El análisis de ADN de hasta 18.000 años de antigüedad de yacimientos arqueológicos en África subsahariana revela la historia de cómo vivían, viajaban y se relacionaban los humanos, según un estudio que publica Nature.
Un equipo interdisciplinar de 44 investigadores ha dado a conocer los resultado del análisis del ADN antiguo de seis individuos enterrados en yacimientos de Malaui, Tanzania y Zambia, que vivieron hace entre 18.000 y 5.000 años, a la vez que revisa los datos ya publicados sobre otros 28 encontrados en todo el continente.
El resultado es un conjunto sin precedentes sobre el ADN de los antiguos forrajeadores africanos, que cazaban, recolectaban o pescaban.
Gracias a estos datos, los investigadores pudieron esbozar importantes cambios demográficos que tuvieron lugar entre hace 80.000 y 20.000 años.
Ya hace unos 50.000 años, los habitantes de distintas regiones del continente se trasladaban y asentaban en otras zonas, y desarrollaban alianzas y redes a grandes distancias para comerciar, compartir información e incluso encontrar parejas reproductoras. Unas relaciones que les ayudaron a sobrevivir y prosperar, escriben los investigadores.
Los estudiosos han supuesto durante mucho tiempo que los principales cambios en el registro arqueológico de hace unos 50.000 años reflejaban un cambio en las redes sociales y, quizás incluso, cambios en el tamaño de la población. Sin embargo, esto había sido difícil de comprobar.
"Hasta ahora no habíamos podido explorar directamente estos cambios demográficos propuestos", indicó Elizabeth Sawchuk, una de las firmantes de la investigación de la Universidad de Alberta (EE.UU).
Por una parte, ha sido difícil reconstruir los acontecimientos de nuestro pasado más profundo utilizando el ADN de las personas que viven hoy en día.
Por otra, las herramientas de piedra y otros objetos no pueden contar toda la historia, por eso el ADN antiguo “proporciona una visión directa de las propias personas, que era la parte que faltaba en el rompecabezas", agregó.
Los investigadores pudieron demostrar que, hace unos 20.000 años, la gente había dejado de viajar tanto y puede que se debiera a que, en ese momento, “las redes sociales establecidas previamente permitían el flujo de información y tecnologías sin que tuvieran que desplazarse", añadió Sawchuk.
El estudio permite también, comprender mejor cómo se movían y mezclaban los habitantes de esa parte de África, pues anteriormente el ADN africano más antiguo procedía de lo que hoy es Marruecos, explicó Mary Pendergast, otra de las firmantes y de la Universidad de Rice (Estados Unidos).
El análisis genético confirma un patrón arqueológico de comportamiento más local en el este de África a lo largo del tiempo.
Al principio, según expuso Jessica Thompson de la Universidad de Yale, las personas encontraban parejas reproductivas de amplios grupos geográficos y culturales, pero más tarde dieron prioridad a las que vivían más cerca y eran potencialmente más similares culturalmente.
Algunos de los esqueletos de los que se tomaron muestras para el estudio fueron excavados hace medio siglo, pero su ADN se conserva a pesar de los climas cálidos y húmedos del trópico.
Este trabajo demuestra “por qué es tan importante invertir en la custodia de los restos humanos y los artefactos arqueológicos en los museos africanos", dijo Potiphar Kaliba, del Departamento de Museos y Monumentos de Malaui y uno de los autores del estudio.
"Hay unas 30 veces más secuencias de ADN antiguas publicadas de Europa que de África -destacó- y dado que África alberga la mayor diversidad genética humana del planeta, nos queda mucho por aprender".
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