El acuerdo con Marruecos no avala las ‘devoluciones en caliente’, según Apdha

La Asociación Pro Derechos Humanos critica que el Gobierno haya puesto en marcha una “campaña de intoxicación” para que en Europa se crea que se está viviendo una situación de invasión en Melilla y Ceuta

La Asociación Pro Derechos Humanos  de Andalucía (ADPHA) asegura en su último estudio (Informe Frontera Sur 2013) que el acuerdo de readmisión hispano-marroquí, firmado en 1992 y que entró en vigor en 2012, no habilita una vía que permita devoluciones “sin ningún trámite administrativo. Es decir, que no ampara las denominadas ‘expulsiones en caliente’. En este punto, desde la entidad indican que están fuera del acuerdo las devoluciones que se efectúan sin identificar a los inmigrantes, las que no se documenten en una solicitud formal y en un certificado de recepción y, en caso de tránsito a un tercer país, las que no aseguren la continuidad del viaje hasta el destino final y no garanticen el respeto de los Derechos Humanos de la persona devuelta.
En el estudio, presentado ayer en Sevilla, Apdha considera irregulares las expulsiones de inmigrantes rescatados en el mar intentando acceder a territorio nacional. En este punto hace referencia a las imágenes de Prodein (Pro Derechos de la Infancia) de cómo la Guardia Civil lleva hasta costas marroquíes a personas a las que no se les deja ni siquiera subir a la lancha. Asimismo, apuntan que es ilegal devolver a inmigrantes interceptados ya en territorio nacional. Aquí recuerda, entre otros episodios, la denuncia de Prodein por la entrada de las Fuerzas de Seguridad marroquíes en territorio español el viernes 28 de marzo para llevarse a varios inmigrantes que habían logrado pasar la valla que separa nuestra ciudad de Marruecos.
Tal y como afirmaron hace unas semanas en El Faro desde el Consejo de la Abogacía Española, desde Apdha insisten en su informe en que el convenio hispano-marroquí no ampara el hecho de que los inmigrantes sean devueltos a Marruecos, sin que antes se haya aplicado lo que establece la Ley de Extranjería.
Ésta no es la única conclusión que se extrae de este análisis. La asociación en defensa de los derechos humanos critica, además, que se haya puesto en marcha una “campaña orquestada” para que en Europa se tenga la sensación de que está produciendo una “invasión subsahariana” en Melilla y Ceuta. En el informe se recuerdan, por ejemplo, las palabras del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, que afirmó hace poco más de un mes que había cerca de 80.000 inmigrantes repartidos entre Marruecos y Mauritania esperando para entrar en nuestro país de forma ilegal. Desde la asociación consideran que esta “intoxicación informativa” pretende justificar el empleo de métodos más contundentes y eficaces “sea cual sea su coste en sufrimiento y en vidas humanas”.
Desde Apdha afirman que pese a la dramática situación y las terribles escenas que se han visto en los últimos meses en las fronteras de Melilla y Ceuta, la cifra de entrada de inmigrantes sigue lejos de las que se produjeron en 2005, cuando más de 5.500 subsaharianos lograron pasar a las dos ciudades y más lejos aún de los 15.000 inmigrantes que fueron trasladados a la península entre 1996 y 1999.
Asimismo, recalcan que el número de personas que pasan a Europa a través de nuestra ciudad y de Ceuta representa apenas “una gota” en relación a los 104.000 inmigrantes llegados al viejo continente por el conjunto de sus fronteras.
Apdha insiste en que se está intentando que la opinión pública acepte impasible cualquier tipo de medida para luchar contra la inmigración regular, a pesar de que se vulneren los derechos humanos. Además, aseguran que durante los últimos años 174 personas han perdido directamente la vida cuando intentaban llegar por uno u otro medio a las dos ciudades autónomas o por la acción de las Fuerzas de Seguridad marroquíes en sus alrededores y critican que estos datos apenas se difundan, excepto en casos muy graves como los del pasado 6 de febrero en Ceuta, cuando fallecieron quince inmigrantes intentando llegar a España a nado.

