El Ministerio de Sanidad acaba de poner en marcha el Plan Nacional de Altas Temperaturas 2024. El cambio climático no sólo es una crisis climática sino una crisis de salud. Así lo afirmó la ministra de Sanidad, Mónica García en la presentación de la nueva campaña ‘Un verano de cuidado’.
Los objetivos de este plan son ayudar a generar una cultura de calor, concienciar sobre los riesgos del calor y la prevención contra los efectos del calor.
En este sentido, El Ministerio de Sanidad ha activado un mapa para medir el impacto del calor en la salud. Se encuentra dividido en más de 180 zonas geográficas y cada zona está asociada un umbral de temperatura máximo a partir del cual se dispara la mortalidad por exceso de calor.
El mapa de zonas estudiadas se eleva de 52 a 182, tal y como contempla el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas de los Efectos de los Excesos de Temperaturas sobre la Salud, que el Ministerio lleva usando más de 20 años para calcular los efectos del calor en la salud y que estará vigente hasta el 30 de septiembre.
Cada año, el calor extremo mata a miles de personas. Según las estimaciones del MOMO (Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria) el año pasado, el más caluroso registrado del planeta, hubo 3009 defunciones por exceso de calor. Un riesgo al que las personas mayores son las más vulnerables.
¿Cuándo el calor es mortal?
En el último siglo se han ido registrando los aumentos de las temperaturas y los picos por calor. Cada día que hay un episodio de calor extremo aumentan por tres las muertes y el exceso de mortalidad se da cuando en una localidad llevan 3 días de calor extremo.
En ocasiones, los seres humanos no somos capaces de autorregular la temperatura de nuestro cuerpo. Un golpe de calor o el agotamiento por calor puede suceder a cualquier persona, sin embargo, hay grupos de riesgo que pueden sufrir un agravio en su estado de salud por culpa de calor por tener patologías previas.
Estos grupos de riesgo son las personas que sufren de enfermedades cardiovasculares, pulmonares o renales. También las personas mayores de 65 años y los lactantes menores de 4 años, tienen un riesgo mayor.
Hay que tener en cuenta, tanto el factor laboral como las personas que trabajan al aire libre como trabajos de construcción o al aire libre o los deportistas. Además, el calor puede hacer que se provoquen partos prematuros.
Combatir el calor
Además, el Ministerio de Sanidad recuerda una serie de medidas para combatirlo. La autoprotección individual y comunitaria es vital: hidratarse, evitar exposición al sol en horas más intensas, ropa adecuada y resguardarse en lugares frescos son clave para disfrutar de un verano sin sustos por el calor.
Las consecuencias de la exposición prolongada al sol, las picaduras de medusas y las lesiones medulares asociadas a las zambullidas son algunos de los principales riesgos para la salud asociados a las vacaciones de verano.
En el inicio del periodo estival en España, el Ministerio de Sanidad, recuerda, como cada año, una serie de recomendaciones para prevenir, en lo posible, efectos negativos sobre la salud. No lanzarse al agua en zonas desconocidas, evitar el consumo de alcohol antes de bañarse, vigilar especialmente a los menores durante el baño, no exponerse al sol en las horas centrales del día, especialmente la cabeza y los ojos, utilizar cremas protectoras y limpiar con agua salada las picaduras de medusas figuran entre los principales consejos que se ofrecen para este periodo estival.
Protección solar
Es cierto que se ha incrementado la venta de cremas solares para la protección de la piel.
Sin embargo, parece no ser suficiente, ya que la mitad de los españoles padece quemaduras solares al menos una vez al año y la mayoría (57,8 por ciento) nunca ha acudido a una revisión dermatológica, según un estudio realizado por la compañía farmacéutica Almirall a más de 2.500 participantes mayores de 35 años en España, Alemania, Italia, Reino Unido y Estados Unidos.
Ola de calor
Este verano, nuestro país sufrirá distintas olas de calor y el sol incidirá negativamente en la salud de nuestra piel si no la cuidamos y protegemos.
La queratosis actínica (una mancha áspera y escamosa en la piel que se presenta después de años de exposición al sol) es una enfermedad de alta prevalencia, que puede evolucionar a cáncer sin la atención adecuada.
La queratosis actínica es uno de los diagnósticos más frecuentes que realizan los dermatólogos, con una prevalencia estimada del 13,3%, en la población europea, y del 28,6 por ciento en la población española mayor de 45 años.
En los últimos años, la incidencia de la queratosis ha aumentado, debido al envejecimiento de la población y a los cambios en el comportamiento de las personas, que conllevan una mayor exposición a la radiación ultravioleta. Para evitar sustos, nada cómo ser precavidos.
Para concienciar sobre la queratosis actínica y los riesgos de la exposición prolongada al sol, la emfarmaceútica Almirall advierte de que más de un tercio de las personas que han sufrido queratosis actínica desconocen las causas.
Por eso, la campaña de este año se centra en la relación entre la enfermedad y la exposición prolongada al sol, una de sus principales causas, y pretende animar a la población a realizar revisiones periódicas de la piel para detectar lesiones lo antes posible y reconocerlas para buscar el apoyo de profesionales.
Esta cifra aumenta drásticamente en la franja de 35 a 44 años con, al menos, una quemadura solar al año en seis de cada diez personas.