Su principal misión es la vigilancia de la zona del Estrecho y el mar de Alborán para la localización y rescate de pateras de inmigrantes así como la lucha contra el narcotráfico.
El puerto de Melilla recibió ayer por la mañana la visita, por primera vez, del buque oceánico de la Guardia Civil,llamado ‘Río Miño’, cuya principal misión es el control del narcotráfico y el flujo migratorio de África hacia España en la zona del Estrecho y el Mar de Alborán. Según explicó el sargento primero y comandante de la embarcación, Federico Gutiérrez, esta visita únicamente tiene como objeto ser una escala técnica para el descando de la tripulación y aprovisionamiento. En el día de hoy volverá a partir en dirección a Almería y anunció que volverán a Melilla el próximo día 29 de septiembre.
La tripulación de este buque, que anteriomente era un pesquero, consta de doce agentes, entre los que se encuentra un enfermero y cuenta con toda la equipación necesaria para ser un puesto de la Guardia Civil en alta mar completamente operativo como cualquier unidad en tierra. De hecho, el ‘Río Miño’ tiene una autonomía para estar hasta 65 días en el mar, aunque hacen escala en los diferentes puertos del Estrecho cada cinco o siete días, según informó el sargento primero Gutiérrez.
Es la primera vez que este buque hace escala en Melilla, pero el sargento Gutiérrez aclaró que no se debe al aumento de la presión migratoria en la ciudad en los últimos meses ya que su labor se limita a la vigilancia en aguas de jurisdicción española –nunca en aguas internacionales– y hasta un máximo de 40 millas de la costa. Estas premisas impiden que este buque realice su misión en Melilla, ya que está rodeada de aguas de jurisdicción marroquí y argelina.
La Guardia Civil española cuenta además con otros dos buques oceánicos similares al ‘Río Miño’ y que se encuentran cumpliendo las mismas funciones en la zona del archipiélago canario como son el ‘Río Tajo’ y ‘Río Segura’.
El 'Río Miño' tiene 51 metros de eslora, ocho metros de manga, un motor de mil caballos y está auxiliado por dos embarcaciones neumáticas de ocho metros de eslora, que son “los brazos” de este buque oceánico de la Guardia Civil cuando tiene que realizar alguna intervención.
En su estancia en Melilla invitaron a los medios de comunicación locales y les mostraron las instalaciones del barco, completamente equipadas con cámaras de vigilancia nocturna y térmicas, GPS y conexión satélite. Algunas de las dependencias más llamativas del buque es la Sala del Náufrago, con una capacidad máxima de 150 personas, donde se ubican a los inmigrantes rescatados en alta mar. De hecho, en su labor en el Mar de Alborán durante este verano han llegado a recoger a más de 200 inmigrantes que viajaban en patera con destino a costas españolas.
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