El ciclo de conferencias ‘Palabra de Jazz’ acabó ayer con la charla de Pedro J. Bueno titulada ‘Chez Manouche’, y que versaba sobre el estilo jazzístico nacido en Francia en el periodo de entreguerras del siglo XX.
El autor de la conferencia atendió a El Faro para explicarnos a grandes rasgos la historia de este subgénero musical.
El manouche (gitano en francés, aunque comprende otra serie de acepciones como nómada, libre o viajero) es uno de los pocos adjetivos asociados al jazz, ya que se considera un estilo jazzístico muy peculiar y con sello propio.
Esta manera de concebir el jazz nació casi por accidente, cuando un chico mutilado de tan sólo dos dedos, quizá uno de los soldados americanos que trajeron el jazz de los Estados Unidos, inventó por casualidad una manera de tocar la guitarra.
Django Reinhardt, pionero
El conferenciante señaló que la más grande figura que ha existido y seguramente existirá dentro del jazz manouche es la de Django Reinhardt, un prodigio de la música que en 1934 creó el Hot Club de París junto a Stéphane Grapelli, otro de los gigantes de la música del siglo XX.
Durante la charla, aparte de explicar los orígenes del “jazz gitano”, se mostraron algunos de los mejores representantes contemporáneos del género, como lo son el francés Biréli Lagrène o el trío holandés Rosenberg.
Se quiso hacer un especial homenaje, según Bueno, al país vecino. El especialista invitado mencionó un antiguo dicho que habla de París, que ha sido recientemente sacudida por sucesos violentos y que siempre ha sido cuna de artistas. “A París, cuanta más luz le quites, más brillará”
Se completó el con la proyección de una canción de ZAZ. En su traducción al español, se habla de cómo se repone una y otra vez París ante catástrofes, algo que se ha podido observar ultimamente.