"En estado crítico". Así califica el Colegio Médico la situación en la que queda la sanidad en Melilla durante 2023, un año en el que los facultativos se pusieron en huelga desde el marzo sin que haya habido desde entonces una respuesta por parte del Ingesa. Su reivindicación, una sanidad de calidad con recursos técnicos y humanos suficientes. Además, recuerda esta institución profesional que tampoco se inauguró el hospital universitario como estaba previsto y añade que se desconoce cuántos médicos serán necesarios para su puesta en marcha y de dónde vendrán.
En su balance del año a punto de finalizar, el Colegio que preside Justo Sancho-Miñano indica que el pasado 9 de marzo, los médicos de Ceuta y Melilla iniciaron la huelga sanitaria más larga de la historia de España. Los facultativos de ambas ciudades autónomas, desde Atención Especializada, 061, SUAP, hasta Atención Primaria, se movilizaron para reivindicar una atención de calidad con medios técnicos y humanos suficientes y, a día de hoy, no ha habido respuesta alguna por parte del Instituto de Gestión Sanitaria. En estos meses la situación que los llevó a la huelga ha empeorado, cada vez hay menos médicos para atender a los pacientes, y el silencio es absoluto por parte del Ministerio de Sanidad. Este
"2023, por lo tanto, ha dejado la sanidad melillense en estado crítico y los hechos están ahí para demostrarlo", añade.
La huelga comenzó el 9 de marzo y en esas mismas fechas se producía el cese de José Antonio Martínez Peña y María Elisa Perlado del Campo como director gerente del Área Sanitaria de Melilla y como directora médica del Hospital Comarcal, respectivamente. Así respondía el Instituto de Gestión Sanitaria (Ingesa) a la petición de soluciones. Tras el despido de ambos profesionales se movilizaban todos los jefes de servicio y responsables de Unidad del Hospital Comarcal. Manifestaban públicamente, en una carta dirigida a Ingesa, su “profunda preocupación al adentrarnos en un escenario de tremenda incertidumbre y sin un rumbo claro a seguir. No queremos pensar que el futuro nos depare recortes que comporten menoscabo de la calidad asistencial que se merecen nuestros usuarios. Apelamos a un derecho fundamental, la salud, y a los principios rectores de equidad y justicia”.
El sentir era general en el entorno sanitario, había que reconducir la situación por el bien general. En ese mes de marzo, desde esta institución, explicaron que “las movilizaciones, promovidas por el Sindicato Médico de Melilla, habían comenzado para defender las reivindicaciones de los galenos que compaginan la sanidad pública por la privada, pero el debate de fondo es mucho mayor". Así se ha podido comprobar tras las manifestaciones de otros sindicatos, de los jefes de Servicio, Sección y responsables de Unidad del Hospital Comarcal, de los propios pacientes e incluso de partidos políticos de muy diferente ideología.
"El sentir es común, la sanidad melillense debe mejorar para alcanzar los estándares que disfrutan en otros servicios sanitarios de nuestro país y que nuestra extrapeninsularidad no sea una penalización (…). Nuestros profesionales están saturados, desbordados en algunas especialidades e incluso sin cobertura en otras. Por ello se hace evidente, y en esto también hay consenso a la hora de reclamar desde diferentes foros, que hay que abordar mejoras profesionales que retengan y atraigan talento. Hay que rejuvenecer la plantilla actual y fortalecerla. Para ello también hay que procurar avances en equipamientos, en horarios, en baremaciones…”.
Con todo, seguía sin haber respuesta de la Administración. A finales de marzo este Colegio explicaba a la ciudadanía las causas de la movilización de los facultativos: exceso de guardias, especialidades bajo mínimos, especialistas MIR infravalorados… Son algunos de los problemas a los que Ingesa todavía no ha dado solución.
Nuestros médicos tienen la obligación de hacer muchas más guardias de lo que la ley permite. A esto se suma la posible denegación de la exención de guardias a los mayores de 55 años, que corresponde por ley, y es así para mantener las guardias necesarias en Tocoginecología, UCI, Cirugía, Traumatología… Traducción: como faltan médicos, aquellos facultativos que son mayores de 55 años, que están exentos de hacer guardias si así lo piden, no pueden hacerlo para no dejar desiertos estos servicios.
Más información. El Hospital Comarcal cuenta con seis anestesistas para dar servicio ininterrumpido a cuatro quirófanos, a la Unidad del Dolor, para realizar las pruebas preoperatorias, para atender a Urgencias, para hacer guardias… Sólo cuatro personas para este ingente trabajo.
Más datos. Sólo se tienen dos digestivos para atender a toda la población de Melilla, dos facultativos que, además, tienen que realizar las colonoscopias del screening de cáncer colorrectal y a esto se suman las consultas, las pruebas diagnósticas y las guardias.
