El vicepresidente primero del Ejecutivo melillense, Miguel Marín, no se traga eso de que la carta de la ministra de Sanidad haya sido "un error administrativo", como trata de justificar ahora este Ministerio. Y a la vista de cómo está el servicio en nuestra ciudad, es muy probable que, efectivamente, no haya sido un descuido sino el ejemplo palpable de que Mónica García no tiene ni idea de lo que se trae entre manos con respecto al sistema en las dos ciudades autónomas bajo su competencia.
Lo han dicho los médicos, que saben muy bien de lo que hablan. Ya no se trata únicamente de que se le olvidara que Melilla está bajo su gestión en exclusiva sino que, además, señaló en el Senado que se dispone de 31 millones de euros para sufragar las medidas que desarrollen el Real Decreto por el que las ciudades norteafricanas fueron declaradas hace casi dos años como "de difícil desempeño y cobertura", algo que, según el presidente del Colegio Médico, Justo Sancho-Miñano, el Ingesa desmintió en la reunión de la Mesa Sectorial celebrada la pasada semana.
Estamos ante la acción de un Ministerio que hace ya años se olvidó de que aún hay ciudadanos cuya salud depende directamente de su gestión, que los ceutíes y melillenses están en sus manos. Son más de 160.000 personas las que están bajo el paraguas de un organismo, el Ingesa, que no saca a la calle oferta de empleo público desde 2021, que no tiene el más mínimo reparo en dejar a toda una población sin determinados especialistas o al que le da igual que su labor sea considerada la peor de toda Europa. No hay que olvidar que Ceuta y Melilla están a la cola en materia como número de médicos por habitante.
El problema es que no hay grandes (ni pequeñas) expectativas de mejora. La certificación mediante la famosa carta de la ministra de que Mónica García no tiene ni idea de cuáles son sus responsabilidades, pone sobre la mesa algo aún más preocupante, como es el grado de compromiso real que el Gobierno de España tiene con Melilla en ésta y otras cuestiones pendientes, tales como la bonificación de la Seguridad Social, la reapertura de la aduana comercial, el régimen de viajeros, las inversiones estatales o la OSP para las líneas aéreas de Málaga y Melilla, entre otras cuestiones.
Si la ministra quiere tener algo de credibilidad entre los melillenses, ya está tardando en visitar la ciudad, reunirse con los médicos, con los sindicatos, con la Ciudad Autónoma, pedir perdón por semejante barbaridad cometida por escrito y ponerse las pilas para demostrar que arreglar el desaguisado de la sanidad en Melila es una prioridad para su departamento.
De lo contrario, si solo piensa venir el día que el hospital universitario abra sus puertas para acoger unas cuantas consultas externas, habrá puesto de manifiesto que lo único que le interesa es la foto y el titular del día. Y eso no va a arreglar absolutamente nada. Las instalaciones estarán estupendas por nuevas que son, pero el servicio que darán no alcanzará a las necesidades que existen en materia sanitaria.
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