Uno de sus bancos de piedra, que los Servicios Operativos han retirado, apareció fracturado sin que se sepa quién ha sido el responsable de su rotura. Un mes y diez días después de su apertura al público, la nueva Plaza de las Conchas del Barrio del Real ya ha sufrido su primer destrozo, y no ha sido un pequeño desarreglo sino todo un ‘atentado’ contra la hermosa Plaza.
Uno de sus robustos bancos de piedra ha aparecido roto prácticamente por la mitad. ¿Cómo ha ocurrido? El viceconsejero de Servicios Operativos, Francisco Villena, tiene su teoría: cree que ha sido un vehículo de fuerte carrocería y un tamaño mayor al de un turismo normal, el que ha chocado contra el banco y ha logrado fracturarlo hasta el punto de que su reparación resulta imposible.
Del autor del estropicio nada se sabe. No hay signos que permitan evidenciar cómo fue y quién fue de manera fehaciente el responsable del tremendo destrozo. El caso se queda para el CSI porque, aquí, en Melilla, con nuestros medios y sin testigos que den cuenta de lo ocurrido, no hay forma de explicarse cómo es posible que una bonita plaza, orgullo de la barriada y en especial de los vecinos de las casas colindantes, se vea mermada en sus instalaciones pocos días después de su primer mes de apertura al público.
Cambio radical
Desde el pasado 17 de diciembre, lo que no era más que un solar expedito que si para algo servía era para aparcamientos improvisados de vehículos o para deposiciones de perros y gatos, pasó a convertirse en una bonita plaza con 32 bancos, que desde la pasada semana, por el suceso que comentamos, se han quedado en 31.
La Plaza, una vieja reivindicación de los vecinos, supuso una inversión por parte de la Ciudad Autónoma de 800.000 euros y exigió ocho meses de trabajo. En sus 4.500 metros cuadrados se creó una zona de parque infantil y otra zona deportiva, a modo de gimnasio público al aire libre. Además, se construyó una hermosa pérgola central que domina y reviste de gran estética todo el recinto, en el que igualmente se habilitó un aparcamiento con 63 plazas.
En suma, un cambio radical del lugar que, no obstante, exige del civismo ciudadano para que pueda ser disfrutado por todos los melillenses y especialmente por los vecinos de ‘El Real’.
Otros destrozos
Los destrozos en mobiliario urbano e incluso parte de las infraestructuras sitas en la vía pública están no obstante al orden del día en Melilla. Los más habituales son los robos de tapaderas de alcantarillas y rejillas de conductos de aguas pluviales, que a diario se sustraen en una media de veinte aproximadamente, según informa el viceconsejero de Servicios Operativos. “La Ciudad –señala Villena- los repone a diario, porque lo peor no es sólo el coste y el daño material, sino el peligro que acarrea para los ciudadanos una alcantarilla sin tapadera. Cualquiera puede meter una pierna y accidentarse gravemente”.
La Ciudad Autónoma, asegura Villena, se afana en reponer las tapaderas y rejillas, que sobre todo se sustraen por las calles colindantes con el Paseo Marítimo y especialmente en Montemar y Carlos V. El problema es que no todas tienen las mismas medidas y lo habitual es que “tengan que adaptarse entre las que tenemos o incluso buscar la forma de fabricarlas, porque las hay de hasta 20 tamaños distintos”.
Por ello, en estos casos es muy importante la colaboración ciudadana, que puede ayudar a identificar a los ladrones o causantes de graves desperfectos como el sufrido por la Plaza de las Conchas. Sólo castigos ejemplares podrán hacer valer el civismo que algunos no ejercitan voluntariamente.