Insaf Mohamed Azouagh es una fotógrafa melillense. Con 25 años, se considera una "fotógrafa de emociones" que captura los momentos exactos y auténticos en todos las bodas en las que trabaja con su estudio IMAZ x INSAF.
–¿Cómo llegó la fotografía a su vida?
-De casualidad, la descubrí con un trabajo de clase en el instituto. Más adelante probé a fotografiar en la boda de una amiga y me apasionó la idea de capturar momentos que pudieran ser recordados para siempre.
La fotografía llegó a mi vida como una forma de contar esas historias sin palabras, especialmente en momentos tan únicos como las bodas, donde las emociones están a flor de piel. Comencé fotografiando eventos y sesiones de todo tipo pero poco a poco me fui especializando en bodas, que es a lo que me dedico ahora en exclusiva ya que disfruto mucho la magia de esos días.
–¿A qué retos se enfrentan los negocios de fotografía en Melilla?
-Melilla es una ciudad preciosa, pero al ser pequeña los negocios a veces se enfrentan a la limitación del mercado local, pero sobretodo los envíos. Yo que trabajo con álbumes, a veces las aduanas retrasan los pedidos y resulta frustrante. También, hay que adaptarse a la competencia digital, donde todos tienen acceso a una cámara en sus teléfonos.
El reto está en demostrar que la verdadera magia no está solo en la cámara, sino en la forma de capturar la esencia de las personas y sus emociones.
–¿Es complicado compaginar su trabajo con su vida personal?
-A veces sí, porque trabajar en bodas significa que gran parte de mi actividad sucede los fines de semana y eso puede interferir con la vida familiar o social. Sin embargo, siento tanta pasión por lo que hago que he aprendido a equilibrar ambos mundos. Además, compartir esos momentos tan especiales con las parejas me llena de energía positiva.
–¿Cómo se describiría a nivel personal?
-Me considero una persona muy emocional y empática. Creo que eso me ayuda a conectar con las parejas, a sentir sus nervios y alegrías y a capturar esos instantes de forma auténtica. Soy también muy observadora y detallista, siempre buscando esa mirada, ese gesto que cuenta toda una historia.
-¿Se siente realizada en el negocio?
Absolutamente. Cada boda es una nueva aventura, una nueva historia que contar. Cuando veo las lágrimas de felicidad de una pareja al recibir sus fotos, me doy cuenta de que estoy haciendo más que tomar imágenes, estoy creando recuerdos que durarán toda una vida.
-Una pregunta fundamental … ¿Fotos en estudio o en exteriores?
-¡Exteriores, sin duda! Me encanta trabajar con la luz natural y capturar a las parejas en lugares que tengan un significado especial para ellos.
Los paisajes de Melilla ofrecen escenarios preciosos para las sesiones al aire libre, llenos de historia y belleza. Cada rincón tiene algo especial que lo hace único.
–Si tuviera que explicar a un melillense lo que supone su negocio para la ciudad, ¿qué le diría?
-Mi negocio no es solo un servicio de fotografía, es una forma de contar historias de amor. Cada boda es un reflejo de la cultura, las emociones y la gente de Melilla. Contribuyo a preservar esos momentos íntimos y auténticos que forman parte de la identidad y el legado de nuestra ciudad.
–Cuénteme una anécdota divertida de su establecimiento
-Recuerdo una boda donde el novio estaba tan nervioso que se olvidó de traer los anillos. Al final, improvisaron con unos anillos de juguete que habían traído los niños invitados. Fue un momento de risa y ternura que nadie olvidará. Las fotos quedaron preciosas, por cierto.
–Destaque algo positivo de su labor
-Poder ser testigo de las emociones más puras y auténticas es algo increíble. Ver el amor en los ojos de las parejas, las risas, las lágrimas y saber que he capturado esos momentos para siempre, es lo que me motiva todos los días.
–¿Y algo negativo?
