Ningún esfuerzo es excesivo cuando se trata del futuro de los niños, esos que en no demasiados años tendrán la labor de mantener el mundo funcionando de manera sostenible y en el que la inclusión no sea extraordinaria si no parte del día a día de nuestra sociedad.
Es por eso que el anuncio de mantener el cupo de docentes en Melilla en 170 plazas adicionales, una cifra histórica en la ciudad, para poder dar cumplimiento a todos los protocolos de prevención del Covid vigentes hasta el momento es recibido con beneplácito.
Es plausible que se tome tan en serio la salud de la población, toda vez que este aumento en la matrícula busca cumplir, en primer lugar, con el ratio de 25 alumnos por aula, pudiéndose mantener las distancias de seguridad, pero no es menos reconocible la compensación al esfuerzo del profesorado melillense durante los dos últimos años para mantener a flote los procesos de aprendizaje .
Es de esperarse que este esfuerzo se vea reflejado en los resultados escolares a finales del venidero curso y que los niños y jóvenes melillenses puedan alcanzar niveles y resultados más altos, reflejo de las medidas que se están tomando. Es evidente que todos los problemas que enfrenta el proceso educativo no se resuelven con más profesores, así como que la pandemia no llegará a su fin solo con las medidas de seguridad tomadas en los centros educativos, pero ambas medidas deberán colaborar para que se obtenga un saldo más que positivo en ambos ámbitos cuando llegue el momento de calcular promedios y sacar cuentas al finalizar el próximo año escolar, a la par de conseguir tasas de contagio no solo más bajas si no las mínimas posibles.
Los niños y jóvenes necesitan volver a sus rutinas académicas, a sus procesos de socialización, necesitan aprender a convivir en esta nueva normalidad, por lo que toda inversión para lograrlo es necesaria, como también será necesario no perder de vista el coste que estas medidas tienen para todos los ciudadanos, que de algún lugar tiene que salir el dinero para costearlo, por lo que su correcta aplicación y la obtención de los frutos deseados deben ser una exigencia general.
Probablemente en el proceso se tropezará con más de un escollo, pero eso solo será motivo para hacer lo necesario para superarlos y alcanzar las metas, no solo en temas de salud, sino también en cuanto a la calidad de los resultados académicos. No basta esperar, y como con todo lo que se refiere a desarrollo y avance social, hay que participar desde el pequeño espacio personal y social, reconociendo lo que está bien y permaneciendo vigilante para que lo que esté mal se corrija.
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