El Banco de Alimentos de Melilla ha repartido más de diez toneladas de alimentos fundamentales para alrededor de 500 familias. Esta entrega se hace con todo lo que se dona en la gran recogida de noviembre más lo que el Banco aporta de excedente.
Entre los alimentos que se han distribuido se encuentra lo más básico: leche, pasta, aceite, legumbres, zumos, tomate frito y alimentos para bebés entre otros. Además, también han compartido con los melillenses más necesitados productos de higiene y limpieza.
El reparto de los 10.000 kilos ha sido a través de entidades sociales autorizadas que colaboran con el Banco de Alimentos de Melilla y que reúnen los requisitos que esta ONG exige. Son 11 las asociaciones beneficiarias colaboradoras las que han hecho entrega de estos alimentos a cada familia.
Asimismo distribuyen lotes de emergencia. Estos "packs" se reparten a casos especiales como víctimas de violencia de género, o a personas que los servicios sociales o los centros educativos les remiten. Suelen repartir a la semana entre 10 y 12 lotes a familias en estado de emergencia.
Pedro Paredes, director del Banco de Alimentos de Melilla comentaba con pesar que “el problema es que han caído mucho las donaciones”. “En el último lustro, aproximadamente desde la pandemia hasta aquí, las donaciones han ido descendiendo. Tanto las donaciones de particulares como las donaciones de empresas. Y esto es de lo que los bancos de alimentos nos nutrimos”.
Aunque las donaciones han disminuido la demanda sin embargo, es la misma. El Banco de Alimentos de Melilla suele tener un requerimiento de alrededor de 3.500 personas al año. Algunas son familias puntuales y otras por el contrario que tienen que atender periódicamente.
El Banco de Alimentos no solo trabaja suministrando alimentos sino que asesora, hace un seguimiento de las familias y les informa sobre las medidas compensatorias o prestaciones sociales de las que pueden disponer.
Cuentan con una profesora, una trabajadora social y dos educadoras sociales que se encargan de que haya un asesoramiento particularizado y especial a cada familia una vez que les llegan los alimentos.
El presidente del Banco de Alimentos agradecía a sus voluntarios “nosotros gracias a Dios contamos con muchos voluntarios que hacen un trabajo encomiable”. “Todo esto que se reparte lleva un trabajo importante desde el punto de vista informático porque hay una trazabilidad de lo que entra y lo que sale. Además por encima de todo está la seguridad alimentaria. Luego hay un trabajo importante físico en la nave que hace el personal del banco y el voluntariado para clasificar equitativamente todo para cada familia”
A su vez Pedro Paredes invitaba a los melillenses a colaborar con ellos “cualquier persona que quiera dedicar su tiempo libre a echar una mano es bienvenida”. “Tenemos voluntarios de todas las confesiones religiosas y pueden ayudar haciendo labores de cualquier tipo, informática, redes sociales o cuestiones más físicas”.
Por otra parte, la coordinación entre el Gobierno local y el Banco de Alimentos es fundamental. El director del Banco comentaba que “en 12 kilómetros cuadrados tenemos que ser un ejemplo de coordinación y de eficacia en la atención a las familias necesitadas”. “En nuestro trabajo tenemos que estar perfectamente coordinados, nosotros lo hacemos con las asociaciones colaboradoras, pero con la Administración Pública igualmente”.
Pedro Paredes confesaba porqué está al frente del Banco de Alimento de Melilla “yo soy una persona creyente y pienso que el destino o Dios nos pone en un camino y que estamos aquí para hacer algo en ese camino”. “Dedicar horas a ayudar a los demás, a intentar que cualquier persona con necesidad tenga alguien a quien acudir y que sepa que no le van a dejar atrás y que le van a ayudar me llena de satisfacción. Además, también me motiva rodearme de gente tan profesional y de un voluntariado inconmensurable, con ganas de cambiar las cosas, con inquietudes y con ganas de mejorar la sociedad”.
En el año 2024 el Banco de Alimentos de Melilla ha trabajado en el reparto de alimentos, en la inclusión social y en la inclusión laboral además de dar charlas educativas en los colegios de la ciudad autónoma.
En 2025 se implementará la nueva Ley de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario. Con la implantación de esta ley no se va a poder tirar nada y los alimentos podrán tener una segunda vida en familias necesitadas, eso sí, siempre que cumplan los criterios de seguridad. Muchas empresas ya están haciendo convenios con el Banco.
En el Banco de Alimentos de Melilla aseguran estar preparados para enfrentar el futuro. Una ONG que realiza sin duda una labor solidaria digna de reconocer y agradecer.
El Banco de Alimentos de Melilla nació con cinco objetivos: Resolver el hambre de la ciudad, combatir el desperdicio de alimentos, luchar por la inclusión social en todos los ámbitos, sensibilizar sobre un consumo responsable y conservar y proteger el medio ambiente.
Se creó en abril de 2006 por el presidente fundador Juan Paredes Casado junto con diez miembros promotores. En ese entonces se situaba en un pequeño local de la Urbanización Las Palmeras.
Pasaron pocos meses cuando empezaron a repartir alimentos gracias al duro trabajo de los voluntarios que dieron sus primeros pasos con infinitas gestiones para organizar lo que querían que fuese el Banco de Alimentos y así ayudar a las familias más vulnerables de la ciudad autónoma de Melilla.
El Banco de Alimentos describe su misión tal que así “como asociación no lucrativa, apolítica y aconfesional tratamos de contribuir, en el ámbito del voluntariado social, a la recuperación de los excedentes alimenticios aptos de nuestra sociedad destinándolos a revertir la situación de las personas en riesgo de exclusión social de Melilla a través de entidades benéficas que participan en nuestra red de colaboración.
El proyecto salió adelante gracias al fomento del espíritu solidario de los melillenses y a la difusión de los valores humanos para tratar de solucionar la necesidad básica de cualquier ser humano, la alimentación.
Entre sus distinciones se encuentra el reconocimiento como Socio de Honor de Bancosol en 2006, el premio Colaboración con Centro Asistencial de Melilla en su Centenario 1915-2015, el premio al Mérito Social de la Ciudad Autónoma de Melilla 2015 y el reconocimiento de la labor del fundador Juan Carlos Paredes por la Asociación Activas.
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