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El Juan Sebastián de Elcano trae a Melilla la historia viva de la Armada

Los melillenses podrán conocer este fin de semana el buque y a su tripulación l Actualmente hay 258 personas a bordo de este barco, que termina en nuestra ciudad su travesía por el Mediterráneo.

El buque escuela Juan Sebastián de Elcano atracó ayer en el puerto de Melilla donde pasará este fin de semana, antes de concluir su travesía por el Mediterráneo en San Fernando (Cádiz) el próximo 22 de febrero. Con 258 tripulantes, gran parte de ellos aspirantes a Cabo y Cabo 1º, que reciben parte de su formación a bordo, este barco ofrece a los melillenses una gran oportunidad de conocer parte de la historia naval de nuestro país.
El capitán de navío Enrique Torres explicó en declaraciones a los medios de comunicación cómo se desarrolla una travesía en este barco con más de 80 años en la mar. Torres aseguró que los tripulantes adquieren durante los meses que permanecen navegando importantes habilidades sociales. El capitán precisó que la convivencia de tantas personas en un espacio tan reducido es a veces complicada y recalcó que es imprescindible el orden, pero también la buena actitud de los tripulantes.
La rutina en este baco empieza al amanecer. A las 6:45 horas suena el despertador para la tripulación que acude a tomar el desayuno a las salas comunes. A las 7:30 horas los jóvenes que se están formando acuden a clase, mientras que el resto de las personas que están a bordo se encarga de mantener en perfecto estado el buque. El deporte en cubierta y las nociones clásicas sobre navegación complementan la formación de los futuros cabos de la Marina. Las tardes continúan con las clases y también tienen que buscar hueco para estudiar y conseguir pasar sus exámenes. Este año, por primera vez, los cabos que se forman en el Juan Sebastián de Elcano saldrán con la titulación de ingeniero industrial bajo el brazo, una iniciativa que según el capitán de navío sirve para animar a más jóvenes a acercarse a la Marina y para mejorar la preparación de los futuros cabos.
Pasadas las diez de la noche, los tripulantes tienen permiso para ir a dormir hasta la mañana siguiente. Los meses en la mar se hacen largos para algunos, aunque uno de los cabos que se forma en este navío reconoció que la posibilidad que tienen ahora de hablar con sus familias por teléfono en cualquier momento hace más llevaderas las largas temporadas navegando.
El presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, y el comandante general de Melilla, Álvaro de la Peña, aprovecharon la escala del buque Juan Sebastián Elcano en Melilla para conocer el buque y a sus tripulantes ayer.
Las autoridades no fueron las únicas personas que pasaron por el barco. Decenas de escolares aprovecharon para conocer el buque. Precisamente conseguir que los futuros cabos se acerquen a la sociedad y sepan mostrarles cuáles son sus funciones también es parte de su formación. Los pequeños que sólo con subir al buque notaron el balanceo, a pesar de estar anclado, querían saber cómo era posible concentrase para estudiar o recibir una clase. “A veces el profesor tiene que sujetarse para no caer, porque el balanceo lo lleva de un lado a otro del buque. A pesar de eso siempre hay que seguir con las clases”, respondía uno de los miembros de la tripulación.
Por su parte, el capitán de navío animó a todos los melillenses a acercarse a visitar el buque esta semana. “Se trata de un barco único. Si sumáramos todas las travesías que ha hecho, podríamos decir que ha estado navegando 35 años de forma continua. Ha dado diez vueltas al mundo. Visitarlo es una experiencia única”, aseguró.
El buque escuela Elcano del que siguen saliendo cada año los nuevos oficiales de la Armada, los Guardias Marina, conserva intacto el aspecto de un velero, que incluso para aquellos que poco o nada saben de la mar, resulta espectacular y bonito, sin más. A esa belleza en las formas, hay que sumarle la historia que lleva consigo. El hecho de que haya cruzado el Atlántico norte únicamente a vela en cinco ocasiones o su paso por el estrecho de Magallanes doce veces, rememorando la hazaña del marino portugués. En sus 85 años de vida, sólo ha dejado de navegar entre 1937 y 1939 por la Guerra Civil y en los años 1957 y 1978 a causa de trabajos de mejora. Los melillenses tienen esta semana la oportunidad de recorrer la cubierta de este barco que el próximo 1 de marzo comenzará su segunda travesía del año, esta vez por América, pasando antes por Santa Cruz de Tenerife, Cabo Verde y desde allí hasta  Colombia, República Dominicana, Estados Unidos, Irlanda, Alemania y Noruega.

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