Cada frase del informe ‘España mirando al sur’ elaborado por el Real Instituto Elcano retumba en Melilla y Ceuta como un mazazo.
El estudio, hecho público en presencia del ministro de Defensa, Pedro Morenés, habla de la difícil sostenibilidad de ambas ciudades por motivos demográficos, políticos y económicos. Advierte, por ejemplo, de que mientras centramos nuestra preocupación en la presión migratoria, el problema “de mayor gravedad e impacto estructural” está relacionado con la evolución que va a registrar la población en nuestra ciudad. Señala que el incremento demográfico no está justificado por el crecimiento económico y, por lo tanto,va a traer acarreado una degradación de las condiciones de vida. Y al mismo tiempo alerta de que puede ser peor el remedio que la enfermedad, ya que las políticas sociales destinadas a reducir esa brecha pueden tener un ‘efecto llamada’ que haga las diferencias sociales cada vez mayores.
También augura una progresiva ‘mulsulmanización’ de la población, un hecho que es visto con preocupación por los autores del informe, pero que desde la perspectiva de los melillenses requeriría hacer muchas matizaciones sobre su presunta gravedad.
También requeriría alguna aclaración esa supuesta ‘marroquinización’ señalada en el estudio, un sentimiento que hoy no existe en Melilla. Actualmente es imposible señalar un grupo que desde la sombra o abiertamente apueste en nuestra ciudad por la integración de Melilla en Marruecos. Da la sensación de que hay una cierta confusión en los autores del informe al manejar los términos ‘musulmán’ y ‘marroquí’ y, por lo tanto, llegan a sus conclusiones que son realmente sorprendentes a los ojos de los melillenses al usar ambas palabras casi como sinónimas.
En cualquier caso, al margen de puntualizaciones sobre aspectos concretos del estudio, la conclusión que es posible extraer contemplando en conjunto todos sus apartados es que el futuro de Melilla está vinculado en gran medida al de Marruecos. El desarrollo de nuestros vecinos, además de favorecer el nuestro propio, serviría para reducir la presión que soporta actualmente Melilla. Compartimos el interés por el progreso como una misma solución a los problemas de cada uno.
Por otra parte, una de las advertencias más contundentes del informe es la referida a la población musulmana de nuestra ciudad. Señala, como todos sabemos, que los musulmanes conforman la comunidad que sufre las mayores dificultades económicas y la que cuenta con menos oportunidades de progreso. Dejar a estos melillenses de lado, además de injusto, puede traer graves consecuencias sociales. Para ello, para que estas personas tengan futuro y también lo tenga nuestra ciudad, es preciso encontrar una senda por la que encaminar nuestra prosperidad económica. Un progreso real y una cada vez menor dependencia de las arcas del Estado son los únicos remedios eficaces contra la mayoría de los problemas que hoy presenta Melilla.
Otras preocupaciones que aparecen en el informe del Instituto Elcano, como el cada vez mayor peso de la población musulmana en nuestras instituciones políticas, no deberían representar ningún problema siempre que por encima de los sentimientos religiosos esté el espíritu democrático. Hoy ocurre así.
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