El negocio de las vallas
El informe de Apdha critica que desde que se registraron los primeros intentos de entradas irregulares a través de Melilla y Ceuta en los años noventa, la única solución que se ha intentado ha sido poner en marcha más medidas de contención, en lugar de ir al fondo de la cuestión. En este sentido, hacen referencia a la instalación de la concertina en nuestra valla, como la última de las decisiones adoptadas para frenar las entradas, a pesar de los graves daños que estos elementos pueden causar en las personas que tratan de saltar la alambrada. Desde la asociación se indica que estos métodos, además de servir para rechazar a los inmigrantes, suponen un negocio que proporciona importantes beneficios a las empresas.  Apdha apunta que desde que se detectaron los primeros intentos de entrada de inmigrantes en las dos ciudades, el Gobierno, tanto con el PP ahora como con el PSOE antes, ha invertido decenas de millones de euros en elevar la altura de la valla, instalar la sirgan, colocar concertinas y otro tipo de materiales antiintrusión.

La evolución del fenómeno migratorio desde los años 90: Traslados y construcción de valla y CETI

Apdha hace un recorrido en su último informe sobre el fenómeno migratorio en Melilla y Ceuta. Recuerda que las primeras entradas se detectaron en los años noventa. En aquel momento los inmigrantes se instalaron en nuestra ciudad, en primer lugar en el antiguo hospital de la Cruz Roja, y más tarde en la Granja Agrícola. Las condiciones en las que vivían estas personas eran insostenibles y el Gobierno, entonces del PP, puso en marcha ambiciosos planes para trasladar a los inmigrantes a la península, mientras se construían los Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) en las dos ciudades, unas instalaciones que en Melilla no se abrieron hasta 1999, con un total de 472 plazas (ahora hay más de 1.800 residentes). Los primeros traslados ofrecían a los subsaharianos formación, incorporación laboral y permisos de residencia de hasta un año, una situación bastante distinta a la actual. Entre 1996 y 1998 se llevaron a la península a más de 6.000 extranjeros. En 1999, una media de 500 subsaharianos mensuales fueron llevados a Almería, Alicante, Murcia y Cataluña, principalmente, desde las dos ciudades autónomas. Sin embargo, desde Apdha critican que una vez que se abren los CETI, Melilla y Ceuta se convierten en “prisiones” y aseguran que los programas de acogida y traslado se vuelven cada vez más represivos. En estas tres décadas, además de construir los CETI, se aumenta la presencia policial en el perímetro y se instalan las vallas, primero de tres metros de altura y más tarde, tras la crisis del 2005, de seis metros. El nuevo repunte de la presión migratoria registrado en los últimos meses ha tenido como principal consecuencia la colocación de la concertina, que ya se puso en 2005, pero se retiró parcialmente dos años después.

La actuación en Isla de Tierra, ilegal para Apdha

El informe de Apdha recuerda los hechos que se produjeron en septiembre de 2012 en Isla de Tierra, cuando fueron expulsados 73 inmigrantes que habían llegado a nado al peñón español. Desde la asociación señalan que la Administración debería haber trasladado a todos los inmigrantes a nuestra ciudad para garantizar la aplicación de la Ley de Extranjería, tal y como hizo con un grupo de 16, considerados como los más vulnerables.  Una vez en nuestra ciudad, señalan desde Apdha, podría haberse ordenado su devolución a Marruecos en aplicación del acuerdo hispano-marroquí para la readmisión de extranjeros en situación irregular. La asociación critica que no se les dio a estas personas la oportunidad de pedir asilo ni ejercer sus derechos. Hay que recordar que la pasada semana un grupo de siete inmigrantes llegó a bordo de una embarcación a Chafarinas, un peñón también español. En esta ocasión, cuatro de los inmigrantes fueron trasladados a nuestra ciudad para comprobar si eran menores de edad, algo que se descartó, por lo que los devolvieron a la isla. Desde allí, los siete subsaharianos fueron entregados a Marruecos.