Deportes

Desde el punto de vista de un fisioterapeuta de una selección

Cuando mi amigo, y director deportivo de la Federación Melillense de Baloncesto, D. Francisco del Pino se puso en contacto conmigo para proponerme una colaboración con esta serie de artículos que la Federación Melillense de Baloncesto está publicando, quedé muy sorprendida y agradecida: sorprendida por que he seguido todos y cada uno de ellos y tengo en muy alta estima a los colaboradores anteriores a mí ,por lo que espero no desmerecer, y agradecida por contar conmigo y de este modo seguir sintiéndome en contacto directo con esta gran familia que ha formado parte fundamental de mi formación y experiencia profesional y , no menos, de mis vivencias personales, de forma abundante y enriquecedora.

Pues tras mi primera charla con D. Francisco empecé a darle vueltas a qué era lo que quería de mi aportación a esta iniciativa, tenía muchas opciones, algunas habrían hecho suspirar a más de uno (y no precisamente de placer, hubiera sido un suspiro desesperado creedme….) pero al final me decanté por mostraros un poco como reza el título que se enuncia en el cabecero, cuál es la experiencia dentro de este proyecto-programa de Selecciones Autonómicas, pero desde el punto de vista de un fisioterapeuta, o sea desde mi punto de vista, después de no sé cuántos años compartidos con esta federación… tendré que consultarlo…

Durante los primeros días de entrenamiento para los “preseleccionados” y especialmente los más pequeños todo son novedades, interesante observarles cuando llegan al pabellón, su relación con el resto de los compañeros, ver como se acoge a los nuevos jugadores, ver lo dispuestos que son los que ya conocen la dinámica del grupo…. y en estos días comienza una parte muy interesante de nuestro trabajo, durante estas primeras sesiones hacemos una importante recogida inicial de información.

Lo primero es pedir la aportación insustituible de nuestros colaboradores más directos, los padres y madres de nuestros jugadores. ¿Cómo? tras la primera sesión de entrenamiento repartíamos unos cuestionarios en los que se abarcan preguntas acerca de muchos ámbitos de la vida de nuestros jugadores, hay una historia, más o menos corta anterior sobre la que debemos informarnos:

Datos personales, desde el teléfono del tutor/a por si fuera necesario un contacto rápido, dirección (en este punto no incluíamos los datos antropométricos ya que siempre hemos realizado nosotros toda esta toma de datos).

Datos relativos a la actividad física y otros hábitos deportivos del jugador fuera del baloncesto (intensidad del mismo, historial en el tiempo, numero de sesiones…).

Historia clínica del jugador (alergias, cirugías, enfermedades crónicas, enfermedades en la familia…).

Historia clínica en el ámbito deportivo: lesiones importantes y/o lesiones o molestias durante la última de temporada…

Hábitos de alimentación, descanso, frecuencia de las deposiciones (aquí nos encontramos con reacciones de todos los tipos) exposición a elementos tóxicos, horas de exposición a la nintendo o similar (exposición que incluimos entre los hábitos tóxicos, siempre que sobrepase un número de horas admisible o se concentren, ese número de horas, en los fines de semana…)…

Toda esta información recibe una triple filtración, ya que :

Primer filtro: una vez que recibimos éste cuestionario debidamente cumplimentado pasamos a una “entrevista camuflada” a modo de agradable charla informal y mientras que nos ponemos manos a la obra con la recopilación de los datos antropométricos (en los que hay que vencer la tendencia de los mayores a medirse poniéndose de puntillas, o la inevitable pelea con las niñas (que por desgracia desde edades cada vez más tempranas miran con recelo esa máquina maldita que indica la fuerza con la que la gravedad las atrae hacia el centro de la tierra, y que evidentemente hay que mantener bajo control por motivos de salud, que son los que más nos ocupan y queremos inculcar en nuestros jugadores, que no por otros menos importantes, aunque en éste punto me gustaría apuntar la novedad que supuso para mí ,los últimos años de mi colaboración con la federación, que ésta relación amor/odio con la báscula comenzaba, sorprendentemente a filtrarse, también entre el elenco masculino).

