Melilla tiene un problema con las gaviotas, tal y como reconoció la Consejería de Medio Ambiente en el mes de julio, ya que la población de estas aves ha crecido de manera exponencial los últimos años y, lo que es más grave, ha comenzado a anidar en masa tierra adentro, con las consiguientes molestias y el peligro que ello conlleva, pues además de deteriorar los edificios en los que se detecta la presencia de este animal, también se hace necesario despejar los espacios cercanos al aeropuerto para evitar accidentes.
Durante todo el verano, la Ciudad Autónoma ha buscado una solución a este problema, la cual pasa a priori por incrementar el control sobre la población de gaviotas que hay en Melilla causándole el menor perjuicio posible a esta especie. Pese a que la idea definitiva no ha llegado aún, el viceconsejero de Medio Ambiente, Guillermo Merino, declaró a 'El Faro' que en las próximas semanas se pondrá una solución sobre la mesa.
Aunque de momento no hay nada definitivo, el viceconsejero señaló que está tomando fuerza la posibilidad de esterilizar los huevos de las gaviotas, una práctica utilizada en otros puntos de la península y que facilitaría el control de la población de estas aves. Según explicó Merino, mediante esta práctica, las crías no nacen, pero la gaviota no interrumpe la incubación del huevo, pasando así el periodo de puesta de sin que llegue una nueva generación.
“Si se le arrebata el huevo, la hembra pone otro enseguida”, precisó Merino, “pero con esta idea, continúa la incubación aunque el nacimiento no vaya a tener lugar”. En cuanto al uso de aves rapaces para ahuyentarlas, señaló que es una solución temporal para zonas cercanas al aeropuerto, pero no definitiva. Sin embargo, por el momento no se ha confirmado si este método será el que se utilice finalmente.
“La gaviota no tienes depredadores, si detecta a un halcón huye, pero éste poco puede hacer para cazarlas. Es un método que no sirve para controlar a la población, sino para mantenerla alejada de una área determinada”, afirmó.
Muy grave es la presencia de estas aves en los Pinares de Rostrogordo o en los aledaños del aeropuerto. Para evitar que se produzcan accidentes durante el despegue y el aterrizaje de los aviones la Ciudad Autónoma está utilizando rapaces para ahuyentar a las gaviotas, aunque cuando los halcones se van, vuelven a sus nidos.
De igual modo, por parte de la Consejería de Medio Ambiente, también se está consultando al Seprona para alcanzar una solución. Todo con el objetivo de ejercer un mayor control sobre el número de especímenes que hay en Melilla y las zonas donde anidan antes de que la cifra de ejemplares se vuelva incontrolable.
No obstante, aún no hay nada en firme, aunque hay un proyecto encargado para determinar cuál es la mejor manera de paliar la situación, el cual saldrá a la luz “en las próximas semanas” Además, desde la Consejería ya se han puesto en contacto con diversas asociaciones ecologistas locales para estudiar el problema y encontrar el modo adecuado de devolver a estas aves a su hábitat natural, que es la costa.
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