El control a los periodistas en la frontera

OTRO FIN DE SEMANA MÁS, y siguen las colas en la frontera. Está visto que quien quiera pasar a Marruecos sin esperar demasiado tiempo debe hacerlo de lunes a viernes y a pie, preferentemente, porque el tiempo de espera en vehículo es bastante mayor.

Esta semana que acaba de concluir, además, tenía el peligro de que el viernes era festivo para los escolares, por lo que hubo gente que aprovechó ese día para salir a Marruecos, lo que aumentó el tránsito de coches en Beni Enzar.

Más allá de eso, cabe señalar la vigilancia especial que se realiza a los periodistas, tal como relatan algunos de los que han cruzado al otro lado recientemente.

Como sabrán todos aquéllos que hayan transitado por la frontera durante los últimos tiempos, el lado español de la frontera apenas presenta problemas y los atascos se forman más en el lado marroquí. Allí están preguntando la profesión de todo aquél que desea entrar en el país vecino.

Si la respuesta de la persona en cuestión es periodista, le esperan varios trámites que demorarán más su espera. Le aguardan varias preguntas del tipo “en qué empresa trabaja usted” o cuál es su propósito en Marruecos.

Cuidado, además, con la tentación de decir una profesión distinta, porque puede suceder que los agentes marroquíes, con su pasaporte en mano, introduzan su nombre y apellidos en Google para buscar información sobre usted y quizás, si miente, le denieguen la entrada.

El caso es que ya ha habido varios testimonios entre los periodistas de Melilla contando el interrogatorio al que han sido sometidos en la parte marroquí de la frontera y que influye, cómo no, en que se tarde más en el sellado del pasaporte. Se deduce de ello que los agentes se quieren cerciorar perfectamente de que el periodista en cuestión no planea realizar ningún artículo, reportaje o similar sobre nada que tenga que ver con algún aspecto que se pueda considerar negativo de Marruecos.

Al respecto, conviene recordar que la Declaración Universal de los Derechos Humanos deja claro, en su artículo 19, que todo el mundo tiene derecho a la libertad de expresión y opinión, lo que incluye no ser molestado por lo que pueda pensar. Además, y en relación a los periodistas, estipula que tienen derecho a investigar y recibir informaciones y opiniones, así como de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Se trata de un derecho fundamental no sólo de los periodistas –una de cuyas funciones principales es proporcionar información para que las sociedades sean más libres–, sino de todos los ciudadanos en general, quienes, gracias a los periodistas, pueden saber lo que sucede en su entorno y, en función de ello, tomar decisiones que pueden resultar trascendentales en ciertos ámbitos de su vida.

El derecho a la información está, a partir de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, recogido en la legislación de todos los países demócraticos. El hecho de que en Marruecos se pregunte por las razones del periodista para entrar al país –especialmente si uno va desde Melilla o Ceuta– deja entrever que al país vecino le queda aún mucha tela que cortar hasta converger en los estándares de lo que denominaríamos una sociedad democrática y avanzada.