Y un segundo filtro en el que acudimos a los padres si algunos de los datos recibidos necesitan ser comentados con ellos por motivos especiales.

Y un tercero y definitivo filtro que será durante los periodos de convivencia más directa con los jugadores (los viajes de preparación y el mismo desplazamiento para los campeonatos).

Estos datos antropométricos son generalmente los más sencillos de conseguir (es difícil equivocarse a la hora de medir alturas, envergaduras, verticales u horizontales, capacidad de salto vertical, peso, contornos, etc. Además realizamos un completo examen de la alineación vertebral (especial atención a l@s niñ@s que se salen de los percentiles o en aquellos en los que en la familia han aparecido problemas de escoliosis), así como una revisión de los ejes fisiológicos, apoyo plantar, orientación articular…

No debemos olvidar que para algunos, a lo mejor, es la primera vez que se “enfrentan“ solos a este tipo de situaciones, aquí ya empezamos a conocer a nuestros niños: distintos caracteres, apocados, chulillos, con desparpajo, tranquilones, charlatanes, fantasmones… generalmente nos dan más información ese ratito de trato más personal que varias sesiones en la cancha, en las que, por supuesto, están entregados al entrenamiento.

Terminamos de rellenar esta “historial personal” con ese segundo filtro al que hacíamos referencia. Siempre es necesario mantener informados a los padres y conocer su visión sobre nuestros jugadores, aunque muchas veces el ser padre hace que esa visión sea demasiado subjetiva. Es interesante hablar con ellos con el fin de concretar, si existe, alguna duda o si en el historial clínico de los jugadores aparecen datos relevantes, cirugías importantes, tratamientos específicos… y comentar con ellos nuestras actuaciones y si es necesario comunicarles algún hallazgo encontrado durante nuestra primera intervención con el fin de responder de forma rápida a todas las necesidades que aparezcan.

Todos estos datos son recopilados y almacenados con las consecuentes medidas necesarias, ya que se trata de datos personales médicos que además serán de mucha utilidad en sucesivas temporadas, si el jugador sigue en el programa de selecciones en años consecutivos.

¡¡Bueno!! Pues ya hemos empezado a rodar y llegan las primeras sesiones de entrenamiento, personalmente me encanta estar a pie de pista observar a los jugadores, sus vicios, sus costumbres, sus actitudes, su higiene postural (ya empezamos a decir palabrejas)… como se mueven…

En este momento ya tenemos una idea de cómo es “estáticamente” la generación con la que estamos trabajando y a partir de aquí y junto al preparador físico comenzamos a entrar en otros aspectos más dinámicos que van a conformar nuestra generación y que debemos conocer con el fin de adaptarnos a ella y sacar el máximo partido, según sus características.

El trabajo del fisioterapeuta y del preparador físico es un tándem fundamental y muy interesante dentro de la preparación de nuestros jugadores, acabamos teniendo charlas tipo “frikis incomestibles” para el resto del cuerpo técnico, intercambiamos ideas, confrontamos distintas técnicas con el fin de atacar los puntos débiles de cada uno de los grupos con los que trabajamos, ejemplo:

- Generación descoordinada (posible aumento de lesiones por sobrecarga muscular) trabajo de técnica de carrera incluido en todos los calentamientos, propiocepción a saco, trabajo de la concentración dirigida…

- Generación bajita, explosiva, rápida (posible aumento de lesiones en estructuras ligamentosas) trabajo específico de estiramiento activo tras las sesiones, estudio de los hábitos posturales especialmente durante los periodos de reposo…

Todo este tipo de acciones consiguen disminuir de forma importante la aparición de lesiones-molestias que acumuladas pueden hacer que nuestros jugadores no lleguen al 100 por 100 al final de la preparación, o no le permitan mantener la intensidad óptima durante los entrenamientos (y tú explicable a un entrenados dos semanas antes del campeonato que el jugador X debe entrenar la mitad de las horas por no haber tenido en cuenta todas estas variables)… no me mal interpretéis, los entrenadores siempre han tenido en cuenta todas nuestras aportaciones en este sentido, pero si sabemos que podemos darles este plus… ¿por qué no preverlo y facilitar que los jugadores lleguen en las mejores condiciones?.

