Alfonso García Zafra es un profesor jubilado melillense de 71 años, quien además ejerció como director del del CEIP Juan Caro Romero. durante tres décadas. El pasado mes de junio se reconoció su labor con el premio ‘Pilar Fernández por toda una vida dedicada a la docencia’ del sindicato Comisiones Obreras.
-¿Cómo decidió dedicarse a la docencia?
-Fue una coincidencia. De pequeño, mi ilusión era ser médico, pero mi padre era obrero metalúrgico y no tenía el dinero suficiente para el Bachillerato.
Como no podía ir a la universidad, me metí en Magisterio, porque por aquel entonces en Melilla era o Magisterio o el ejército. Mis primeras clases fueron a los niños de educación especial del Huerto las Cañas. Ahí despertó mi vocación.
A partir de entonces me moví por distintos sitios de Andalucía dando clase hasta que volví a lo que hoy es el Eduardo Morillas. Los alumnos de entonces en ese centro tenían de todo, pero mi vocación era ser maestro de quien más necesitaba, no de quien tenía de todo en su casa. Por eso me fui al Juan Caro, que era el colegio de procedencia de los alumnos del García Valiño, el colegio de Cabrerizas, mi barrio.
–¿Cuándo llegó a dirigir el Juan Caro?
-Al tercer año de llegar yo, el director se fue. Nombraron a otros hasta que me presenté. He estado 35 años dedicado a ese centro. Es casi como mi casa, pues hice mis prácticas allí y mis hermanos estudiaron allí también.
Yo soy de Cabrerizas, me he criado en la calle Honduras, por lo que el Juan Caro ha sido siempre mi centro de referencia.
-¿A qué retos se enfrentó como director de este centro?
-A lo largo de estos años he trabajado casi sin esfuerzo. Siempre se ha dicho que es un colegio muy problemático, pero cuando se trabaja con ilusión, uno llega muy feliz y eso se contagia a los niños.
Desde el principio hemos desarrollado una metodología distinta. Una línea de trabajo que ni los propios padres comprendían, pero que ha hecho que el centro haya acabado siendo un referente. Han venido autoridades europeas que han alabado al centro. En Melilla somos un colegio pionero.
La verdad que he tenido mucha suerte de juntarme con un equipo directivo y unos maestros maravillosos que siempre han querido estar ahí. Esa es la cuestión, el querer estar con la comunidad y sacarla adelante.
-¿Fue complicado compaginar su labor con su vida personal?
-No, porque mi mujer en principio no trabajaba. Nos fuimos a Vejer con 21 años y allí se encargaba de cuidar a los niños. Cuando ya volvimos sí que empezó a trabajar.
Por eso yo podía compaginar perfectamente, porque ella se encargaba del cuidado de los niños. No tuvimos problemas para la conciliación.
-¿Cómo se describiría a nivel personal?
-Al final me describe la gente. Habrá algunos que me adoren y otros a los que no le guste. Soy una persona que siempre dice la verdad y no se calla ante una injusticia.
Hace poco recibí el premio ‘Pilar Fernández por toda una vida dedicada a la docencia’, por lo que supongo que me tienen en alta estima.
-¿Se sintió realizado en sus actividades?
-Totalmente. Los niños nos llegaban no sin saber leer en español, sino que ni siquiera lo hablaban. Sin embargo, hacíamos nuestra metodología propia y a los 6 meses, los niños ya hablaban un perfecto castellano.
-Si tuviera que explicar a un melillense lo que ha supuesto su actividad para la ciudad, ¿qué le diría?
-Los padres cuando ven lo que se hace por los niños y que sus hijos están contentos, terminan por responder muy bien. Han quedado muchas cosas por hacer, pero para eso que están mis compañeros, que lo hacen genial.
-Cuénteme una anécdota divertida como director
-Tengo miles de anécdotas, unas buenas y otras malas. Siempre recordaré los concursos de Belenes y todos los premios.
Cuando entré, el 40 % de los alumnos eran musulmanes, pero cuando me fui las cifras rondaban el 100 %. Ya que no podemos celebrar la Navidad como en otros colegios, montábamos el Belén y cantábamos villancicos, pero también hacíamos una olimpiada navideña. Actividades donde no se tocaba la religión, pues a mi nunca me ha gustado meter ninguna religión en la escuela. Eso no quiere decir que yo no pueda ser religioso, pero la religión debe permanecer en las casas y los templos.
-Esto es imprescindible preguntárselo... ¿profesor o director?
-Lo de director fue algo circunstancial. Mi forma de ser nunca ha sido mandar. Empezar fue un reto, no es igual dar una clase que dirigir un centro.
-Una Expresión melillense
-Hay un dicho que tiene muchos años, pero que siempre lo recuerdo y es de aquí: "Melilla tiene lo que no tiene nadie, levante, poniente y el Telegrama del Rif'.
También la COA, un término que sólo se dice aquí.
-Un rincón de Melilla
-Me gusta mucho el Pueblo y Aguadú, que es donde me he bañado toda mi vida.
-¿Cuál es su filosofía de vida?
-Siempre ha sido trabajar, hacer feliz a mi gente y luchar por mis hijos. También hacer todos los favores posibles a mis amigos e incluso a mis enemigos a veces.
Ahora estoy en otra etapa de mi vida más tranquila, mantengo contacto con mis compañeros, ya que me llaman para todas las fiestas, cosa que agradezco.
-Un lugar de ensueño para viajar
-Tal vez la India. He viajado mucho, por lo que he conocido muchas ciudades y paisajes distintos. La ciudad que más me ha gustado ha sido Estambul.
-¿Viajaría al futuro?
-No, el futuro me causa temor. Entiendo que el progreso es necesario, pero lo que estoy viendo me da pánico, no por mi sino por mis nietos.
La veo una vida distinta, menos social y humana. Puede que tenga sus ventajas, pero no me convence en absoluto.
-¿Cuál sería la época histórica donde viajaría?
-Iría a finales del siglo XIX o principios del XX. Esa época me gusta. Me atrae la moda, la música y las ideas; ya que fue cuando comenzaron a despertar las mujeres.
Podría ir a muchas épocas, como el Antiguo Egipto, pero tendría que ser faraón, porque para cargar piedras para las pirámides, me quedo como estoy.
-Mi tiempo libre lo dedico a…
-Mi gente. Mi mujer, mis niños y mis amigos. He trabajado muchos años y me merezco un descanso. Mi vida ahora es familiar: Salimos, hacemos de comer, etc.
Disfrutamos de la estabilidad que da ser mayor. Tengo enfermedades para dar y regalar, pero lo llevo bien. Mi pensamiento es afrontar lo que viene y no quejarse. Si yo no hubiera sido así, no habría durado ni 20 años.
–¿Qué prenda de ropa no falta en su armario?
-No falta ninguna, más bien me sobran.
-¿Tiene miedo a algo?
-No soy una persona muy miedosa, pero sí que me da miedo lo que está pasando en el mundo: Pandemias, guerras, etc.
Siempre digo que desde el Magisterio podemos hacer muchas cosas para que no aparezcan esas mentes locas que hay ahora mismo en el mundo. Observo que la historia se repite y este retroceso no trae nada bueno.
Se habla de los inmigrantes como si nosotros no lo hubiésemos sido. En mi caso particular, tengo familiares en muchos sitios como Francia, Marruecos o Venezuela. Siempre hemos sido inmigrantes.
Al final, la vida hay que tomarla como viene, pero siempre con positividad.
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