Categorías: Sucesos y Seguridad

El 85% de los residentes del CETI son de procedencia subsahariana

Los últimos traslados de inmigrantes a la península han servido para aliviar mínimamente las cifras de ocupación que hay en el CETI, que a día de hoy alberga a 1.280 personas, según informaron en la jornada de ayer fuentes del centro a El Faro. Eso sí, las últimas entradas masivas han provocado, en apenas

un par de meses, un cambio total en la clasificación por residentes en lo que a nacionalidades se refiere. Actualmente, los subsaharianos son mayoría absoluta en estas instalaciones, hasta el punto de que representan al 85% de los residentes, mientras que en enero el centro lo copaban sirios y argelinos. Éstos últimos se han vuelto una minoría dentro del CETI.
Si comparamos con el pasado 1 de enero, en el centro hay ahora mismo casi 300 personas más, un total de 1.280, pese a que la capacidad máxima es para 480. Hay que recordar que durante la semana pasada salieron de Melilla en dirección a la península unos 150 inmigrantes, aproximadamente, para desahogar un mínimo las instalaciones.
Los malienses son el principal grupo del CETI. Hay unas 270 personas de esta nacionalidad, cuando hace un par de meses había unas 160, siendo en aquel entonces el tercer colectivo más numeroso de las instalaciones. Su número ha ido incrementándose paulatinamente desde hace un año a causa del conflicto bélico en el que se encuentra sumido el país. En febrero del 2013, no llegaban al centenar. No obstante, la  entrada de tropas francesas a comienzos del pasado ejercicio para combatir a los islamistas agravó el conflicto y los exiliados se contaron por miles. Muchos eligieron la ciudad autónoma como vía para entrar en España.
En segundo lugar se encuentran los nacionales de Guinea Conakry, unos 160 inmigrantes, colectivo que en enero no llegaba al centenar de personas. De este país eran las cuatro personas que el pasado mes lograron colarse en Melilla usando 'motos kamikazes' para cruzar la frontera a toda velocidad.
Por otro lado, se encuentran los sirios, de los que actualmente hay unas 150 personas en el CETI. Su número se ha mantenido estable desde finales de 2013, cuando había 170, aunque a comienzos de año la cifra experimentó un leve repunte, hasta los 200 inmigrantes.
La crisis que comenzó en Siria a principios de 2011, cuando los habitantes del país empezaron a alzarse en una serie de protestas en contra de su Gobierno, se ha hecho notar tres años después en Melilla. Pese a los esfuerzos de Naciones Unidas (ONU) y la Liga Árabe para mediar en la guerra civil que vive dicha nación, la situación es cada vez más violenta, siendo sus principales ciudades el campo de batalla del conflicto. Ello ha provocado un éxodo de refugiados hacia Europa y cientos de ellos han escogido Melilla como destino para llegar a España. Desde que comenzó el actual ejercicio, la presión migratoria de este colectivo ha sido creciente. En febrero, fue necesario cerrar el paso fronterizo de Beni Enzar a última hora de la tarde porque cientos de sirios querían cruzar a Melilla. La mayor parte de las personas de esta nacionalidad que residen ahora mismo en el CETI viven junto a sus familiares. Con ésto, es más sencillo que cuando sean trasladados a la península se hagan cargo de ellos ONGs estatales y no ingresen en Centros de Internamiento para Extranjeros (CIEs).
El cuarto puesto por nacionalidad lo ocupan los cameruneses, de los que hay 120 inmigrantes, cuando hace un par de meses eran una minoría. El resto de colectivos son, en su mayoría, de origen subsahariano.

Descenso de argelinos

Un caso peculiar es el de los argelinos. Durante meses fueron uno de los grupos mayoritarios del CETI e incluso, en algunas ocasiones, el más numeroso. Sin embargo, actualmente hay únicamente 40 personas de esta nacionalidad en el centro. Las entradas y salidas de las personas de esta nacionalidad son continuas, pues existe un protocolo para su repatriación que hace que las devoluciones a su país de origen sean bastante ágiles.
No obstante, cuando residen en el centro junto a sus familiares su devolución se ralentiza y tienen más opciones de ser trasladados a la península para entrar en programas de integración a cargo de ONGs. Además, se da el caso de que suelen acceder a Melilla usando pasaportes de Marruecos. Al llegar al CETI, se les deniega la entrada a un gran número, al ser considerados ciudadanos marroquíes y, por ende, no tener derecho a ingresar en las instalaciones.

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