Durante las sesiones de entrenamiento sigues conformando tanto a los jugadores, como a la generación, están esos a los que les cuesta admitir que les duele esto o aquello, los que abusan de las dolencias para escaquearse de la parte del entrenamiento que no les interesa… no tenemos una bola mágica pero con el paso del tiempo llegamos a conocerlos casi, y perdón por la expresión, como si los hubiéramos parido… máxime si tenemos en cuenta que a la mayoría de ellos nos los vamos a encontrar durante varias temporadas formando parte del Proyecto de Selecciones.

Durante esta etapa hay también una parte del trabajo de los Fisioterapeutas sobre el que creo que es importante hablar ya que tiene una incidencia directa sobre el rendimiento de nuestro jugador en las sesiones de entrenamiento, y es la constante comunicación que mantenemos con el club de referencia, el entrenador y, en su caso, también con el fisioterapeuta del club de nuestro jugador, ya que el intercambio de información, en ambos sentidos, a cerca de problemas o posibles dolencias que hayan podido aparecer durante los entrenamientos en el jugador, debe ser primordial, con el fin de que nuestros chicos lleguen en el mejor estado posible a los mismos y saquen el mayor provecho a las horas de entrenamiento tanto en sus clubs como en las selecciones.

Llegamos a uno de los momentos que van a concedernos un plus a la hora de conocer aún más a nuestra generación, a nuestros jugadores: Ese primer desplazamiento, vuelvo a fijarme quizás en los más pequeños que a lo mejor viajan por primera vez sin sus padres (que nos dan toda clase de indicaciones al respecto), sin olvidarnos de los más mayores (que a veces hay que recordarles más intensamente la finalidad del mismo para evitar que se altere el orden de las prioridades) y si dejar de lado a los que sin ser de los mayores o de los pequeños quedan bajo nuestra responsabilidad a todos los niveles, pero que al menos a nivel de salud, a los fisioterapeutas, si no viajamos con un médico, lo cual es un lujo en todos los sentidos, acaba aportándonos un plus en lo que a responsabilidad se refiere que desde luego es compartido por todo el cuerpo técnico pero que nos toca de un modo especial.

En este punto también debo hacer mención de un “personaje “ no secundario, que soporta especial y estoicamente las excentricidades del fisioterapeuta en cuestión o sea ,yo misma: y ese personaje es el delegado padre/madre forzoso donde los haya…

Hay que comer ensalada, nada de platos llenos de patatas fritas, nada de móviles en la mesa a las horas de las comidas, bebemos agua, no quiero a nadie en la máquina de refrescos, hoy no se toma de postre helado, hay que tumbarse a descansar después de comer, a las once todo el mundo en la cama con la luz apagada y no quiero oír ni un mosquito… imposible, pero hay que intentarlo….

No quiero acordarme de cuantas bolsas de chuches hemos podido requisar de las maletas, aún después de haber advertido al respecto o de las veces que tras recoger los móviles para dormir todo un equipo se ha confabulado en poner las alarmas de los mismos a distintas horas durante toda la noche para mantenernos bien activos…

A parte de todas estas anécdotas, que son solo una pequeña muestra de la prolífica actividad y astucia de nuestros jugadores que no olvidemos siguen siendo niños. Durante este primer desplazamiento empezamos a ponerlos en una situación mucho más real de competición, y es aquí donde terminamos de dar forma a nuestro equipo, desde todos los puntos de vista, y por su puesto desde el punto de vista del Fisio. Empezamos a llevarlos a un límite físico al que no están acostumbrados, pabellones desconocidos, jugadores que no son a los que estamos acostumbrados a ver en nuestra liga, tensión extra… y todo esto suele pasar factura a nivel físico, emocional y por supuesto a nivel de lesiones. Aquí empezamos a comprobar cómo responden nuestros niños a ese nivel extra de exigencia de estrés y como le acompaña el nivel físico al que le ha llevado toda la etapa anterior.

