Pepe Viyuela regresa a los escenarios de Melilla con una obra “poética” sobre el amor a tres bandas enmarcado en una comedia l La obra narra la vida completa de tres enamorados. ¿Serían capaces de renunciar a su independencia por amor? ¿Conformarse con ser el eterno amigo de la persona a la que aman porque no desean alejarse de ella? ¿Podrían abrir su relación de pareja a otra persona por amor? Éstas son algunas de las preguntas que se formulará el público melillense cuando salga de ver la obra ‘El baile’, que hoy se estrena en el teatro Kursaal. Con esta función no sólo vuelve la comedia inteligente y mágica a Melilla, sino también uno de los actores más conocidos por los espectadores, Pepe Viyuela. En el escenario estará acompañado de la actriz Susana Hernández, conocida por ser presentadora de televisión, y por el actor de teatro Carles Moreu.
Viyuela es un ‘viejo’ conocido de Melilla. Ha estado en la ciudad representando ‘El pisito’ con Teté Delgado y la obra ‘Los habitantes de la casa deshabitada’. Afirma que es un placer venir a la ciudad y que ojalá fueran estas visitas más frecuentes.
– ‘El baile’ es una obra elegida por usted y sus compañeros de reparto para llevarla al teatro. ¿Por qué la escogieron?
–Se estrenó en 1952 y fue, en su momento, una obra de éxito bárbara. Es una historia preciosa que hemos querido recuperar porque pensamos que hacía falta sacarla del cajón y volver a ponerla en el escenario, dársela al público. Es una comedia exquisita con tintes muy poco vistos en el teatro español. Es más parecida a la comedia inglesa que a nuestro teatro. Neville (autor de este texto dramático) se inspira mucho en el teatro inglés. Es una historia de amor en la que se habla del paso del tiempo y se ve cómo cambia a los personajes. Aunque también refleja que hay cosas con las que el tiempo difícilmente puede, como el verdadero amor y la amistad. Todo ello con un toque de comedia muy elegante. Es una auténtica montaña rusa. Con ‘El baile’ se pasa por multitud de estados de ánimo, tanto para los actores como para el público. Pasamos de la risa al llanto sin transición porque lo que ocurre en escena es la vida. Lo que está viendo el espectador es la vida a través de los personajes. La vida que empezamos a ver cuando tienen cerca de 30 años y que acaba cuando están a punto de morir, cerca de los 80.
–¿Cuál es la diferencia con otras comedias?
–Creo que es una comedia profundamente elegante, poética y mágica. Las cosas que pasan nos hacen reír y a la vez nos conmueven. No va buscando solamente la carcajada ni la risa, sino la emoción. Va buscando esa complicidad con el público.
–¿Se identifica el público con los personajes?
–Eso es precisamente lo que hemos querido. Trasladamos en el tiempo la función. ‘El baile’ que nosotros leímos hace dos años cuando comenzamos con el proyecto era para un público distinto y por eso lo hemos actualizado. Se mantiene la parte esencial, pero hemos adaptado a los personajes al siglo XXI. La función comienza en los 50 y el último acto se desarrolla en 2013.
–Habla de la amistad y del amor, pero ‘El baile’ da un punto de vista diferente.
–Lo novedoso es la apuesta de Neville (el autor de la obra). Se preguntar si no hay otras formas de relacionarse, si el amor sólo debe vivirse en pareja o es posible que se abran otras puertas a otras personas, aunque lo hace de forma sutil. Neville no plantea directamente que se puede vivir el amor en un trío, sino desde el corazón. El amor no sólo es competencia, sino que puede ser compartir. En este sentido los tres personajes de ‘El baile’ son personas que comparten su vida de forma absolutamente generosa. El que puede ser un intruso es Julián, el personaje que yo interpreto, y sin embargo, se acaba convirtiendo en esta pareja en una pieza indispensable e insustituible. Es el amor visto desde la generosidad más que desde la cicatería el no querer compartir a la persona que se ama. Es una apuesta por un amor más generoso y menos celoso.
–¿Cómo es Julián?
–Los dos personajes masculinos son entomólogos (estudian los insectos). Sienten una profunda pasión por los insectos. Incluso al final de la función piensan que uno de los errores que han cometido en su vida que es haberse dedicado con pasión a una cosas que le ha impedido ver otras más importantes. Mi personaje es un hombre profundamente enamorado, que no quiere renunciar a la mujer de su vida a pesar de que ella haya elegido a otro hombre. No quiere irse sin luchar, pero no quiere arrebatarla. Simplemente se conforma con su amistad. Le basta con poder respirar a su lado. Le basta con ver que es feliz aunque en el fondo lo que desea es que esa mujer fuera para él. Pero además es que esa mujer está con su mejor amigo, al que quiere mucho. Así que esa opción que escoge es la menos mala. En vez de enfadarse y acabar con esta amistad prefiere quedarse con ellos porque son las personas a las que más ama.
–Se aleja este personaje de otros cómicos que en los que estamos acostumbrados a verle.
–Sí, porque no es una comedia delirante. Es amorosa y poética. Se respira la comedia a través de los personajes, pero es más delicada y más interesante.
–¿Los personajes no se sienten bichos raros? Más teniendo en cuenta que se dedican a analizar insectos...
–La verdad es que es una escena que he visualizado en mi cabeza. Ellos son tres bichos que están siendo contemplados por el público, que hace el papel de entomólogo. Son seres adorables y dignos de estudio por ese comportamiento tan distinto tienen en su vida.
–¿Con qué sensación se va el público de esta obra de teatro?
–La sensación es que es una obra amable. Piensa que lo que ha visto quizás es algo que no es real. Es algo a lo que no está acostumbrado. Es una reflexión sobre por qué las cosas no pueden ser mejor de lo que son y por qué tienen que ser siempre como las hemos concebido o como nos las han enseñado. La gente se va con una sonrisa porque la obra les da una idea. El público puede pensar que se está equivocando porque el amor se puede entender como algo más que una pareja y que no tiene por qué estar el corazón cerrado para otras. La obra plantea la posibilidad que una persona pueda estar enamorada y a la vez sentir algo hermoso por otra.
–¿Por qué se llama ‘El baile’?
– ‘El baile’ parece que no llega nunca. ‘El baile’ es encontrar la alegría, la felicidad. Es algo que están buscando los personajes, sobre todo Adela, que siempre quiere ir al baile. Y al final de la función, llega de forma sorprendente. Llega tarde, pero no por eso deja de ser hermoso. Es algo que ha esperado toda la vida. ‘El baile’ es una quimera. Es algo que está en la mente soñadora de Adela, aunque se materializa al final.
–¿La obra sería el camino y ‘El baile’, la felicidad?
– ‘El baile’ es aquello a lo que aspiramos, lo que nos gustaría vivir, es decir, estar rodeados de música y de gente feliz. Por eso, es tan mágico y tan poético.
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