El Melilla pierde y deja malas sensaciones en su visita al Adarve

Adarve: Franganillo; Álex Blanco, Cavafe, Adrián Jiménez, Sergio Fernández (Isra, min. 66); Calin, Iván Sánchez, Pepe Delgado (Baldobar, min. 85); Fran Santano (Hugo, min. 85), Albur (Requés, min. 66) y Nanclares.

Melilla: Loscos; Ceballos, Manu Galán, José Alonso, Varela; Javi Ajenjo, Lolo González (Kavtaradze, min. 79); Iván Fernández, Moha, Bravo (Víctor Morillo, min. 27); e Iván Ramos (Iglesias, min. 72).

Árbitro: Andrade del Olmo (Comité vasco). Amonestó con tarjeta amarilla al local Blanco y a los visitantes Moha y Ceballos del Melilla. También expulsó con tarjeta roja directa al entrenador del Adarve Mario Escolante (min. 87).

Gol: 1-0 Isra (min. 79).

Campo: Vicente Del Bosque. 500 espectadores.

El Melilla salió derrotado de su visita al Adarve por un gol de Israel Pérez cerca del final de un encuentro que dejó muy malas sensaciones en cuanto al juego del cuadro azulino. Muchos fueron los aspectos que fallaron en el equipo entrenado por David Cabello y que tendrá que mejorar de cara a futuras jornadas. Falto de ideas y de ambición, la escuadra melillense únicamente ha ganado uno de sus cinco últimos compromisos.

El inicio del partido estuvo dominado por parte del conjunto madrileño, que dispuso de varias llegadas con peligro y se le veía con fluidez a la hora de tener el balón. Estuvo más vivo y atento que el Melilla en la presión y en las segundas jugadas. El Adarce tuvo las ideas claras y la predisposición de buscar la portería rival en cada acción.

Por su parte, el conjunto entrenado por David Cabello se sintió incómodo en el césped del Vicente Del Bosque. La salida limpia de balón era casi imposible y el juego en largo era el único recurso posible para poder alejar la pelota de su área. El equipo melillense no era capaz de enlazar dos pases seguidos para elaborar jugadas. Durante los primeros 45 minutos apenas pudo superar la línea del centro del campo, por lo que no creó casi acciones claras ante la meta del Adarve.

Fran Santano fue la principal pesadilla para la pareja de centrales del Melilla conformada por Manu Galán y José Alonso. El atacante remató los centros generados desde las bandas, ya que en muchos ataques se alejaba de la banda derecha que ocupó habitualmente para colocarse de ariete.

También hubo espacio para la polémica arbitral debido a dos fueras de juego bastante protestados por los aficionados del Adarve. Ambos cortaron sendas ocasiones de peligro en las que se plantaban jugadores locales mano a mano ante la portería defendida por Loscos. El Melilla también reclamó un penalti en el minuto 25 por un posible plantillazo sobre Bravo en el momento de intentar disparar a portería. El jugador del cuadro azulino se lesionó y se tuvo que retirar del terreno de juego a la media hora de encuentro.

El elenco de Cabello se vio abrumado por el empuje del conjunto rojinegro en el primer acto y el descanso parecía una tregua necesaria para buscar soluciones. Sin embargo, el guion del partido siguió siendo el mismo después del intermedio. Las dudas a la hora de intentar elaborar jugadas y sacar el balón desde atrás persistieron y las ocasiones del conjunto madrileño fueron cada vez más constantes y cercanas al gol.

Loscos se vio bastante exigido en los primeros veinte minutos de la segunda mitad. Realizó dos paradas de mucho mérito para evitar el gol de Albur en una ocasión y de Fran Santano en la otra. Gracias a él, el Melilla fue capaz de echar el cerrojo a su portería pese a las constantes llegadas de su rival.

El gol del equipo rojinegro estaba al caer y se respiraba en el ambiente que llegaría tarde o temprano. Y así fue. En el minuto 78 Isra se inventó un auténtico golazo desde fuera del área, a 35 metros de la portería del Melilla. Un latigazo desde el costado izquierdo que decidió el encuentro cuando entraba en su recta final. Después del gol del Adarve, su entrenador, Mario Escolante, decidió realizar cambios defensivos para amarrar el resultado y la victoria. Lo intentó aprovechar el Melilla para empujar e intentar buscar el tanto del empate, aunque no era el día del equipo de Cabello, que pasó sin pena ni gloria por el Vicente del Bosque.