ya que fue el primero que tiene lugar con el articulado del nuevo Reglamento de la Asamblea. No obstante, y pese a algunas mejoras, el debate no tuvo la fluidez y el dinamismo que se vaticinaban en un principio
La jornada comenzó con la introducción de un elemento positivo: En el monitor del Salón de Plenos podía verse con total claridad el cronómetro que marcaba los tiempos de intervención de Gobierno y oposición, lo que facilitó el seguimiento del Pleno, tanto a los participantes como a los espectadores.
El orden y la duración de los turnos de palabra fue la otra gran novedad de la sesión. Abrió el Pleno el grupo mayoritario de la oposición, Coalición por Melilla (CpM) y continuaron el Partido Socialista (PSOE) y Populares en Libertad (PPL), justo a la inversa de como se venía haciendo hasta la aprobación del nuevo articulado.
En lo que respecta a las interpelaciones, la participación se vio limitada al grupo que la planteaba y al Ejecutivo melillense, contando cada uno con dos turnos de palabra, siendo el primero de diez minutos y el segundo de cinco. En este tramo era donde se suponía que la sesión se iba a desenvolver con mayor agilidad que las anteriores, pero en la práctica no fue así.
Hay que recordar que desde que comenzó la legislatura, con tres grupos en la oposición, ha existido un acuerdo verbal por el cual solía respetarse en las interpelaciones un formato similar al que recoge el nuevo Reglamento, es decir, sólo participaban el partido que preguntaba y el Gobierno. Sólo en contadas ocasiones el resto de partidos se animaban a intervenir y cuando lo hacían era de forma bastante breve.
El resultado es que la duración de la sesión de ayer volvió a ser maratoniana, algo que no es necesariamente negativo, pero la realidad es que el debate político no dejó novedades que justificaran que el Pleno finalizara cerca de las 15:00 horas.
Muchos de los problemas que planteaba el anterior modelo continúan presentes. Es el caso del turno de preguntas. Aunque ahora cada grupo tiene un tiempo de tres minutos que distribuye como desea hasta agotarlos, en la práctica el diálogo entre oposición y Gobierno local no siempre sigue los cauces que debería, no tanto por el formato del Pleno, sino porque en los sucesivos turnos de palabra el asunto que se estaba debatiendo queda sencillamente relegado y el cronómetro llega a cero sin que el debate haya ofrecido nada constructivo.
Dos bloques
En definitiva, el Pleno de ayer sirvió para mostrar las carencias de un Reglamento con apenas dos semanas de vida. Tampoco ayuda el hecho de que la oposición centre buena parte de sus preguntas en cuestiones referentes a la Administración del Estado sobre las que el Ejecutivo local poco puede añadir o que muchas de ellas versen sobre cuestiones muy similares entre sí.
En lo que respecta al debate político, nada nuevo bajo el sol. No puede decirse que el Ejecutivo local y CpM continúen acercando posturas, porque el nivel de connivencia que han alcanzado ya es difícil que mejore. En la sesión de ayer, volvió a predominar el diálogo constructivo entre ambas partes, aunque no se formalizó ningún acuerdo en concreto.
El Gobierno local ve con buenos ojos casi todo lo que proponen los cepemistas, aunque cuando hay algún planteamiento que no comparten lo dejan bien claro. Fue el caso de la interpelación sobre la creación de un centro educativo islámico en la antigua Residencia de Oficiales. El Ejecutivo admitió que la lucha contra el fracaso escolar es una lacra que hay que combatir, pero dejando la religión de lado.
PSOE y PPL volvieron a poner la nota combativa de la sesión. El socialista Dionisio Muñoz acudió sólo al Salón de Plenos, ya que Gregorio Escobar no pudo estar presente por motivos laborales. Sus intervenciones más polémicas fueron las referentes al libro ‘Melilla y el Judaísmo’, a las que dedicó una interpelación y dos preguntas, aunque no se habló nada nuevo con respecto a lo dicho en ruedas de prensa y más bien se convirtió en un cara a cara con la consejera de Cultura, Simi Chocrón
Julio Liarte volvió a cargar con el peso de PPL a sus espaldas. Centró su discurso, tanto en interpelaciones como en preguntas, en la economía de la ciudad autónoma y en las alternativas al actual sistema, el cual, según sus palabras, da signos claros de agotamiento.
Confirmado el acercamiento de los cepemistas y el Gobierno local, PSOE y PPL están obligados a entenderse para reforzar su papel crítico y ganar alguna partida al Ejecutivo de Imbroda. El problema radica en que son ideológicamente antagónicos, así que habrá que esperar para ver si coordinan sus actuaciones en futuros Plenos de Control.
El Gobierno autonómico gana con esta situación. Parece haber hecho del ‘divide y vencerás’ su principal estrategia en la Asamblea y le va bastante bien. Tiene de su parte al principal partido de la oposición y PSOE y PPL no terminan de encontrar una postura en común para coordinar su actuación en los plenos.
En definitiva, fue una sesión con poco que destacar. El nuevo Reglamento conduce a la inevitable pregunta de qué ha cambiado exactamente en el desarrollo, salvo los turnos de intervención. La duración volvió a rozar las seis horas, al igual que los celebrados en fechas anteriores, y no fueron pocas las ocasiones en las que se perdió el hilo del debate.
También es necesario preguntarse si un desarrollo tan pausado, acompañado de la práctica totalidad de novedades, consigue interesar a la ciudadanía melillense, que en definitiva es la que debe enriquecerse del diálogo entre Gobierno local y oposición para inmiscuirse en la política.
El Pleno también se vivió entre el público asistente y vía Twitter.
La sesión plenaria de ayer no sólo se desarrolló entre los diputados de la Asamblea, ya que varios dirigentes políticos sin escaño la comentaron en tiempo real vía twitter.
Los socialistas Amin Azmani y Nora Hammad, el líder de PPL y ex presidente del Ejecutivo local, Ignacio Velázquez, o los upedistas Emilio Guerra y Emilio Folgar fueron algunos de los que se animaron a comentar en la popular red social lo que ocurría en el Salón de Plenos minuto a minuto.
Más curioso es que hicieran lo propio algunos de los propios diputados, como Dionisio Muñoz por parte del PSOE, Julio Liarte por la de PPL o las populares Katty Muriel y Sofía Acedo.
Entre la viceconsejera de Juventud y el dirigente socialista hubo incluso intercambio de pareceres vía on-line en mitad de la sesión plenaria.
“Cómo está el patio con la consejera de Cultura, CpM aclara que no va a pedir su dimisión”, apuntilló Muñoz en Twitter. Minutos más tarde, Acedo ironizaba que en la bancada popular “se habían puesto muy nerviosos”.
Queda claro que la red social cobra cada vez mayor peso en la política local, como demuestra que los melillenses pudieran conocer lo que estaba ocurriendo ayer en el Palacio de la Asamblea en tiempo real.
En cuanto al público, hay que destacar la presencia de Velázquez, que nunca había acudido a una sesión de este tipo. Su entrada en el Salón de Plenos, cuando el debate ya había comenzado, provocó un cuchicheo.
El mismo efecto tuvo la presencia de José Valdivieso, militante popular que denunció a comienzos de año una presunta trama corrupta entre sus compañeros de partido.
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