En abril, Melilla se quedaba sin el único dermatólogo que prestaba el servicio en la ciudad. A día de hoy todavía no hay recambio. También se hacía público que Anatomía Patológica tan sólo cuenta con dos patólogos y lleva reclamando un tercer facultativo muchos años sin haber obtenido respuesta; además sólo hay dos oncólogos para más de 86.000 personas y ambos rondan la edad de jubilación; y si se refieren a los centros de salud, tan sólo disponen de 7 de los 13 pediatras que deberían tener, atendiendo en ocasiones un médico a más de cien niños en un solo día;… En mayo, por ejemplo, y según datos del Instituto Nacional de Estadística, se contabilizan 274 facultativos colegiados en la ciudad y Melilla era la única autonomía donde había descendido la cifra de médicos en 2022.
La nuestra es la ciudad con la tasa de médicos más baja de España, con sólo 3,86 profesionales por cada 1.000 habitantes. "Todas estas estadísticas, si no se remedian, irán a peor porque muchos de nuestros médicos están cerca de la edad de jubilación y no se vislumbran recambios para profesionales tan experimentados"
A finales del mes de marzo, los colegios de médicos de Ceuta y Melilla, junto con el presidente del Consejo General de Médicos, enviaron una carta a la entonces ministra de Sanidad, Carolina Darias, para expresar la preocupación ante la situación sanitaria que vivían ambas ciudades autónomas y reclamando medidas urgentes para el correcto desarrollo asistencial en estos territorios.
Asimismo, en la carta se ofrecían distintas medidas y propuestas para mejorar las condiciones de la asistencia sanitaria tanto a profesionales como a pacientes. Entre ellas estaba la declaración de ambas ciudades como áreas de difícil desempeño y cobertura, que a pesar de recogerse en el Boletín Oficial del Estado no se ha visto implementada con medidas reales. También se solicitaba la mejora de las relaciones contractuales para atraer capital humano, la semana laboral de 35 horas que compense el exceso de horas guardias, o más tiempo para la Formación Médica Continuada, absolutamente esencial para una calidad asistencial de excelencia.
No hubo respuesta alguna de Darias. Y tampoco de su sucesor en el cargo, José Miñones. Sin respuesta ministerial, se intentó contactar con esferas más altas. Se remitieron peticiones de auxilio al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y al defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, misivas que tampoco han tenido réplica.
Ante ese "doloroso silencio", a mediados de julio pasado, junto con el Colegio de Médicos de Ceuta, se solicitó la intervención de la Comisión Parlamentaria de Peticiones del Parlamento Europeo (PETI) para solucionar el conflicto sanitario en ambas ciudades autónomas. Los médicos de Ceuta y Melilla, condicionados por el déficit de profesionales, trabajan más horas de las estipuladas, de manera que están ante un posible incumplimiento de España de la Directiva sobre la Ordenación del Tiempo de Trabajo y, por ello, se esperaba que la PETI estudiara la situación y activara las medidas oportunas para encontrar soluciones.
El 30 de noviembre se recibía "una buena noticia" en este sentido. Se aprobaba dicha petición y se daba trasladado a las comisiones tanto de Empleo y Asuntos Sociales como de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo, quienes en fechas próximas deberán pronunciarse al respecto.
Con la formación del nuevo Gobierno central, Mónica García, médico de profesión, se ha hecho cargo de la cartera de Sanidad. Este Colegio ha mostrado su confianza en la nueva ministra, firme defensora de la sanidad pública, le ha tendido la mano para buscar soluciones, pero tras más de un mes en el cargo no ha habido contacto alguno, menos aún soluciones, y ni siquiera se ha dignado a nombrar a Ceuta y a Melilla en las numerosas entrevistas que ha concedido para hablar de sus planes. El 18 de diciembre, por ejemplo, manifestaba que quiere “blindar” un sistema “que garantice la cobertura universal, equitativa y de calidad para cada persona en España”. Melilla y Ceuta son los únicos territorios que están bajo su gestión, así que son el lugar idóneo para hacer realidad con hechos lo que defiende con palabras. "Seguiremos esperando".
Por último, hay otra muestra de que la sanidad melillense no acaba de estar al nivel del resto del territorio nacional. "No se cumplen ni las promesas ni los plazos". En noviembre de 2022, la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, y el director territorial de Ingesa, Omar Haouari, confiaban en que el nuevo Hospital Universitario estuviera en funcionamiento en el verano de 2023. En diciembre de 2022 visitó la ciudad la entonces ministra de Sanidad, Carolina Darias, y avanzó que el hospital podría inaugurarse en el segundo semestre de 2023, coincidiendo con la Presidencia española de la Unión Europea.
Esta inauguración, evidentemente, no se ha producido. Y en octubre de este 2023 de nuevo la delegada abordaba este asunto, pero ya no se atrevía a dar una fecha concreta de apertura. Declaraba que las obras se encontraban en “una fase muy avanzada”, pero sin concretar cuándo estará en funcionamiento, cuántos profesionales serán necesarios para atender a los pacientes y de dónde vendrán. Si ahora no son capaces de cubrir las vacantes del Hospital Comarcal, cómo lo van a hacer con un hospital universitario.
"Esperemos que 2024 llegue con soluciones por el bien de nuestros pacientes", concluye el colegio.
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