La regeneración, reimpulso y revitalización del Rastro busca promover el turismo, darle un cambio a la zona y convertir en patrimonio inmaterial 50 edificios con memoria histórica.
Recorrer las calles, hablar con su gente y ver cada edificio es adentrarse en la historia. En ocasiones, el desconocimiento y la rutina diaria hace que el melillense no se detenga a ver la belleza de estas estructuras, que aunque algunas se conserven en un buen estado, otras deben ser renovadas.
La Consejería de Cultura comenzó a identificar cada uno de edificios para recuperarlos patrimonialmente, no solo desde el punto de vista de su arquitectura, sino sumando su significado histórico.
Fadela Mohatar, consejera de Cultura, explicó que muchos de estos ya estaban catalogados como edificios protegidos y otros no, por lo que con un historiador y un arquitecto técnico visitaron cada edificación para hacer una ficha descriptiva para proceder a su incorporación al plan integral y también a su protección.
El objetivo es recuperar y proteger estas estructuras y espacios que tienen un valor histórico, que no están amparados o no son conocidos.
En este sentido, elaboran un expediente, que pasará por la comisión de Patrimonio y estará justificada a fin de priorizar acciones dentro de esa zona.
El valor histórico del Barrio Hebreo es invaluable, al ser el primer barrio judío en territorio español después de la expulsión, otros llegaron desde Marruecos y de la península, sin embargo, este carece de una identificación y protección, por lo que se centran en este punto.
Además de toda la historia que encierra este barrio, tanto a nivel arquitectónico, como en sus calles y con su gente, este también posee una Sinagoga Centenaria, en cuyos bajos estuvo el último platero de la ciudad de las joyas berebere.
Según las fichas, estos edificios son residenciales razón por la que la Consejería de Cultura está en proceso de establecer contactos con los propietarios aprovechando que fue abierta una convocatoria pública de ayudas a la rehabilitación, a fin de pedirles que se acojan a estas, “incluso ofrecerles asistencia o gerencia asistida para facilitarles que lo presenten, hablándoles que su edificio está enmarcado en un proceso de regeneración de todo su entorno”, con lo cual la infraestructura también se revaloriza.
Mohatar espera que los propietarios de las infraestructuras que tienen valor patrimonial se animen a solicitar las ayudas para reformar las fachadas que se incluyen dentro de las subvenciones de rehabilitación de la Consejería de Fomento que estarán disponibles para su solicitud hasta mitad de junio.
Recordó, además, que ya hay 1,5 millones de euros este año para las primeras actuaciones de este proyecto, que tienen que ver con ornamentación y cambio de iluminación en la zona, entre otras medidas de mejora.
Cuidar el patrimonio inmaterial y evitar que estas estructuras terminen derruidas por un deterioro progresivo es uno de los objetivos.
En paralelo, la Consejería de Cultura se trazó como meta convertir la zona en un área visitable para promover su historia, por ello Mohatar indicó que están “arbitrando una especie de convenios que queremos firmar con los propietarios a través del cual, independientemente de lo otro, podemos dar una subvención para que ellos arreglen la fachada y a cambio nosotros podamos poner información patrimonial o podamos incluirla en una cromática estética histórica del edificio”.
Tal y como está planteada la renovación del Barrio del Rastro daría un vuelco a la zona, que contribuiría con la dinamización del sector y su historia; todo con la colaboración de quienes viven y trabajan allí.
El fin último es que el Barrio del Rastro o de las Lenguas, como lo han querido llamar por el trabajo cultural que desean realizar, se convierta en un polo turístico cultural. “Creo que será una de las zonas más visitadas y más interesantes junto a todo el valor que tenemos del resto de zonas de Melilla para visitar”.
El proyecto del Rastro es un programa piloto, “como nunca se ha hecho, desde dentro, con la participación ciudadana y desde la cultura como elemento dinamizador de arrastre de todo”, confesó Mohatar.
El Rastro es un barrio intercultural, con carácter, personalidad y un atractivo cultural. Allí está la Mezquita Central, la Sinagoga, el Barrio Gitano, y demás sitios de interés. Desde la Consejería de Cultura se plantean un itinerario con todos los elementos que vaya narrando la historia de la zona.
Aquí también estará el Museo de las Lenguas para recuperar la tradición oral. El barrio Hebreo está incluido en la Ruta Sefardí, sin embargo, no todo el mundo lo conoce. Hay que adentrarse, caminar por sus callejuelas y conocer su historia, la fuente del Bombillo, que también será rehabilitada.
Este fue el “primer barrio de Melilla extramuros. Pensar que allí había un zoco donde venían los rifeños a comerciar con sus borricos hasta hace muy pocos años, donde llegaron personas de Andalucía, de Murcia, de Valencia… por la efervescencia del protestorado disfrutar del contenido”, dijo Mohatar.
El impulso que tomará el barrio busca arrastrar a los sectores cercanos. Con el fuerte componente cultural con el que se plantea desarrollar el Rastro, “el entorno también se va desarrollar y el centro histórico comercial será un elemento que fluya con el arrastre del Rastro”.
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