Para muchas mujeres, la maternidad es un deseo profundo que, en algunos casos, se convierte en un camino largo y doloroso. Este es el caso de L.M.B., una mujer melillense que lleva tres años intentando quedarse embarazada sin éxito. Tras varios intentos naturales y múltiples tratamientos de fertilidad, su sueño de ser madre sigue sin cumplirse, enfrentándose a un proceso lleno de incertidumbre, altibajos emocionales y dificultades económicas.
Una lucha constante
El recorrido de L.M.B. comenzó con la ilusión de concebir de forma natural, pero tras más de un año sin éxito, decidió acudir a especialistas en fertilidad. Como ocurre en muchos casos, los médicos le recomendaron diferentes pruebas para descartar problemas médicos y, tras los primeros estudios, se enfrentó a un diagnóstico inesperado: baja reserva ovárica.
"Cuando me dijeron que tenía menos óvulos de lo normal para mi edad, sentí que el tiempo jugaba en mi contra. Fue un golpe duro, pero no quise rendirme y empecé con los tratamientos", relata la joven.
Los especialistas le recomendaron técnicas de reproducción asistida, como la estimulación ovárica y la inseminación artificial, que son algunos de los primeros pasos en los tratamientos de fertilidad. Sin embargo, después de varios intentos fallidos, tuvo que recurrir a la fecundación in vitro (FIV), un procedimiento más complejo y costoso.
"Cada tratamiento supone una montaña rusa de emociones. Pasas por la ilusión, la esperanza y, luego, cuando no funciona, llega la frustración y la tristeza. Es un proceso que afecta no solo físicamente sino también psicológicamente", explica.
El impacto social y emocional
El camino de la infertilidad no solo afecta al cuerpo, sino también la mente y las relaciones personales. Para muchas mujeres y parejas, la presión social y las preguntas constantes sobre la maternidad pueden ser difíciles de afrontar.
"Muchas veces la gente no entiende lo duro que es. Te preguntan cuándo vas a tener hijos sin saber todo lo que hay detrás. Sientes que tu cuerpo te está fallando y eso afecta a tu autoestima y a tu estado de ánimo", confiesa L.M.B..
A esto se le suma el estrés económico, ya que los tratamientos de fertilidad pueden alcanzar cifras muy elevadas, especialmente cuando hay que recurrir a clínicas privadas. Aunque en España la sanidad pública ofrece tratamientos de reproducción asistida, el acceso puede estar limitado por la edad o por largos períodos de espera, lo que obliga a muchas mujeres a buscar opciones en centros privados.
Fertilidad: un problema que afecta a muchas mujeres
El caso de L.M.B. no es único. Según datos de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), en España una de cada seis parejas tienen problemas para concebir. La infertilidad puede deberse a múltiples factores, como la edad, problemas hormonales, enfermedades ginecológicas (como la endometriosis o el síndrome de ovario poliquístico), problemas en la calidad del esperma o causas desconocidas.
Uno de los factores más determinantes es la edad materna. En las últimas décadas, la edad media de las mujeres que buscan para ser madres ha aumentado, lo que ha influido directamente en los problemas de fertilidad. A partir de los 35 años, la cantidad y la calidad de óvulos disminuye significativamente, lo que reduce las probabilidades de embarazo.
Opciones y avances en reproducción asistida
A pesar de los desafíos, los avances en medicina reproductiva han permitido que muchas mujeres logren su sueño de ser madres. Entre las técnicas más utilizadas están la inseminación artificial, que consiste en introducir el esperma directamente en el útero para aumentar las probabilidades de fecundación, la fecundación in vitro, en la que los óvulos se fecundan en un laboratorio y luego se implantan en el útero, la ovodonación, que es una opción cuando la reserva ovárica es baja y se recurre a los óvulos donados y la preservación de la fertilidad, una práctica cada vez más común en la que las mujeres congelan sus óvulos para intentar un embarazo en el futuro, aunque el acceso a estos tratamientos sigue siendo un reto para muchas debido a los costes y a las limitaciones de la sanidad pública.
Un camino sin rendirse
A pesar de los obstáculos, L.M.B. sigue luchando por su sueño. Aunque ha experimentado decepciones y momentos difíciles no pierde la esperanza de convertirse en madre.
"Es un proceso duro, pero también me ha enseñado a ser fuerte. A todas las mujeres que están pasando por lo mismo, les diría que no están solas. La infertilidad es un tema del que se habla poco, pero somos muchas las que estamos en esta lucha", concluye.
Para L.M.B. y otras muchas mujeres, el camino hacia la maternidad es una prueba de resistencia, paciencia y determinación. Su historia es un reflejo de la realidad de miles de personas que, a pesar de los obstáculos, siguen buscando cumplir su mayor deseo: ser madres.