Los azúcares refinados son aquellos que han pasado por un proceso industrial para eliminar las impurezas y obtener un producto final cristalino y blanco. Se encuentran en una gran variedad de alimentos procesados y su consumo continuado puede tener efectos negativos en la salud de las personas. Por este motivo, es importante conocer dónde están presentes este tipo de azúcares y cómo poder sustituir ese sabor dulce por otros edulcorantes menos perjudiciales para la salud. El Faro ha consultado a la experta en nutrición, la dietista Marta López Ortuño, sobre este asunto.
Es un poco complicado evitar comprar productos que incluyan azúcares refinados entre sus ingredientes. En los supermercados existe un sinfín de alimentos con este edulcorante, a veces en grandes cantidades, y que a demás a simple vista no pensaríamos que lo lleva. Entre estos artículos están por supuesto las bebidas azucaradas como son los refrescos, zumos o las bebidas energéticas, además de la bollería y pastelería industrial.
Entre el catálogo de productos que a simple vista no pareciera que contienen azúcares refinados están las salsas y condimentos como el ketchup o la mayonesa, así como los precocinados. Sí, la mayor de pizzas, empanadillas o nuggets que se venden en los congeladores de las superficies también la incluyen.
Por este motivo, es muy importante fijarse en el etiquetado de la comida a la hora de echarla al carrito de la compra. "El consumo excesivo de azúcar refinada puede tener efectos negativos en la salud, como aumentar el riesgo de obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas y caries dentales. Además, puede contribuir a la inflamación y afectar el equilibrio de azúcar en la sangre. Es importante moderar su consumo y optar por fuentes de carbohidratos más saludables, como frutas, verduras y granos enteros", destaca la dietista.
Además de los azúcares refinados, hay otros que pueden estar presentes en los alimentos y en nuestra dieta. Habla López Ortuño de los azúcares naturales, la fructosa, la lactosa, la sacarosa o la glucosa.
Entre estas enfermedades detalla que las personas que son grandes consumidoras de los azúcares refinados pueden padecer obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas, inflamación o problemas de hígado.
En cuanto al azúcar que deberíamos consumir como máximo, la dietista afirma que depende de varios factores como son la edad, el sexo, el nivel de actividad y los objetivos de salud que tengamos cada uno. Sin embargo, Marta López recuerda que la OMS recomienda limitar la ingesta de azúcares libres (azúcares añadidos y los presentes de forma natural en la miel, los jarabes, los zumos de fruta y los concentrados de zumos de fruta) a menos del 10% de la ingesta calórica total diaria. Preferiblemente, se sugiere reducir la ingesta a menos del 5% para obtener beneficios adicionales para la salud.
Pero, ¿cómo podemos reducir su consumo? "Para reducir el consumo de azúcares añadidos, es importante leer las etiquetas nutricionales de los productos y optar por opciones con bajo contenido de azúcares añadidos o sin ellos. También se puede sustituir el azúcar refinada por alternativas más saludables", señala.
Estas alternativas saludables podrían ser:
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