El Gobierno local no ve motivo de celebración por el aniversario del Estatuto de Autonomía

A dos días de conmemorar el 30 aniversario del Estatuto de Autonomía de Melilla, el Gobierno de la ciudad ha dejado claro que no considera que este sea un motivo de celebración. El vicepresidente primero de la Ciudad Autónoma, Miguel Marín, ha declarado que Melilla lleva años "padeciendo" un Estatuto que, en su opinión, se ha quedado rezagado respecto al resto de los estatutos autonómicos, y no satisface las necesidades actuales de la ciudad.

El Estatuto de Autonomía de Melilla, que se aprobó en 1995, coincide en fecha con el de Ceuta, pero según Marín, ha quedado obsoleto en términos de funcionalidad y aplicación para la ciudad. "Este Estatuto no da respuesta a las necesidades de la ciudad ni de su población", afirmó el vicepresidente, quien aseguró que no hay motivo alguno para celebrar el aniversario del marco legal. "Si el Estatuto se ha quedado obsoleto, ¿qué vamos a celebrar? No tenemos nada que celebrar", recalcó.

El vicepresidente Melillense destacó que el Estatuto actual ya no refleja las exigencias del momento ni las aspiraciones de la ciudad, especialmente en un contexto social, económico y político que ha evolucionado significativamente desde su aprobación. "Las necesidades de Melilla han cambiado, y el Estatuto de Autonomía tiene que estar a la altura de esos cambios", subrayó Marín. El dirigente expresó que la falta de reformas y la escasa adaptación del Estatuto han dejado a la ciudad en una posición de desventaja respecto a otras comunidades autónomas en cuanto a la asignación de competencias y la capacidad para gestionar ciertos aspectos clave de la vida ciudadana.

En este contexto, el Gobierno de Melilla ha subrayado la importancia de iniciar un proceso de reforma del Estatuto, para adaptarlo a las realidades y exigencias del momento. Marín ha enfatizado la necesidad de un consenso político amplio dentro de la Asamblea de Melilla, con la participación de todos los grupos políticos, para presentar una propuesta de reforma que sea respaldada por la mayoría, o incluso la totalidad, de los representantes de la ciudad. "Es fundamental que esta reforma sea producto del consenso, no solo para que tenga una base sólida, sino también para que sea un reflejo de lo que realmente necesitan los melillenses", afirmó.

Según Marín, la reforma del Estatuto es una tarea pendiente, y el Gobierno de Melilla aún está trabajando en la elaboración del borrador definitivo para iniciar el debate. Sin embargo, el proceso de reforma no cuenta con el apoyo unánime de todos los partidos. Mientras que los grupos localistas, como Coalición por Melilla (CPM) y Somos Melilla, han expresado su apoyo a una reforma “de máximos” que implique un aumento considerable de las competencias de la ciudad, partidos como el PSOE y Vox se han mostrado contrarios a ese enfoque. La oposición de estos grupos plantea una posible dificultad en el camino hacia una modificación del Estatuto que refleje las demandas de la ciudad y su población.

Marín ha instado a los diferentes actores políticos a dejar de lado las diferencias y a trabajar por una reforma que no solo contemple los intereses de la clase política, sino que también responda a las necesidades de los melillenses. "Es fundamental que busquemos un consenso que permita llevar a cabo una reforma estatutaria de acuerdo con las necesidades actuales de la ciudad, y que sea vista como un paso adelante por todos", aseguró.

Uno de los puntos más criticados del Estatuto actual ha sido su falta de actualización respecto a las competencias que tienen otras comunidades autónomas, lo que limita las posibilidades de Melilla para gestionar ciertos recursos de manera más eficiente. Por ejemplo, el control y la mejora de sectores clave como la sanidad, la educación y la seguridad podrían beneficiarse de un marco legal que permita a la ciudad tener mayor autonomía en la toma de decisiones.

El Estatuto de Autonomía de Melilla, que en su momento fue una pieza clave para el desarrollo y la organización política de la ciudad, ahora es percibido como un marco jurídico desfasado. Con el paso del tiempo, la ciudad ha evolucionado en muchos aspectos, desde el ámbito social y económico hasta el político, lo que hace que el marco legal necesite una actualización para seguir el ritmo de estos cambios.

La reforma del Estatuto podría ser crucial para el futuro político y administrativo de Melilla, ya que, de llevarse a cabo, permitiría a la ciudad autónoma tener más competencias en áreas clave. La reforma también podría ayudar a mejorar la gestión pública y a fomentar un desarrollo más equilibrado entre la ciudad y el resto de las comunidades autónomas. Sin embargo, el proceso requiere de un amplio consenso entre los grupos políticos de la Asamblea y la colaboración de los partidos nacionales, que también tienen que dar su visto bueno a cualquier reforma significativa.

A pesar de los obstáculos, el debate sobre la reforma del Estatuto está lejos de haber terminado. El futuro de Melilla, tanto en términos políticos como sociales, podría estar marcado por una revisión de su marco legal que permita a la ciudad adaptarse mejor a los desafíos del presente y del futuro. Mientras tanto, el 30 aniversario del Estatuto de Autonomía de Melilla sigue siendo un recordatorio de que aún queda mucho por hacer en términos de reformas políticas y administrativas para que la ciudad pueda avanzar hacia un futuro más próspero.