Qué razón tenía Vicente Del Bosque cuando dijo aquello de que “hemos pasado de pobre a rico en muy poco tiempo” para, de alguna manera, mostrar su desacuerdo con las críticas que había recibido la selección española en la primera fase de la recién acabada Copa de Europa de Naciones que al final acabamos ganándola ¡Y de qué manera! ante una selección italiana que venía ‘in crescendo', además de tener argumentos futbolísticos de primer nivel.
A partir de recibir esa ‘colleja', parece que la gente volvió a poner los pies en el suelo y regresar al camino de la humildad del que nunca debieron apartarse como han dado sobradas muestras los componentes de nuestra selección, empezando por la cabeza más visible como es la de su seleccionador.
Ya con el paso de las jornadas, ¡Qué rápido pasa lo bueno y qué lento se hace lo malo!, la gente se volcó con ‘La Roja’ y lo que antes fueron críticas ahora eran opiniones distintas pero al fin y al cabo dentro de la lógica, si es que la tiene, del fútbol.
Después, a la hora de la verdad, el combinado español siempre ha dado la talla con independencia de haber llegado al torneo más o menos cansado y con el depósito de gasolina prácticamente en reserva. Ante Francia, que estaba siendo una de las sensaciones del campeonato, supimos manejar el partido con solvencia para volver a sacar los galones y sumar la primera victoria ante los galos en competición oficial. Al menos en esta ocasión los guiñoles ‘tocapelotas’ fueron más benevólos con los españoles tras el repaso que le dimos a sus paisanos y ‘sólo’ nos acusaron de que algunos de nuestros jugadores se hubieran tomado más de un café. Portugal nos lo puso muy difícil tal y como era previsible.
La figura de Cristiano Ronaldo fue agrandándose conforme pasaban los días y, con la moral por las nubes y dos días más de descanso, casi pueden con España pero tras una prórroga memorable y la suerte del campeón en la tanda de penalties el fútbol fue justo, a pesar de la discrepancia de Cristiano, y los nuestros dejaron en la cuneta a un digno rival para afrontar otro nuevo reto como era el de superar de una vez por todas en partido oficial a la poderosa ‘scuadra azzurra'. ‘No hay mal que cien años dure’ reza el refrán y, una vez más, el dicho se cumplió. España llevaba 92 años sin ganar a Italia y qué mejor escenario que el de una finalísima europea para demostrar el por qué el fútbol español está en lo más alto y el por qué es actualmente el modelo a seguir. Algunos como los alemanes, tachaban de aburrido el juego español pero la pena es no haberlos cogido en la final. Ya saben, por lo de Merkel y su...señora madre. Ahora, tras el contundente 4-0 endosado a una tetracampeona del mundo, con una auténtica exhibición de buen juego y manejo del medio, se nos sitúa en lo más alto del fútbol mundial. España, su selección, es considerada como la mejor de la historia futbolística inlcuso mejor que la mítica Brasil del 70.
Los logros deportivos cosechados por el deporte español, no sólo por los éxitos en los últimos años de la selección y los equipos españoles de fútbol sino en otros deportes, no han llegado por casualidad. Llegan como producto de la apuesta que en su día se hizo por el deporte, la misma que ahora se verá mermada por la situación económica que arrastra el País y que echaremos en falta dentro de unos años.
Al menos durante unos días, casi un mes, la mayoría de los españoles nos hemos evadido, en parte, del sufrimiento diario de escuchar cómo la famosa ‘prima de riesgo’ hundía al país en el desasosiego y de cómo los políticos de turno se aprovechaban del momento de felicidad para dar otra vuelta de torca (jodernos, para entendernos) con nocturnidad y alevosía.
Qué cierto es que la alegría dura poco en casa del pobre. No ha pasado todavía una semana del éxtasis en el que nos encontrábamos y ya estamos de nuevo en plena agonía. Cada vez menos empleo, cada vez más parados, cada vez hay más familias en precario. Llega el verano y el desempleo baja lo mínimo, ¡Aviaos estamos si no fuera así en un país dedicado al servicio! Me da no se qué, cada vez que veo a un empresario quejarse de que no suban el IVA porque será perjudicial para el negocio. El mismo que abogaba por abaratar el despido y cercenar a los trabajadores de unos derechos adquiridos con su lucha, se queja ahora que cada vez hay menos clientes, cada vez la gente gasta menos, el beneficio es cada vez menor. Alguien le debía haber dicho a este empresario que “Quien al cielo escupe, le cae en la cara”. Yo me tomo mi cervecita en casa porque el gas sube, la luz sube, la gasolina sube y el sueldo no para de bajar. Por lo menos me doy con un canto en los dientes porque tengo un sueldo al que todavía pueden seguir ‘recortando'. Parece que los que en su día decidimos hacer unas oposiciones para optar a un empleo fijo tenemos la culpa de lo que está pasando. Parece que los desfalcos y agujeros inmensos en el sistema financiero lo han generado esos que no tienen nada que esconder porque es el Estado el que los controla. Parece que estas navidades tampoco vamos a tener paga extra. Si es así no tengo problemas, pasaré del jamón a la jamonilla y del vino al zumo de pepino.
Quien sabe, si pudiéramos volver atrás igual muchos de los que osaron prepararse para trabajar como empleados públicos y han dedicado prácticamente toda su vida al Estado, seríamos ahora empresarios, banqueros, narcotraficantes....yo qué sé.
Por favor que empiecen las olimpiadas ya ¡Viva la Rojita!
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