Costó más de lo previsto pero la cuarta victoria ya figura en el casillero de la UD Melilla que equilibra de esa manera las cuatro derrotas cosechadas en el tramo inicial de la competición. Con doce puntos en su haber, el cuadro azulino se coloca a tiro de piedra de los puestos de cabeza e iguala junto al Betis B la mejor racha en cuanto a triunfos consecutivos en el Grupo IV que ostentaba hasta la fecha la Balompédica Linense.
El partido, tal y como se preveía, no resultó fácil ni vistoso ante un equipo que se presentó en feudo melillense ocupando la penúltima posición de la tabla con tan sólo cuatro goles encajados y habiendo perdido siempre por la mínima en sus anteriores derrotas, la de ayer fue la quinta. También demostró sus carencias en ataque logrando batir a Dorronsoro desde los once metros a pesar de que gozó de dos ocasiones muy claras. Primero Álvaro, con el empate en el marcador y con todo a favor, envió alto y en el último minuto Dorronsoro evitó la igualada con una magnífica intervención a disparo de Picó.
La UD Melilla dominó claramente la primera mitad ante un equipo que, salvo los primeros minutos de tanteo, se dedicó a acumular muchos hombres por detrás de la pelota y a defender con orden. Así, a los diez minutos de juego, los azulinos ya habían dispuesto de hasta tres lanzamientos de esquina y tanto Edgar como Chota de un par de ocasiones que no supieron resolver ante Emilio.
El choque transcurría según el guión previsto cuando en el minuto 20 y al saque de una falta lateral, el colegiado decidió mostrar la cartulina roja a Granada por propinar un codazo a un contrario con el balón en juego y, por tanto, señalar el correspondiente penalti. Un minuto después Pedro López, de tiro fuerte y a media altura, conseguía adelantar a su equipo en el marcador y fortalecer así la propuesta de Machuca, técnico visitante, que aspiraba al empate inicial y se encontraba ahora con un marcador favorable.
El Melilla no se vino abajo y Óscar Cano colocó a Velasco por el centro junto a Solabarrieta y envió a Edgar a la banda derecha, manteniendo dos líneas de cuatro y a Chota como hombre más adelantado, convertido en un auténtico islote en varias fases del partido.
A la media hora de juego Samu se zafó de su par y su centro lo despejó un defensor con el brazo pero el árbitro, muy cerca de la jugada, dejó seguir el juego. Al minuto siguiente de nuevo Samu protagonizó una gran jugada por la izquierda, centró algo pasado al área donde apareció Chota para rematar con la testa y colocar el cuero al palo contrario evitando la salida de Emilio pero cuando el gol se cantaba en la grada apareció el ex azulino Quinín para despejar a córner sobre la misma raya.
Eran minutos de agobio para el marco visitante y a renglón seguido, en el 33, volvió a funcionar la estrategia. Raúl García ejecutó un saque de esquina a pie cambiado desde la derecha y Nino, apareció en el segundo palo para cabecear casi a placer al fondo de las mallas murcianas. El delirio llegó a las gradas y el ex del Alcorcón consiguió su segundo tanto en su cuenta anotadora en lo que va de liga.
Poco después Velasco pidió el cambio por unas molestias en la rodilla que se produjo como consecuencia de una acción al borde del área en un intento de remate y Óscar Cano decidió hacer debutar con la elástica azulina a Dani Fragoso en sustitución del cordobés.
Con la igualada a un tanto en el electrónico y con las espadas en todo lo alto se llegó al descanso.
El segundo acto comenzó con el equipo local intentando llevar la iniciativa con un Edgar que se convirtió en una auténtica pesadilla para la zaga visitante con varias galopadas por banda derecha y otros tantos centros al área que resultaron estériles. Chota también lo intentó desde la frontal pero su disparo mordido acabó en las manos de Emilio.
Con el paso del tiempo el Melilla cedió la posesión de la pelota al Caravaca y optó por replegarse en su campo para poner en marcha el plan B que, de nuevo, funcionó a la perfección.
Pero con la igualada en el marcador Povedano, en el 56, cometió un error que a punto estuvo de costarle muy caro a su equipo. Javi Rosa penetró en el área y pasó hacia atrás sobre la llegada de Álvaro que hizo lo más difícil: enviar el cuero por encima del travesaño con toda la portería para él solo.
El Caravaca-La Unión se encontraba cómodo sobre el rectángulo de juego y parecía que se lanzaba en busca del triunfo pero sólo fue un espejismo. Así otra vez Álvaro, al minuto siguiente, envió alto desde la frontal.
Estaba claro que el partido se decantaría a favor del primero que desnivelara la igualada y que esto sólo vendría como consecuencia de una jugada de estrategia puesto que la superioridad técnica del Melilla era contrarrestada por la superioridad numérica del equipo murciano que mostró poca ambición.
De hecho casi todas las jugadas con cierto peligro en el último tramo del choque vinieron como consecuencia de ejecuciones a balón parado. En el 63 Chota cabeceó una falta lateral sacada por Dani Fragoso. Poco después fue Dorronsoro quien atajó sin problemas un remate flojo al saque de un córner. Un minuto más tarde, en el 70, Nino volvió a intentarlo al rematar de cabeza otro envío a balón parado de Fragoso y algo más tarde fue el visitante Manolo quien cabeceó alto otro lanzamiento de falta lateral.
Entre medias Edgar, muy bullicioso toda la mañana, intentaba superar con su potencia y velocidad a la zaga caravaqueña pero continuamente era trabado y derribado.
Así y cuando todo apuntaba a que el partido acabaría con reparto de puntos, llegaron los minutos más intensos del choque y a falta de cinco para el final Fragoso ejecutó una falta lateral y el rechace de la defensa le llegó a Moyano quien conectó una impresionante volea que se coló como un obús en la portería defendida por Emilio tras golpear en un contrario estableciendo el 2-1 en el marcador. Cuatro minutos después Álvaro del Moral culminó una nueva contra local pero su disparo salió junto a la base del poste izquierdo.
El susto llegó cuando el crono señalaba el minuto 90 de partido. Dorronsoro, en una intervención magistral, sacó una manopla milagrosa para enviar a córner un disparo de Picó que se colaba por la mismísima escuadra.
Y como suele ocurrir en más de una ocasión, del posible empate a dos se pasó al definitivo 3-1. El incombustible Edgar volvió a robar una pelota, galopó en solitario gran parte del campo y, casi exhausto, envió sobre Del Moral que acompañaba la jugada quien tuvo tiempo de controlar, driblar al meta visitante y de disparo cruzado enviar a la red. El gol se celebró por todo lo alto y el delantero azulino inició así su cuenta particular.
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