Del 25 de noviembre al 5 de diciembre tendrá lugar la X edición de la Gran recogida de alimentos por parte de los 54 bancos de alimentos a nivel nacional. Para este año algunos supermercados trabajarán de manera tradicional, a través de la recogida física, y otros proporcionarán a los demandantes una "tarjeta sociedad" con la que podrán comprar en el supermercado.
La tarjeta estará controlada a través de una aplicación informática por el Banco de Alimentos, con la que éste podrá saber qué cantidad ha gastado el beneficiario, qué tipo de alimentos se ha llevado y en el caso de algún mal uso, se podrá bloquear. Con ella se tratará de ser "más eficiente y sostenible" en el reparto.
"Este método ya se llevó a cabo durante la pandemia con el fin de evitar el contacto físico entre las personas", explica Pedro Paredes, presidente del Banco de Alimentos de Melilla, quien añade que este nuevo sistema es complementario a los demás y que tiene "ventajas e inconvenientes".
Según explicó, los clientes del supermercado podrán aportar el dinero que deseen en sus tickets de compra, y al final de la recogida se canjeará por alimentos de primera necesidad de acuerdo con lo que se haya recogido en el Banco de Alimentos.
Asimismo, el dinero de los donantes servirá para completar el presupuesto de la entidad social destinado a la cesta básica.
Paredes explicó a El Faro que en otras ediciones el importe donado en el Mercadona de Melilla superó el de ciudades como Ceuta, Soria, Cuenca o Palencia.
Hay supermercados que han dado un paso más y creará una "tarjeta sociedad" para cada familia demandante, en la cual se acumulará un presupuesto de entre 50 y 200 euros por demandante proveniente de las donaciones en los tickets de compra.
"La tarjeta sociedad cuenta con bondades, pues hay veces que las familias se encuentran ante una gran emergencia y con ella se puede ir al Mercadona para comprar de inmediato una cesta de la compra", según Paredes.
Ha habido casos en los que se ha entregado una tarjeta con un presupuesto superior a algunas familias debido a una "prescripción facultativa", por lo que es desde el Banco de Melilla donde se decide el importe en cada caso.
Con esta tarjeta los demandantes podrán comprar "solo alimentos de primera necesidad" y acceder a alimentos no tan comunes, como son los perecederos: carne, pescado, verdura y frutas.
Este sistema ya se ha llevado a cabo en Bancos de Alimentos como el de Málaga y Sevilla, donde los trabajadores y profesionales sociales han subscrito su éxito, añade Paredes.
"Para nosotros es de una gran ayuda y entendemos que es otro método más que tiene mucho control y que es muy práctico para tener en cuenta las necesidades de los demandantes", recalca.
Además de las familias vulnerables de los últimos años, desde la pandemia, el perfil del usuario del Banco de Alimentos ha cambiado y la necesidad de pedir ayuda se ha extendido a familias que antes tenían poder adquisitivo para cubrir sus necesidades, pero que hoy no llegan a fin de mes. Asimismo, el sector de los jubilados también se ha unido.
En opinión de Paredes, la crisis energética asociada al conflicto entre Rusia y Ucrania sigue dificultando la recuperación económica de las familias y genera "incertidumbre" en los Bancos de Alimentos.
"Han bajado las donaciones y las recuperaciones de excedentes industriales, que es con lo que vivimos lo Bancos de Alimentos, porque las multinacionales afinan más en cuanto a la fabricación de estos productos", comenta Paredes, quien espera que en Melilla puedan afrontarse con "garantías" los meses de diciembre, enero y febrero.
"Nosotros siempre le damos prioridad a las familias más necesitadas. De hecho, hay perfiles que en determinados momentos no hemos podido atender porque hay otros más necesitados", destaca Paredes, quien explica que es el quipo de trabajadores sociales del Banco de Alimentos el que conoce la situación de cada solicitante de alimentos y quien decide qué hacer y cómo actuar en cada caso.
El Banco de Alimentos se nutre principalmente a través "de la recaudación de excedentes industriales" y de donaciones de particulares, sean empresas o anónimos que acuden al Banco.
Los Bancos de Alimentos, según el presidente de la institución benéfica en Melilla, están continuamente ayudándose entre ellos, y el de Melilla suele apoyarse en el de Sevilla, Cádiz o Málaga, por ejemplo.
Hace unos años se creó la Federación Andaluza de Bancos de Alimentos con Ceuta y Melilla, y Paredes es miembro de la junta directiva, por lo que tiene casi seguro el abastecimiento del banco.
A nivel europeo existe la Federación Europea de Bancos de Alimentos (FEBA), con la que han colaborado estrechamente los bancos nacionales con motivo de la guerra de Ucrania.
Este año, "más bien el envío ha sido desde España hacia el Banco de Alimentos de Ucrania", afirma Paredes.
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