El Gobierno melillense dio cuenta ayer de sus acciones en materia económica ante empresarios y comerciantes en una reunión que contó con la presencia del presidente, Juan José Imbroda, además del consejero del ramo, Miguel Marín, la presidenta de Promesa, Esther Donoso, el presidente de la Autoridad Portuaria, Manuel Ángel Quevedo, y el coordinador del Observatorio Económico de Melilla, Salomón Serfaty. Fue un encuentro calificado como fructífero por parte de Marín, quien dejó claro que se trataba únicamente de poner sobre la mesa los pasos que se van dando en el desarrollo de los tres ejes sobre los que se pretende construir el nuevo modelo productivo de la ciudad: la universidad, el turismo y la innovación tecnológica.
Los empresarios y comerciantes, que vienen soportando la importante crisis económica que sufre Melilla desde el cierre de la frontera, tuvieron ocasión de escuchar las medidas que se han puesto en práctica y cuáles son los primeros resultados que se van cosechando. Y también se les adelantó que el Gobierno no tiene la intención de apostar todo a la carta de la aduana comercial, sino que solo sería un elemento más dentro de una política mucho más ambiciosa, que se centra en la independencia económica de la ciudad respecto de las veleidades marroquíes.
Sin embargo, el Ejecutivo local no renuncia a seguir demandando al Gobierno en Madrid que se implante de una vez el régimen de viajeros, existente en todas las aduanas del mundo y al que Marruecos se niega rotundamente. Marín insistió en que sea la Unión Europea la que obligue a los marroquíes a establecer esas reglas, dada la "debilidad" que presenta el equipo de Pedro Sánchez ante el vecino país.
Este tipo de encuentros entre los responsables económicos del Gobierno de Melilla con los empresarios y comerciantes es más que necesario. Unos y otros necesitan entenderse, resolver dudas, plantear iniciativas, dar explicaciones y mantener una relación fluida que permita caminar en buena dirección para la recuperación de la ciudad y establecer un horizonte de esperanza que dé confianza a los melillenses y, sobre todo también, a los posibles inversores.
Por eso es importante que los sectores productivos y el Gobierno remen en la misma dirección, que todos aporten su granito de arena a la hora de ser proactivos y plantear ideas novedosas que redunden en los planes económicos que existen actualmente. Es de cajón que Melilla tiene que darse a conocer fuera de nuestras fronteras, que debe estar en cuantos eventos le permitan difundir su realidad, sus bondades fiscales, sus posibilidades turísticas y una infraestructura de primera división para quienes trabajan enganchados a internet.
La ciudad debe abrirse al exterior y enseñar que tiene futuro, un capital humano importante y responsables públicos que se ocupan de atraer talento y excelencia, como es el caso del diputado delegado de universidades, Jesús Romero, y su propuesta de convenio con la Universidad de Málaga para que sus alumnos puedan realizar su formación y prácticas en Melilla. Con acuerdos así ganan los jóvenes y, sobre todo, una localidad que reclama su derecho a sobrevivir con autonomía económica.
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