-A veces las jornadas son largas y muy intensas, especialmente durante las bodas. Cargar con el equipo durante horas y estar siempre alerta para no perder ningún instante puede ser agotador. Pero al final, todo vale la pena cuando veo los resultados.
–Una Expresión melillense
-Me encanta "¡weiew!", que es como una exclamación de sorpresa o emoción. En las bodas, la escucho mucho cuando alguien se emociona o cuando algo inesperado sucede.
–Un rincón de Melilla
-El Parque Forestal es uno de mis lugares favoritos. Siempre me ha parecido mágico, especialmente cuando florecen las buganvillas, es un sitio donde me encanta hacer sesiones de fotos. Pero no puedo omitir las callejuelas de los barrios de la ciudad, me encanta perderme en ellas y descubrir rincones encantadores.
–¿Cuál es su filosofía de vida?
-Me gusta llevar una vida tranquila y disfrutar de cada momento como si no volviera a repetirse. Practico lo que llaman 'slow life, que consiste en apreciar cada instante sin prisas, saboreando las pequeñas cosas que a menudo pasamos por alto. Creo que vivimos en un mundo tan acelerado que olvidamos lo importante: detenernos, respirar y estar presentes.
Para mí, la fotografía tiene mucho de eso, es capturar esos momentos que, aunque sean fugaces, tienen un significado profundo. Así intento vivir también mi día a día, buscando el equilibrio entre trabajo y vida personal, disfrutando de los detalles que hacen que la vida sea hermosa.
–Un lugar de ensueño que tenga para viajar
-Hace poco viajé a fotografiar una boda en un pequeño pueblo de Almería y me quedé maravillada con su belleza. Fue entonces cuando me di cuenta de que quiero conocer mejor los pueblos de mi país.
Siempre tendemos a pensar en destinos lejanos cuando hablamos de viajar, pero creo que primero hay que descubrir y apreciar todo lo que España tiene para ofrecer. Hay tanta historia, cultura y paisajes únicos por explorar aquí y eso es algo que quiero seguir haciendo. Cada rincón tiene su propio encanto, y me encantaría seguir capturando esas historias locales a través de mi cámara.
–¿Viajaría al futuro?
-Tal vez, pero creo que prefiero el presente. El futuro siempre está por llegar, pero el presente es lo que realmente importa. Aquí es donde se crean las memorias que perduran.
-¿Cuál sería la época histórica donde viajaría?
-Como fotógrafa me gustaría vivir en el Renacimiento ya que el arte y la creatividad estaban en auge y personalmente más encantaría viajar a la época del Profeta Muhammad. Se dice que fue una persona muy justa y pacífica, y que durante su tiempo no existían las desigualdades sociales que hoy conocemos. Me fascinaría ver de cerca cómo logró unir a tantas personas bajo valores de equidad, justicia y compasión. Además, me interesa conocer cómo se vivía en ese tiempo, la sabiduría que transmitía y cómo se organizaban las comunidades, ya que me parece un momento histórico de gran relevancia espiritual y social.
–Mi tiempo libre lo dedico a…
-Disfrutar de mi familia, caminar por la playa y, por supuesto, seguir haciendo fotos, pero de forma más relajada. También me gusta ver películas y ver Pinterest, actividades que me inspiran para mi trabajo.
–¿Qué prenda de ropa no falta en su armario?
-Un zapato cómodo. Es versátil y me acompaña en muchas de mis sesiones fotográficas al aire libre.
–¿Tiene miedo a algo?
-La verdad es que no estoy segura de a qué le tengo miedo. A veces siento que, como todos, podría tener miedo a lo desconocido o a no estar a la altura de las expectativas, pero en general prefiero no pensar demasiado en los miedos. Creo que lo más importante es avanzar, seguir aprendiendo y afrontar lo que venga con la mejor actitud posible. Miedo o no, siempre trato de enfocarme en lo positivo y en lo que puedo controlar.