El Observatorio de Ceuta y Melilla ha publicado esta semana el tercero de los informes que saca tras su creación en el marco del Instituto de Seguridad y Cultura. En esta ocasión, tras centrarse en la economía de ambas ciudades y en sus fronteras, lo que se aborda con este tercer informe son sus orígenes históricos. El director del Observatorio es Carlos Echevarría y es también el autor de este informe que tiene como título ‘Las raíces históricas de Ceuta, Melilla y el resto de territorios españoles en el norte de África’. El Faro pudo hablar él con motivo de la presentación de este informe que se llevó a cabo por la tarde de forma telemática y presencial en la Asociación de Prensa de Madrid, y en dicho evento intervinieron en una mesa redonda Antonio Bravo, historiador y cronista de Melilla, y Carlos Rontomé, consejero de Educación y Cultura de Ceuta.
A diferencia de los informes anteriores que han contado con varias firmas, en esta ocasión la autoría es totalmente de Echeverría y en este trabajo se habla de los orígenes históricos desde que se entabla un vínculo de pertenencia con España como Estado tanto por parte de las ciudades autónomas como lo que se denomina “territorios menores”, que son el archipiélago de Chafarinas, el peñón de Alhucemas y el peñón de Vélez de la Gomera.
Echeverría cuenta que han visto necesario hacer un ejercicio de divulgación acerca de esta materia. “No se defiende lo que no se conoce y eso, evidentemente, no debe de ser una opción”, afirmó. Una de las cuestiones en las que hacen hincapié desde el observatorio es que hay que enmarcar las diferencias entre todos estos territorios, sobre todo de las dos ciudades. Tienen en común su ubicación en el norte de África, que son las fronteras de España y de Europa con Marruecos, pero guardan muchas diferencias entre sí. También en lo que respecta a los territorios menores, “hay un desconocimiento absoluto y eso es muy peligroso”. Al hilo de esta cuestión, el politólogo recordó que incluso aún hay mucho desconocimiento acerca de la isla de Perejil, así como de sus orígenes históricos y la pertenencia de este territorio.
Por ello, han puesto los esfuerzos en hacer este ejercicio pedagógico con este informe que abarca periodos históricos desde los primeros vínculos de los territorios mencionados con el Estado español hasta el protectorado, que abarca concretamente desde 1912 hasta la independencia de Marruecos en 1956. En cuanto a las raíces, en el caso de Ceuta y Melilla hay que viajar a siglo XV según los referentes históricos, en una edad Moderna para el mundo, y en el caso de los peñones más adelante al XVI y XVII; y con las islas Chafarinas al siglo XIX
Para Echeverría es importante hacer esta pedagogía histórica indagando en las raíces de todos estos territorios ya que hay mucho desconocimiento de ello. De hecho hay círculos en los que incluso se afirma que la frontera es ilegal, y ante esto el politólogo señaló que parece que existe cierto complejo en el que “estuviésemos siendo lo que somos sin derecho a ello”.
E insistió en que la frontera de Melilla es legal jurídicamente y a ojos del derecho internacional, y así lo sostienen los expertos juristas, y como se ha contemplado en otros informes del observatorio y en las mesas redondas que se han llevado a cabo. De esta forma se hace importante poner sobre ella mesa argumentos sólidos tanto en la dimensión jurídica, como en el caso de este informe, la dimensión histórica.
”Durante el acto, Echeverría ha remarcado que este hecho, que los territorios españoles del norte de África nunca han dejado de serlo, “muestra la voluntad inequívoca de nuestros antepasados de proteger estos rincones del territorio nacional fuera de la Península Ibérica”. Además, el director del Observatorio de Ceuta y Melilla ha remarcado que “los numerosos tratados enumerados y citados en el informe muestran su validez inequívoca en términos jurídico-internacionales y ponen en evidencia a quien pretenda cuestionar su legalidad y su legitimidad”.
El trabajo de Echeverría realiza un recorrido histórico por los territorios analizados, remontando su relación con lo que hoy es España a tiempos de la antigüedad y fijando el inicio de la soberanía peninsular en 1415 para Ceuta —primero como parte de la corona de Portugal y posteriormente integrándose en los territorios del imperio español— y en 1497 para Melilla, señalando las fechas de 1564 y 1673 para la consolidación de la presencia española en los peñones de Vélez de la Gomera y Alhucemas, respectivamente; aunque en el caso de este último se destaca que existen vínculos importante desde 1560.
Echeverría concluye su análisis de las raíces históricas de los territorios españoles en el norte de África con cinco conclusiones entre ellos que la voluntad de España de proteger sus territorios extra peninsulares en el norte de África no ha flaqueado nunca y que Ceuta y Melilla han sido ciudades y territorios frontera a lo largo de la historia, sólo dejaron de serlo por motivos administrativo durante la etapa del Protectorado (1912-1956) y volvieron a ser frontera con la independencia de Marruecos.
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