La jornada transcurrió con normalidad en el puesto fronterizo de Beni Enzar, como debería ser habitual. Sin embargo, sucesos ocurridos en estas semanas han hecho que en este paso y en el de Farhana se sucedieran últimamente los sobresaltos, en especial, durante las jornadas previas a la Pascua Grande musulmana.
El dispositivo que montó ayer la Guardia Civil y Policía Nacional resultó, afortunadamente, innecesario. La celebración del Aid El Kebir, que se prolonga desde hace una semana en el país vecino y que mantendrá a medio gas su actividad económica aún algunos días, facilitó la labor de los agentes.
El único hecho destacable, no confirmado por la Delegación del Gobierno, fue la presencia de un alborotador en Farhana. Según fuentes policiales, este personaje, viejo conocido de los agentes, lanzó algunas piedras y botellas desde ‘tierra de nadie’. Para sorpresa de todos, fueron los propios marroquíes quienes avisaron a su Policía para que se hiciera cargo de este individuo. Así lo narraron a El Faro fuentes de la Policía española.
Ahora sólo hace falta que esta tranquilidad se mantenga cuando regrese la actividad del ‘comercio atípico’.
No obstante, todavía no es posible afirmar que todos los problemas están resueltos en la frontera o están bien encarrilados. Mientras se intenta resolver unos, han surgido otros. Ahora, los ‘perjudicados’ son los comerciantes de Beni Enzar, que se quejaban ayer del excesivo celo de los agentes a la hora de comprobar los productos que llevaban consigo las personas que transitaban por ese paso entre Melilla y Marruecos. Abdelkader Abdeselam, vocal de este colectivo, lamentaba que para redirigir el ‘contrabando’ hacia Barrio Chino se pusiera en peligro la continuidad de sus negocios al dificultar el regreso a su país de marroquíes que habían cruzado la frontera para adquirir productos para el consumo propio.
Sin abandonar el objetivo de ordenar nuestros pasos fronterizos, la Delegación del Gobierno, la Jefatura Superior de Policía y la Comandancia de la Guardia Civil deberán hacer los ajustes necesarios en los próximos días y matizar las órdenes a los agentes.
En la frontera confluyen muchos intereses económicos de gran importancia para una ciudad como Melilla, en la que las posibilidades de desarrollo están muy limitadas por sus condiciones geográficas. No hay nada más importante en los pasos fronterizos que la seguridad. Nada debe primar sobre este objetivo, como tampoco deben pesar más unos intereses económicos que otros, en especial, cuando no son incompatibles si se actúa con mesura, lógica y sentido común.
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