“El arte es injusto porque hay muchos talentos, pero la mayoría pasa hambre”

El actor Antonio Valero asegura que la cultura “nos hace más humanos”  l Destaca que hay gente en el mundo que tiene demasiado ego y muy poco fondo para justificarlo

Antonio Valero es uno de los actores más conocidos por el público. Sus personajes en ‘Médico de familia’ o en ‘Amar en tiempos revueltos’ ha hecho que los espectadores le vean como un tipo entrañable. Valero lleva más de 30 años en los escenarios, pero nunca había estado en uno de la ciudad. Mañana será el protagonista en el Kursaal junto a su compañero de reparto, Roger Coma. Los dos traen a Melilla una de las obras más ‘desconcertantes’ de Fernando Arrabal, el escritor melillense. ‘Dalí versus Picasso’ llega a la ciudad de la mano de Roger y Valero, respectivamente.
–¿Ha estado alguna vez en Melilla?
–No. Tuve la oportunidad hace unos pocos de años de asistir al Festival de Cine de la ciudad. Pero el día que salía el avión mi hijo se puso enfermo con 39 grados de fiebre, así que cancelé el viaje. Espero que esta vez no pase nada y por fin conozca Melilla. Tengo muchas ganas, es la verdad. Me han dicho que es una ciudad bonita. Además, es una buena ocasión, pues la obra es de Fernando Arrabal.
–Hablando del escritor melillense, tuvo la oportunidad de coincidir con él en la presentación de la obra?
–Estuvo antes del estreno durante una semana con nosotros. Y fue toda una experiencia. Arrabal es un gran autor y un gran personaje. La verdad es que fue fascinante estar con él durante ese tiempo. Vio la obra, le gustó y eso hizo que fuera satisfactorio.
–¿No les hizo ninguna crítica?
–La verdad es que no. Tuvimos suerte. Vino a ver un ensayo general y al terminar salió a hablar. Se llegó a emocionar. Dijo que le había gustado mucho e incluso soltó unas lagrimitas. El equipo fue afortunado porque Arrabal no tiene pelos en la lengua, algo que por otra parte, le honra. No es una cualidad que tenga todo el mundo.
–Arrabal es autor del teatro pánico. ¿Le dio ‘miedo’ hacer frente a este proyecto?
–No. Pero sí un desconcierto total. Conocía algunas obras de Arrabal, como ‘El arquitecto y el emperador de Asiria’, pero ‘Dalí versus Picasso’ es protagonizar una representación cuyos personajes principales son conocidos por el público. Son muy cercanos. Cuando lees por primera vez la obra te quedas desconcertado y luego cuando ves que es ‘mundo Arrabal’ captas lo que quiere decir. Todo lo que hace el escritor te sorprende. No te deja indiferente, pero esto es una buena cualidad.
–¿Qué conocía de Picasso antes de llevarlo a escena?
–He tenido la suerte de representar a mi pintor. Picasso siempre me ha gustado y me siento más identificado con él que con Dalí. En los 80 estuve becado en Nueva York cuando todavía estaba el ‘Guernica’ en el Museo de Arte Moderno de esa ciudad. Recuerdo que subía por unas escaleras y conforme vi el ‘Guernica’ me dio una especie de taquicardia. Fue de la emoción que me provocó este cuadro. Picasso siempre me ha fascinado por su pintura y también por su personalidad. Ha sido tan importante para el arte moderno y su vida ha sido tan intensa que me ha atraído desde siempre.
–¿De qué trata la obra? ¿’Dalí versus Picasso’ habla de arte? ¿De dos genios que se pelean por defender su propio ego?
–De eso y de muchas cosas más. Lo que ve el público es que estos dos personajes situados en 1937 en París unos años antes de que se presentara el ‘Guernica’ y cuando Dalí ya había pintado ‘Construcción blanda sobre judías hervidas’, un cuadro premonitorio de la Guerra Civil. Son dos personalidades que se enfrentan, discuten, se quieren, cocinan... Realmente es algo bastante novedoso. Tiene la cualidad de que a todo el mundo se le pasa el tiempo muy rápido cuando ve la obra. Tiene una gran variedad de teorías que no puedo contar sobre los dos cuadros de estos dos pintores. Son dos personajes reinterpretados por Arrabal.
–¿Es una obra que ayuda a conocer el arte? ¿Es una representación que educa?
–Sí. Son dos grandes artistas del país que significan mucho para España. Ojalá fuéramos más orgullosos y presumiéramos de que somos del país de Picasso y Dalí porque influyeron sobre la pintura moderna y fueron dos personajes conocidos a nivel mundial. Los dos son españoles y por eso es importante que el teatro hable de nuestras figuras, además de los problemas más cotidianos y la crisis.
–¿También en esta obra se habla de los problemas cotidianos?
–No tan cotidianos porque son dos egos muy grandes los que se enfrentan. Ellos hablan de su importancia en el mundo del arte. Dalí restriega a Picasso que se ha adelantado con su pintura a la Guerra Civil y se lo dice delante de un cuadro que mejor define el mundo bélico, como es el ‘Guernica’. Esa lucha de los dos pretende ver quién es más que el otro. Pero no dejan de ser humanos, con sus grandezas y miserias.
–Esos egos subidos lo encontramos en la vida cotidiana, pero en ellos está justificado.
–Sí. Hay mucha gente que tiene demasiado ego nada de fondo. Pero estos dos se pueden permitir tener todo el que quieran. Eran genios de verdad. El tiempo ha decidido que sean considerados unos genios. Son titanes de la pintura.
–¿Ellos sufrieron la crisis como la padecen ahora los artistas?
–No. Picasso tuvo un gran apoyo de ventas de sus cuadros. En el caso de Dalí, que tiene 20 años menos, era de buena familia y consiguió el apoyo de mecenas. Ellos tuvieron respaldo. El arte es injusto porque hay muchos talentos, pero la mayoría pasa hambre y penurias.
–¿Cómo ve el futuro de su profesión?
–Es complicado. Hemos perdido mucho. Hemos perdido espectadores y objetivos para tratar de hacer una sociedad mejor y más justa. La cultura y el arte nos hace mejores, no hace más humanos. Estamos viviendo una época en la que lo único importante es lo económico. El dinero es lo más relevante. Cuando comenzó la crisis, en lo primero que se recortó fue en la cultura porque los políticos consideran que no es necesaria. Creo que tanto la educación como la cultura, que van de la mano, son primordiales para la sociedad y para el ser humano. Es cierto que son malos tiempos para la cultura y la crisis ha hecho mucho mal. No sabemos cuándo recuperaremos lo perdido.
–¿Se puede poner al mal tiempo buena cara?
–Claro. Uno siempre tiene que ser optimista, pero tampoco puede ser bobo. Llevo muchos años en esto y no puedo volver atrás. Debo mirar hacia adelante y además creo en ello. Pero la dificultad en el camino es grande y las circunstancias hacen que esta profesión sea aún más difícil. Ahí estamos luchando por nuestros ideales y convicciones, en definitiva, por lo que creemos.