Categorías: Opinión

El aljibe que siempre escondieron (I)

La Melilla musulmana nunca llegó a ser Sebta, pero Malila siempre tuvo una cosa que no tuvo nunca, ni tiene Ceuta, el agua. Para una civilización surgida de las arenas del desierto, la árabe, el agua era algo fundamental, tanto que repararon, ampliaron y mejoraron las viejas acequias y canales de abastecimiento de agua que quedaron abandonadas tras la caída del Imperio Romano en el siglo V.
La que interesa señalar es que los aljibes árabes son perfectamente distinguibles porque su diseño y fábrica es similar, tanto si se trata de uno de Almería como de otro de Teruel. En todos es distinguible la bóveda de cañón rebajada y los arcos de piedra que la sostenían. Lo mismo sucede con los romanos, que tienen  sus características específicas.
Melilla, lo dicen tanto Ibn Hawqal como El Bekri, tuvo abundancia de agua, tenía un manantial, una noria, pozos y sobre todo aljibes, porque de aljibes los árabes sabían tanto o más que los romanos y los árabes, los omeyas, a los que puede considerarse como los fundadores de Melilla, habitaron el promontorio rocoso, Melilla La Vieja, aunque eso es algo que difícilmente aparece en ningún libro de historia de Melilla.
Lo que voy a descubrir demuestra muchas cosas, la 1ª y fundamental es que se está destruyendo el pasado de Melilla en ‘la mayor falsificación monumental’ de la historia de nuestra ciudad y se está destruyendo con el silencio cómplice de todas las entidades supuestamente encargadas de proteger el patrimonio cultural de los melillenses. Lo están haciendo frente a la vista de los que entienden y callan y frente a los que miran y no saben.
Para mí, esto es un atentado contra la conservación de nuestro patrimonio y si después de este artículo, no se paralizan las obras tanto en la Muralla Real, como en el Baluarte de La Concepción o en los almacenes de San Juan, entonces es que ya nada merece la pena, aunque ya es tanto lo destruido y eliminado que lo que queda en Melilla La Vieja es Exin o Disney Castillos que tanto da.         
En Sagunto, las entidades defensoras del patrimonio interpusieron una denuncia contra la “falsa rehabilitación” del teatro romano y consiguieron ganarla en 1ª instancia y se ordenó revertir las obras a su estado original, pero el daño ya estaba hecho, al final tampoco se pudo devolver las obras, pero al menos quedaron en evidencia.       

Los aljibes de Melilla

La realidad que nos imponían era que lo árabe había desaparecido por entero, eso es lo que se nos decía y no había posibilidad de encontrar nada o de desmentir la versión oficial. Los que destruyeron todo lo que quedaba del pasado árabe en la década de los 60 del siglo XX –con la invención de la fortaleza púnico-española–, sabían porqué lo decían. Los que en la década de los 80 sabían lo que se había hecho con anterioridad callaron también y guardaron de modo celoso las llaves del secreto.
Joaquín Rodríguez Puget, militar y antiguo Jefe de la Comandancia de Obras publicó hace dos años un libro titulado ‘Crónicas de una fortificación’, obra que pese a ser prologado por Carlos Seco Serrano no entró ni fue arropado por la nefasta “nomenclatura” que se ha adueñado del pasado arqueológico e histórico de Melilla.
Rodríguez Puget explica cosas que decididamente cambianel enfoque sobre la realidad de Melilla La Vieja y dice claramente que: La Cortina del Frente Oeste o de Tierra esta “reconstruida sobre los elementos defensivos del antiguo castillo árabe”. Mi sorpresa ante la aparición de la palabra prohibida fue enorme y pensé: ¡Osea, que algo queda y es perfectamente distinguible para expertos y para los que tiene toda la información y la ocultan! Es una lástima que Puget no sea más claro y que no se haya atrevido a darle la patada definitiva al edificio de mentiras que oculta el pasado árabe/musulmán/bereber, pero como primer paso resulta revelador.
La Cortina del Frente Oeste es todo lo que va entre la puerta de Santiago y el antiguo castillo árabe sobre el que se edificó La Concepción, otra de las zonas que está sufriendo esta rehabilitación liquidadora del pasado.
Los españoles al llegar en 1496 o97, que todavía no lo saben seguro, se encontraron con una ciudad abandonada demasiado grande, no la pudieron ocupar entera y con unas defensas semidestruidas y las casas incendiadas. Nada irremediable, para los centenares de canteros, albañiles, carpinteros y todo tipo de especialistas que arribaron a Melilla en la inmensa flota de Medina Sidonia, a cuyo frente no estaba Estopiñán, porque el conquistador de Melilla es el jefe de la flota y Pedro de Estopiñán no lo era.
Los artesanos españoles recompusieron muros, derribaron casas y erigieron defensas y en dónde había una casa la rellenaron con escombros y levantaron una sólida muralla, todo, con los materiales de la abandonada ciudad árabe, con los que ellos traían y con otros que utilizaron de las inmediaciones. Todo eso se distinguía en las antiguas murallas, ya no.
En toda la Cortina del Frente de Tierra (Muralla Real) estaba el antiguo castillo árabe y sus defensas y dependencias auxiliares y aljibes, entonces los españoles encontraron allí mucho material para reconstruir y transformaron todo lo que encontraron y les dieron otro uso.
Allí había un aljibe que recorría todo lo que hoy es conocido como Muralla Real, desde la Torre del Reloj hasta la entrada que está por encima de la calle Miguel Acosta. Parte de aquel aljibe árabe siguió en uso hasta la construcción de los nuevos en el año 1575 y la otra, probablemente fue rellenada para elevar la muralla y darle un uso defensivo.
Cuando en junio empezaron las obras en la zona alerté en estas páginas de la posible eliminación de restos históricos y de acciones poco cuidadosas. En aquellos días pude fotografiar lo que “los operarios” me indicaron que era la toma de agua de un aljibe y uno de los agujeros de ventilación superiores. No escribí nada por no interferir en la obras. En septiembre apareció la zona marcada con un cartel que decía: “Suelo arqueológico, no pisar”. Luego aparecieron otras cinco troneras de ventilación, pero toma de agua era sólo la primera. Todas fueron tapadas, los responsables del Instituto de Las Culturas dijeron que no había nada de interés y dieron orden de cerrar.
Esta aparición del mes de junio hubiese hecho detener y paralizar las obras en cualquier ciudad de España y del Mundo y además, se hubiese enviado un comunicado a la prensa informando del hallazgo y de su posible datación, pero en Melilla nada de nada, porque el que eso sea un aljibe, que lo es, supone muchas cosas que cambiarán muchas otras.

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