La periódica publicación de los datos de desempleo da lugar habitualmente a un cruce de reproches entre Gobierno y oposición, que crece si las cifras son negativas, como viene ocurriendo en los últimos meses.
El debate, a la hora de valorar el nivel del paro, gira en torno de a quién corresponde asumir los resultados que se registran en nuestra ciudad, donde no están transferidas las políticas de empleo. Generalmente, el Ejecutivo central está en el centro de la diana. Si las cifras son negativas, el Gobierno local señala hacia Madrid, y si son positivas, a veces lo hace la oposición.
Al margen del debate político, lo cierto es que sí es posible adoptar medidas desde el ámbito local que tengan efecto sobre nuestra tasa de paro. Curiosamente, quien tiene más posibilidades de actuar es el consejero de Seguridad Ciudadana, Javier Calderón. En sus manos está dar un empujón a varios sectores económicos. Por ejemplo, hoy nos enteramos por El Faro de que, según los datos facilitados por los propios taxistas piratas a este periódico, mueven al año una cifra superior a los 600.000 euros. Se trata de una cantidad importante que sale del circuito legal, que no paga impuestos y que está contribuyendo a ahogar tanto a los taxistas que desempeñan su profesión respetando toda la normativa como a la COA, cuyos autobuses han estado en varias ocasiones a punto de quedarse en las cocheras, sin poder salir a hacer sus rutas por falta de combustible.
Los taxistas reconocen la labor de los polícías locales en la lucha contra quienes les hacen competencia desleal, pero les piden “un empujón” para intentar erradicar definitivamente esta práctica que está poniendo en peligro el futuro del taxi en nuestra ciudad.
En manos del consejero Calderón está también tratar de poner fin a la actividad de los mecánicos ilegales, unos individuos que son fácilmente localizables porque cualquier ciudadano sabe dónde se apostan. Trabajan sin ningún tipo de licencia, ponen en riesgo el medio ambiente y colocan contra las cuerdas a los propietarios de los talleres que desempeñan su labor en nuestra ciudad.
Por desgracia, taxistas y talleres no son los únicos afectados por las practicas de individuos que actúan al margen de la ley. También sufren esta situación los dueños de comercios, que ven cómo a las puertas de sus locales se instalan vendedores ambulantes con toda clase de mercancías. Desde ropa interior, a marisco, fruta, relojes, bollería, frutos secos... de casi todo se compra y se vende al margen de la ley.
La solución al desempleo en Melilla no está en manos de la Policía, pero la Consejería de Seguridad Ciudadana puede contribuir a que no empeore más la situación debido la ‘ilegalidad’ de todas las actividades económicas que se desarrollan en nuestra ciudad a diario a la espera de que se tomen medidas firmes para acabar con ellas de manera definitiva.