Los melillenses nos congratulamos siempre de ser una sociedad abierta y plural en la que todas las culturas tienen cabida dentro del respeto mutuo y la convivencia pacífica. Siempre vendemos nuestra riqueza cultural como el principal patrimonio de la ciudad y cierto es que se trata del principal activo que Melilla puede aportar al resto del mundo.
Y fruto de ese mestizaje, de ese pueblo diverso pero a la vez unido, surge una gran idea: el Iwa Fest, el festival donde se entremezclan las culturas mediterráneas que nos dan nuestra seña de identidad y que sitúa en el escenario a los más grandes exponentes de la música propia de cada una de esas culturas.
Se trata de toda una semana de exhibición de la creatividad de los mejores representantes del universo mediterráneo a través de manifestaciones artísticas como el cine, si bien es cierto que la música y los autores más reconocidos son los que se llevan el gato al agua en esta modalidad de festival multicultural.
El Iwa Fest es la ventana al mundo de nuestra gran riqueza cultural y así ha de interpretarse. Puede convertirse, sin lugar a dudas, en un reclamo importante de cara a la llegada de visitantes, que encontrarían en el festival una muestra vanguardista de nuestra realidad. Nos consta incluso que ha habido personas que han tratado de venir para acudir a los conciertos pero la falta de promoción fue imposible de superar.
Por eso hay que dar un tirón de orejas al Gobierno melillense, que debe promocionar muchísimo más este tipo de actividades en el exterior. Tendría que hacerlo con tiempo más que suficiente para que los interesados puedan viajar a la ciudad y la realidad es que se anunció cuando las proyecciones de cine ya se habían iniciado, desaprovechándose una oportunidad de oro para trasladar nuestra fusión de culturas fuera de las fronteras melillenses.
Este festival, que ha cumplido su segunda edición, está llamado a ser una gran apuesta de futuro y el Ejecutivo local ha de ser consciente de su importancia y del atractivo que supone para un buen número de personas, que seguramente estarían dispuestas a pasar aquí el fin de semana si se le ofrece un producto de tanta calidad.
La consejera de Cultura, Fadela Mohatar, seguro que llevará al Iwa Fest al lugar que le corresponde porque es una persona con visión de futuro. Tal vez ha habido falta de tiempo con la premura de la formación de Gobierno en la organización y, sobre todo, promoción del evento. Haría bien, sin embargo, en empezar a pensar en la edición de 2024 y mover todos los hilos para que la celebración del festival se conozca no solo en la península, sino a nivel europeo, al tiempo que se pongan en marcha ideas y proyectos para vender paquetes turísticos con el Iwa Fest como reclamo.
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