Después de escuchar al presidente de la República de Francia, Enmanuel Macrón, y a la presidenta de la Unión Europea, Margarita Von Der Leyen, a la UE no le queda otro remedio que rearmarse ante la amenaza rusa, cuya guerra nos dicen comenzará dentro de tres años. Además, nos dicen que el rearme europeo tiene que ser partiendo de nuestra industria militar. Ni que decir tiene, que Francia y Alemania son las primeras potencias en lo que a esta materia se refiere y ellos serán los mayores beneficiarios. Un cambio en el gobierno de los Estados Unidos de vertiente republicana, según los vaticinios de la UE, haría peligrar la existencia de la propia OTAN y ¡claro está! Ante tales perspectivas, nos sentimos inseguros. Francia ya ha adelantado que pone todo su arsenal nuclear en manos de los intereses de la UE. Y Francia, aunque no tiene una capacidad nuclear para borrar la Tierra de la faz del Universo, si tiene las suficientes cabezas nucleares persuasivas para borrar a Rusia de la Faz de la Tierra. A mí personalmente, no me preocupa ni la existencia de la OTAN ni el inevitable fortalecimiento de Rusia, tras una guerra que va a ganar casi irremisiblemente. Sabemos que un incremento en gasto militar implicaría una caída de los servicios sociales y de nuestro estado del bienestar, por lo que los ideales de la UE desaparecerán y por lo tanto, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ya nos habría ganado la guerra sin gastar una bala; que eso es precisamente lo que quiere este sujeto. Los europeos no estamos preparados como los rusos para luchar con armas nucleares tácticas. Primero porque no las tenemos y segundo, porque tampoco hemos realizado maniobras con el ejército estadounidense en esta materia. Sabemos que los EEUU las tienen, pero desconocemos si realmente hacen maniobras con ellas como sí lo hace Rusia cada cuatro meses a unos quinientos kilómetros de China y últimamente en la mismísima Rusia europea. Creo casi seguro, que en un enfrentamiento con ellos, utilizando este tipo de armas, nos vencerían y no les costaría demasiado trabajo el hacerlo. Desde mi perspectiva, esto tampoco es algo para preocuparse. Lo que sí me preocupa es que mientras Rusia, que no nos va a atacar, se arma para vencer su guerra, la UE, parece que opta por una especie de ejercicios militares con una hiper-moral casi santurrona que en una guerra es impropia y a mi juicio estúpida. Ni armas de racimo, ni químicas, ni nucleares, ni radiactivas, ni uranio empobrecido. Y eso es así, teniendo un hueso como el ruso en la frontera...La estupidez de la estupidez. Si queremos hacernos de respetar, EEUU tiene que reafirmarse en lo pactado, gobierne quien gobierne, que es que todos los países miembros gasten un mínimo del dos por ciento de su presupuesto en materia de Defensa para 2029. No más. La UE debe mantener su proyecto de un mini ejército europeo para 2025 dotado con unos cinco mil hombres y que las Battle Groups actuales: dos batallones de mil quinientos hombres a disposición de la UE, no desaparezcan, sino que se unan a la futura unidad operativa. Con esto, la Política de Seguridad y Defensa Común, PSDC, de la UE dispondrá de ocho mil hombres; lo suficiente para una acción militar rápida y puntual. Sin embargo, y volviendo al tema del rearme propuesto por la presidenta, Margarita Von Der Leyen, creo que bastaría con cambiar el protocolo de armas químicas aprobado en la Convención de Armas Químicas de 1993. Los ejércitos europeos conocen bien el uso de este tipo de armas. Saben como aplicarlas. De hecho, es una invención europea...Siempre han sido nuestras armas más mortíferas. El mundo nuclear proviene de los EE.UU. y el nuclear táctico de Rusia. Pero en armamento químico no. Rusia es muy deficiente en su uso. Y en Siria se vio con claridad su imprecisión, además de no atreverse con algo más fuerte que el gas Sarín. Por estos motivos, pienso que hay que olvidarse de la dotación de armas nucleares tácticas para la UE y de un ejército excesivo. No obstante, sí creo que hay que dotarse de munición necesaria para una guerra frontal y de proyectiles inteligentes que harían la función del magnífico dron Lancet ruso. Nuestros ejércitos, dadas las circunstancias, deberían de romper la Convención de Armas Químicas y adquirir el conocido agente químico VX como materia de defensa muy económica y disuasoria. Tengo fijación con esta arma química, porque aunque se ve superada por la rusa Novichock, el VX es una sustancia muy viscosa y se adhiere al suelo con mucha fijación, efectividad y perdurabilidad. En una temperatura baja como la centro-europea, podría ser efectivo durante meses. El VX puede crear un escudo que impida el acceso al ejército ruso o a cualquier otro por el lugar que nuestros generales así lo decidan. Y no necesariamente habría que dispararlo sobre el enemigo, sino sobre las zonas pertinentes, persuadiendo así al invasor. El VX fue declarado un arma de destrucción masiva por la ONU y en mi opinión, acertó en su decisión. Con esta sustancia que es de fácil dispersión, la Unión Europea no necesita de armas nucleares tácticas ni de rearmarse en demasía frente a ninguna amenaza. No obstante, hay que ser buenos... Debemos comprar y fabricar armas convencionales casi en plan economía de guerra, porque la farmacológica con la covid-19 ya se ha enriquecido bastante con nuestros estados. La realidad es que escribo este artículo para hacerle ver al ciudadano que no necesitamos perder nuestro Estado del Bienestar para que la Unión Europea sea un lugar inconquistable al igual que España.