La escuadra de la UD Melilla pescó en aguas emeritenses un triunfo trabajado que le aleja momentáneamente de la zona comprometida de la tabla.
Cascón abrió la lata, con dos goles en su cuenta particular y Nacho Aznar sentenció el duelo al borde del intermedio ante un once que no bajó la guardia jamás pero que ya había tirado todo al garete nada más despertar.
Pecholatas y azulinos saltaban a la alfombra, algo maltrecha, la verdad sea reflejada, con dos noticias en sus pizarras tácticas. En las filas locales, la presencia de Pablo Gil en el lateral diestro por la lesión de Moscardó y en el cuadro de Granero la ausencia significativa de Sufian en el timón de operaciones de la medular. Como un auténtico torbellino despertó el Mérida, al menos en cuanto a ganas se refiere y firmaba Morgado el primer rejón con un testarazo al cielo (minuto 2). Sin dar opción al resuello, sesenta segundos después, entraba Joaqui hasta la cocina pero allí emergía Nando para alejar fantasmas. Y designios del fútbol. Sin noticias norteafricanas más allá de la medular, en la primera que tuvo la tropa de Granero, se llevó el agua a su molino. Chupe recogía el esférico en la frontera de la divisoria y firmaba un pase entre líneas que llegó a Diego Cascón quien iba a conseguir de tiro cruzado el primero de la matinal (min. 6).
Un mazazo a las primeras de cambio que hizo quitarse las legañas a los de Antonio Gómez. César Morgado peinaba al firmamento poco después y el Melilla, serio atrás y sin escisiones dignas de lamentar, tenía maniatado a un cuadro que tuvo más bola, cierto, pero que adolecía de ideas claras al llegar a las inmediaciones del área azulina. Algún símbolo en forma de remate, como un cándido remate de Conde que apenas calentó las manoplas de Dani Barrio (min. 24) y se acabó.
La tropa norteafricana tomaba el relevo en el campo y empezó a disponer de las mejores ocasiones. El primero en avisar fue Pepe en una falta lateral que no capturó por poco Aznar (min. 26). Respondía el local Conde en un testarazo al firmamento tras servicio de Joaqui a la media hora y en la siguiente no hizo falta ni trenzar jugada de ataque alguna. Pepe colocaba la bola desde la divisoria en el área chica y con un giro letal Cascón agujereaba la red de Raúl. Era el 0-2 que dejaba el choque prácticamente sentenciado con un mundo por jugar. Reza un refrán que “ las prisas no son buenas consejeras ” y fue lo que sucedió a seis del entreacto. Moreno sacaba de su arco, le robaba la cartera David Álvarez en la frontera del área grande y a trancas y barrancas besando la herbácea metía los tacos Aznar para sentenciar el duelo. Ambas escuadras se retiraban a las duchas con todo decidido.
El míster local, visto el negro horizonte que se atisbaba y así resultaría, dejaba en sus aposentos al lateral - desdibujado ayer - Pablo Gil y a Javi Chino. En un todo o nada, o al menos buscando el genio y figura que le etiqueta, sacaba al mago Troiteiro y hacía lo propio con el senegalés Diop. Arrancó algo más enchufado el cuadro emeritense tras el paso por la caseta. Aitor servía un centro lleno de intenciones desde la banda diestra pero la zaga azulina rebanaba el peligro (min. 48). Volvía a sacudir el manzano Aitor pero Pepe detuvo su intento. El once norteafricano vivía de sus rentas pero cada vez que traspasaba la divisoria y se acercaba cerca de los confines rivales, al Mérida le temblaban todos los cimientos. Cascón se plantó solo en el vértice del área, abría los ojos a su izquierda y el zambombazo de Chupe casi tapaba la boca y ánimos de un Mérida que buscó en vano un gol que les hiciera creer en un hipotético milagro que jamás se vislumbró. Corría el minuto 61 y el choque se espesó cada vez más. Los 22 protagonistas se movieron por el césped como fichas de ajedrez y buscando más el error ajeno que la genialidad propia.
Como era preceptivo y dado el rotundo 0-3 en el luminoso, Granero hizo sus relevos y dio vida a Sergio Díaz, Cubillas y Manolo. Los últimos minutos trajeron consigo una oleada blanquinegra que pronto se tradujo en felicidad. Zamora buscó pero no halló la escuadra azulina, pero no paladeó más que un saque de esquina que Diop remató desviadísimo en el 82. El tanto de la honra local llegó tras una jugada personal de Pedro Conde que atravesó la línea de tres cuartos y prácticamente desde la frontal desplegó un potente disparo que se colaba raso ante un impávido Dani Barrio. Y poco más hasta que se dio el pitido final en un partido con el guión escrito al borde del entreacto y que premia a los de Granero en su lucha por salir de la zona caliente de la tabla ya que después de muchas jornadas en la zona de descenso salieron de ellas tras la disputa de esta jornada de competición en el grupo IV de la Segunda División.
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