La investigación sobre el túnel descubierto en Ceuta que conecta con Marruecos sigue avanzando, mientras las autoridades han confirmado que el propietario de la nave industrial donde se halló la infraestructura se encuentra en paradero desconocido. Las pesquisas apuntan a que el túnel pudo haber sido utilizado para el tráfico de drogas y habría estado operando durante al menos dos años.
El hallazgo de este túnel clandestino, ubicado en una antigua marmolería cerrada desde hace más de dos años, ha puesto en alerta a las fuerzas de seguridad, que intensifican sus esfuerzos por esclarecer el caso. La Guardia Civil ha reforzado las inspecciones en la zona y ha solicitado la colaboración de Marruecos para determinar el alcance de la infraestructura en territorio marroquí.
El túnel, descubierto el pasado 19 de febrero, se encuentra a escasos metros de la frontera y cuenta con una profundidad de 12 metros y una longitud mínima de 50 metros. Su estructura sugiere que se trata de un paso subterráneo bien planificado, posiblemente construido con herramientas especializadas para evitar su detección por parte de las autoridades.
Durante la inspección más reciente, realizada este martes, agentes especializados en reconocimiento de subsuelo volvieron a acceder a la infraestructura y encontraron acumulación de agua en su interior, lo que obligó a solicitar la intervención de los bomberos para achicar el líquido y continuar con la investigación.
Las primeras hipótesis indican que el túnel pudo haber sido utilizado para el tráfico de sustancias estupefacientes, dada su ubicación estratégica y las características de su construcción. Se investiga si estuvo en funcionamiento desde hace al menos dos años, tiempo en el que la nave donde se ubica ha permanecido cerrada sin actividad aparente.
El hallazgo del túnel forma parte de la tercera fase de la llamada ‘Operación Hades’, una investigación que se lleva a cabo bajo la dirección de la Audiencia Nacional. Esta operación fue iniciada tras una querella presentada por la Fiscalía Anticorrupción, y tiene como objetivo desmantelar redes delictivas que operan en la zona utilizando métodos sofisticados para el tráfico ilegal de mercancías y sustancias prohibidas.
Las autoridades han precintado la nave y han desplegado equipos forenses para analizar los materiales utilizados en la construcción del túnel, así como para buscar pruebas que permitan identificar a los responsables. Se ha solicitado la colaboración de Marruecos para obtener información sobre la posible salida del túnel en el lado marroquí, aunque hasta el momento no ha habido una respuesta oficial por parte de las autoridades del país vecino.
Uno de los aspectos que más intriga a los investigadores es la desaparición del propietario de la nave. Según fuentes de la investigación, se desconoce su paradero y no ha respondido a los intentos de contacto por parte de las autoridades. La identidad del dueño se mantiene en reserva, pero se sospecha que podría estar vinculado con las actividades ilícitas que se desarrollaban en la infraestructura.
Las fuerzas de seguridad han iniciado su búsqueda y analizan su historial de actividades comerciales para determinar si ha estado involucrado en otros hechos delictivos. No se descarta que el propietario haya salido de España para evitar ser localizado o que esté oculto en la misma ciudad.
El descubrimiento del túnel en Ceuta ha despertado preocupación en Melilla, donde recientemente se ha alertado de la posible existencia de al menos tres túneles similares. De acuerdo con fuentes locales, estas infraestructuras podrían estar siendo utilizadas para los mismos fines y representarían un desafío adicional para las fuerzas de seguridad.
El hallazgo de estos túneles subraya la sofisticación de las redes criminales que operan en la zona y la necesidad de reforzar los controles fronterizos para evitar que estas infraestructuras clandestinas sigan en funcionamiento.
La presencia de túneles subterráneos en la frontera entre España y Marruecos representa un problema creciente para las autoridades de ambos países. La dificultad para detectar estas infraestructuras y la posibilidad de que existan más pasos ilegales en la zona han llevado a las fuerzas de seguridad a intensificar sus inspecciones y mejorar sus métodos de detección.
El caso del túnel de Ceuta es un ejemplo de cómo las organizaciones criminales han sofisticado sus operaciones para evitar los controles fronterizos. La desaparición del propietario de la nave añade un elemento de misterio al caso y refuerza la hipótesis de que detrás de esta infraestructura hay una red bien organizada con recursos suficientes para llevar a cabo este tipo de construcciones.
Las investigaciones continúan y se espera que en los próximos días las autoridades puedan avanzar en la identificación de los responsables y en la posible localización de nuevas infraestructuras clandestinas en la zona.
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