La Guardia Civil detuvo ayer a un hombre en un local del Rastro tras un registro de cerca de una hora. Los agentes recogieron varias bolsas del interior de este inmueble situado en el número 10 de la calle Alféreces Díaz Otero. La Benemérita no quiso hacer ningún tipo de declaraciones al respecto y aseveró a El Faro que esta operación está bajo secreto de sumario.
El detenido estuvo en el interior durante el registro y salió del edificio esposado. Entró en unos segundos en un vehículo situado justo al lado, escoltado por los guardias civiles. Su aspecto era el de un hombre joven que vestía unos pantalones de color gris oscuro casi negro y una camiseta de mangas cortas también negra.
La operación comenzó con el corte de la calle. Una patrulla de la Guardia Civil bloqueó la entrada de vehículos con un coche en mitad de la carretera. Tan sólo los peatones podían bajar por esta calle desde el Monte María Cristina.
Mientras un grupo de agentes estaba en el interior del local. A la media hora de iniciarse la actuación, un guardia civil salió cargado con un gran número de bolsas de papel sin que se viera en ningún momento lo que había dentro de ellas. Tras depositarlas en un vehículo, volvió al inmueble.
Más tarde, este agente carga un par de bosas de plástico transparentes. En su interior se pueden ver dos botellas que estaban rellenas de un líquido.
Además, durante esta intervención de la Guardia Civil en el Rastro se utilizaron los servicios de un perro de la unidad cinológica.
Tras devolver al can al interior de la furgoneta en la que llegó al lugar, los agentes comenzaron a preparar el final de esta operación. Se situaron en la acera dando la espalda a los medios de comunicación y mientras uno de ellos abría la puerta del coche que estaba justo enfrente del local, un hombre salió del interior para entrar en segundos en el vehículo.
Este coche se marchó y los agentes cerraron este inmueble con un candado dando por terminada esta intervención.
Los vecinos, sin palabras
Los vecinos no daban crédito a lo que estaban viendo. Ninguno reconoció a esta persona ni conocía a qué se dedicaba o qué trabajo desempeñaba en este local.
Una melillense que vive en la zona explicó a este periódico que este inmueble estaba alquilado. El dueño de todo el edificio se lo habría arrendado a un hombre, pero desconocía a qué se dedicaba.
Un joven de la zona destacó, por su parte, que el detenido es el hermano de la persona que de forma habitual trabaja en el interior y que estaría actualmente de vacaciones. Algunos ‘espectadores’ de esta intervención insinuaron a este periódico que presuntamente se vendía droga en inmueble.
Mientras se producía esta intervención, una ONG repartía alimentos a familias en riesgo de exclusión justo enfrente.
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