Sin duda, el Domingo de Ramos que vivió ayer Melilla no tiene otro calificativo que el de esplendoroso, tanto por el mucho público que acudió a arropar y presenciar la procesión de la Cofradía de Batería Jota, como por la belleza de unos pasos que resumen el sentir de una celebración, como la primavera, imbricada en el sentido del renacimiento como el mejor modo de pervivir y renovarnos en nuestra vida.
La Semana Santa melillense es una amalgama de variedades que ayer, sólo para la procesión de las palmas y el olivo bendecidos, movilizó para el desfile a más de cuatrocientas personas.
‘La Pollinica’ es en sí misma un reflejo de nuestra multiculturalidad y de nuestro particular carácter. La participación activa de La Legión, hermano mayor honorario de la misma Cofradía, contribuye siempre a poner un punto de bello espectáculo que ayer, más que nunca, arrastró a los melillenses al paso del desfile procesional por la Avenida.