Opinión

El comité hispano-marroquí se reúne solo dos veces desde abril

La declaración conjunta firmada por Pedro Sánchez y Mohamed VI el 7 de abril en Rabat recoge en su último punto (16) el compromiso de que el presidente español y el rey de Marruecos de designar un comité para poner en marcha, en el plazo de tres meses, todos los acuerdos incluidos en la hoja de ruta para el restablecimiento de las relaciones hispano-marroquíes.

Después de ese anuncio hubo reuniones conjuntas para decidir si se abría o no la frontera y para organizar la Operación Paso del Estrecho a través de Melilla y Ceuta, pero nadie concretó nunca si ese comité permanente se había creado o no.

Fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores han confirmado a El Faro que "el comité de seguimiento previsto en el punto 16 de la Declaración Conjunta de 7 de abril está formado por el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, su homólogo marroquí, Nasser Bourita,y sus equipos".

No me negarán que estamos ante un comité de altísimo nivel que, según la versión española, solo se ha reunido dos ocasiones, lo que explica el porqué de la lentitud con que avanza la normalización del tránsito de mercancías por la frontera de Melilla.

Desde Exteriores nos aseguran, además, que "en ese marco, ambos ministros se han reunido en dos ocasiones: el 21 de septiembre en Nueva York en los márgenes del debate general de la Asamblea General de Naciones Unidas y el 11 de noviembre en París en los márgenes del Foro para la Paz. Ambas sirvieron para hacer un repaso del avance en el desarrollo en la hoja de ruta establecida en la declaración conjunta de 7 de abril de 2022, y como preparación de la XII Reunión de Alto Nivel".

La versión marroquí dista de esta que nos da el Ministerio de Asuntos Exteriores. Ellos aseguran que, en efecto, el comité encargado de poner en marcha todos los acuerdos suscritos con España está creado formalmente y se ha reunido en cinco ocasiones. La primera de ellas para decidir la reapertura de la frontera, el pasado 17 de mayo.

El último de los encuentros tuvo lugar en octubre y la próxima cita está previsto que se celebre este mes de noviembre.

Lo dicho, tenemos dos versiones sobre el famoso comité de seguimiento de la Declaración Conjunta del 7 de abril que, atendiendo a la versión española, se ha reunido poco para la magnitud de la tarea que tienen por delante.

A bote pronto, se habló de abordar los temas de interés para ambos con espíritu de confianza y sin apelar a actos unilaterales y tenemos en danza el conflicto por el acoso a los barcos de recreo melillenses a los que se prohíbe faenar más allá de los 500 metros de aguas españolas.

Desde el otro lado de la frontera se quejan de la retirada de la nacionalidad española a 23 altos cargos de Nador que han apelado la resolución judicial al Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.

Ahora el antiespañol Said Chramti ha conseguido sacar adelante una iniciativa para que los melillenses no sean atendidos en los consulados de Algeciras y Almería porque considera que hacerlo es un reconocimiento implícito a Melilla. Él se propone que de ahora en adelante todos los temas de renovación de pasaportes tengan que hacerse en Nador.

Creo sinceramente que en Madrid no son conscientes de la agonía cotidiana que sufrimos en Melilla. No les dice nada que nuestro puerto sea el único del país que ha cerrado en números rojos en 2021 y tampoco les dice que nada que el paro haya registrado en octubre el mayor aumento mensual desde enero de 2021.

No les dice nada que seamos líderes en tasa de mortalidad de empresas durante el primer año de la pandemia. Es cierto que han pasado dos años desde entonces, pero también lo es que no se perciben mejorías a pie de calle.

A eso hay que sumarle el estrés que se vive en una ciudad que está en boca de todos en estos momentos por la tragedia del 24 de junio en el paso fronterizo de Barrio Chino.

En Bruselas piden una investigación independiente sobre lo ocurrido en Melilla y en el Congreso esquivan la apertura de una comisión de investigación que juzgue la actuación del ministro Fernando Grande-Marlaska, que, además, ha dicho esta semana que fue él quien dio la orden para proteger la frontera española ante el asalto violento del 24J.

Y a esto hay que sumar la tensión que se respira en el ambiente debido a las maniobras militares organizadas por Argelia y Rusia en las inmediaciones de Marruecos.

En septiembre un dragaminas ruso atracó en el puerto argelino de Jijel, bastante alejado de Melilla, para realizar ejercicios conjuntos con la Armada de Argelia. Ese mismo mes, tropas argelinas participaron en los ejercicios Vostok 2022 en Siberia.

En octubre, el Ministerio de Defensa argelino anunció la llegada al país de una flota de buques de guerra de la Armada rusa con la intención de realizar maniobras conjuntas en el Mediterráneo.

A inicios de la semana pasada, la aerolínea Air Nostrum informó de que se veía obligada a cancelar diez vuelos con origen o destino Melilla entre los días 8 y 10 de noviembre debido al cierre del espacio aéreo por unas maniobras militares que iban a realizarse en las inmediaciones de Melilla.

Esta semana nos enteramos de que Argelia y Rusia vuelven a organizar maniobras militares a 50 kilómetros de la frontera con Marruecos, en la localidad argelina de Bechar, ubicada a 488 kilómetros de Oujda.

Coincidiendo con el inicio de estas maniobras, el Departamento de Defensa de Estados Unidos dijo este viernes que tienen varios portaaviones, entre ellos el Gerald Ford, el más grande del mundo, participando en maniobras militares conjuntas en el Mediterráneo junto a portaaviones de Francia, Italia y Reino Unido.

Pese a que la vida transcurre con absoluta normalidad en Melilla, no deberíamos ser ajenos al avispero que revolotea sobre nuestras cabezas.

Africa es hoy por hoy un continente convulso. Marruecos es un dique de contención del terrorismo que mantiene en vilo la zona del Sahel y por tanto es comprensible que ante tanta preparación militar entre Argelia y Rusia el Rey Mohamed VI haya tendido la mano a Argel en el discurso por el 23 aniversario de la Fiesta del Trono y este 2 de noviembre haya invitado al presidente de Argelia a un diálogo directo en Marruecos.

Y nosotros estamos en medio, viendo cómo las decisiones se ralentizan y Melilla sobrevive esperando que se cumplan las promesas. Eso es lo único que no nos falta: las promesas.

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