Castellón: Gonzalo; Douglas (Punzano, min. 87), Chirino, Alberto, Vertrouwd, Raúl Sánchez (Kastaneer, min. 87); Moyita (Manu Sánchez, min. 87), Gil, Villahermosa; Medunjanin (Calavera, min.73) y De Miguel (Iosifov, min. 24).
Melilla: Salcedo; Loren, Moi, Caro, Koffi (Alassan, min. 79); Juanjo (Kavtaradze, min. 54), David Suárez (José Antonio, min. 64), Yuste, Víctor Morillo (Macías, min. 79); Selasi y Siddiki.
Árbitro: Gòdia Solé (Comité catalán). Enseñó la tarjeta amarilla a los jugadores locales Douglas y Punzano; y a los visitantes Moi y Siddiki.
Gol: 1-0 Gil (min. 58).
Campo: Castalia. 12.000 espectadores.
Paso atrás de un competitivo Melilla que, tras perder por 1-0 en el campo del líder, ve mucho más cercana su caída matemática hacia la Segunda Federación. Un gol de Gil en el inicio de la segunda parte fue suficiente para que el Castellón, que falló un penalti al final y no se vio capaz de generar ocasiones con continuidad gracias a la seriedad defensiva de los pupilos de Víctor Basadre, superara a un cuadro azulino al que mantuvo bajo control en todo momento.
El conjunto melillense se las apañó en el comienzo del partido para, con un doble pivote de marcado carácter defensivo debido a la novedad en el once titular de Yuste y un doble lateral en el costado derecho, maniatar a un líder que llegaba embalado tras encadenar cinco victorias consecutivas.
A pesar de que los pupilos de Víctor Basadre lograron minimizar los espacios ofensivos del rival, el equipo castellonense pudo hallar un resquicio en la zaga. Desde ese sector, Villahermosa puso un centro tocado que encontró el cabezazo forzado de Raúl Sánchez. Esa incomodidad en el remate del atacante del equipo albinegro, que se encontró muy encima el esférico, facilitó que Salcedo no tuviera que emplearse a fondo.
Sí que tuvo Salcedo que intervenir en la siguiente acción ofensiva clara del Castellón para evitar el 1-0. David Suárez perdió el balón en terreno propio y, sin querer, activó la rápida transición ofensiva del cuadro local. De Miguel, segundo máximo artillero de toda la categoría, conectó un disparo centrado que el portero albacetense logró blocar con acierto. Cabe destacar que en la jugada De Miguel se lastimó y tuvo que ser sustituido en el ecuador de la primera parte.
Los pupilos de Víctor Basadre sobrevivieron sin excesivo sufrimiento en las labores defensivas, pero a su vez mostraron muy poca vida en ataque. Siddiki, única referencia ofensiva, se las tuvo que ingeniar desde su habilidad técnica para ser autosuficiente en los escasos contragolpes hilados por el Melilla. De la nada, el atacante marroquí dibujó una jugada individual que finalizó con un potente zurdazo que se marchó rozando el larguero y que supuso un aviso a un Castellón que, a partir de esa ocasión, jugó con mucha más cautela pese a la clara diferencia en la clasificación entre un contendiente y el otro.
Consciente de estar ante su última oportunidad de aferrarse a la categoría y demorar las penas del descenso, Víctor Basadre dio entrada al terreno de juego en el prólogo del segundo acto a Kavtaradze. Sin embargo, cuatro minutos después el Melilla recibió un auténtico mazazo en forma de gol en contra. Caro no estuvo del todo contundente para despejar un centro desde el costado izquierdo y dejó el balón sin dueño en la frontal del área para que Gil, llegando desde atrás y lanzando un derechazo con el interior de su bota, mandase el esférico a las redes de la portería de un Salcedo cuya estirada hacia el palo izquierdo fue infructífera.
En la recta final del partido, el Melilla volcó tanto sus ataques estáticos como las transiciones ofensivas hacia la banda izquierda, intentando aferrarse desesperadamente a la calidad técnica de la zurda de Víctor Morillo. Fue en uno de los últimos contragolpes cuando el extremo sevillano buscó con un centro medido el remate de Kavtaradze a la altura del pico derecho del área pequeña, pero el delantero georgiano, pese a su apresurada estirada, llegó un segundo más tarde que el guardameta del cuadro orellut.
La derrota del equipo melillense pudo haber sido más amplia en el epílogo del encuentro si Douglas hubiera acertado en el penalti cometido por Moi sobre Iosifov. Tanto el central sevillano como Salcedo no se entendieron a la hora de despejar un balón dividido dentro del área, pero al final el portero albacetense se resarció de la mejor manera posible al parar la pena máxima con una gran estirada.