Estos primeros partidos también nos ayudan a limar un poco más la relación dentro de los cuerpos técnicos, al menos en mi caso ya que durante los entrenamientos solía tener en pista a tres selecciones en cancha al mismo tiempo, lo cual hacía complicado estar a full time con cada uno de los equipos, cosa que si ocurre durante los desplazamientos fuera de la ciudad, entramos mucho más en la dinámica del equipo conocemos más de cerca la visión, expectativas, organización de cada selección, el rol de cada uno de los jugadores… Las reuniones con el cuerpo técnico nos enriquecen mucho también en este sentido.

Los partidos también son un momento importante a la hora de acoplarnos, y aquí debo agradecer, de nuevo, a los entrenadores que, al menos en mi caso, sin ser más que una vieja jugadora, hayan valorado mucho mi opinión dentro del cuerpo técnico, no ya sólo en lo que a mi trabajo como Fisio se refiere.

Una tarea extra que siempre me ha encantado y a la que nos han alentado los entrenadores de ésta federación es esa comunicación con los jugadores durante los partidos tanto a nivel de actitud como de táctica, reconocimiento de situaciones entrenadas, etc… una vez que sabemos cuáles son los objetivos que los entrenadores están trabajando, siempre he tenido vía libre por su parte, para hablar con ellos en el banquillo, es una buena forma de seguir aprendiendo, y además, mientras que no deban atender de forma directa a las indicaciones de los entrenadores nosotros podemos apoyar esta instrucción durante el partido. Generalmente después de este torneo pre-campeonato, la enfermería se nos llena, gracias a Dios, al menos en la mayoría de los casos con lesiones que no comportan gravedad. Aunque también se me vienen a la cabeza momentos en los que hemos tenido que tomar decisiones complicadas debido a la aparición en escena de lesiones que han incidido en la conformación de alguna selección. O el estrés de llegar al límite del tiempo fijado con el fin de recuperar jugadores que andaban en la cuerda floja, en ese sentido sí que es complicado “negociar” los tiempos para cerrar las listas de los seleccionados… y más complicado comunicar estas decisiones a los propios jugadores que, claro está, no suelen encajar muy bien estas situaciones, además, si quedan fuera de “la lista” seguirán dentro de nuestra terapia, ya que deben volver a sus equipos en plenas facultades. Y a partir de aquí la recta final salpicada por recuperaciones más o menos rápidas de nuestros jugadores a los que todos los cuerpos técnicos quieren tener al 100 por 100 durante los últimos entrenamientos mientras que tienes también al “otro lado” de la trinchera a unos padres preocupados porque después de venir del viaje relámpago, su hijo ha estado durmiendo 20 horas seguidas (por lo cual constatamos que a las once había más de un mosquito sin dormir) o en el mejor de los casos, que su hijo ha comenzado a pedir ensalada en las comidas cosa que a su madre preocupa aún más que el hecho de que no salga de la cama en 20 horas, con esto no quiero decir que seamos unos pobres fisios zarandeados por ambos bandos, ni que haya bandos… no se si me explico, sólo que es cierto que en este sentido estamos ahí en medio. Siempre apoyados, o al menos así lo he sentido yo, por todo el cuerpo técnico, por el presidente, hasta por la secretaria de federación, que siempre me ha solucionado todos mis problemas… a propósito tengo que escribirle para saber cuántos años he estado trabajando con la Federación… Desde aquí todo es una locura, pasar a ser madre soltera (con la inestimable colaboración del resto de ”tutores temporales”: entrenadores, delegados, preparador…) durante una semana de Campeonato, organizando horarios con cada cuerpo técnico a altas horas de la noche (porque no hay que olvidar que os reunís por equipos, pero que a los fisios nos suele tocar más de uno por cabeza… y que cuando terminamos la reunión que iba a ser (y cito literalmente “un par de minutillos”) siguen quedando jugadores que no pueden dormir, que les duele la tripa, que les molesta el golpe, que no se han tomado la pastilla…), adaptándonos a los distintos partidos, evaluando cada noche el estado físico de nuestros chicos de cara a los partidos del día siguiente, atendiendo las mil y una dolencias, pupas, magulladuras (y que todo sea eso) e intentando que duerman y que no se nos estriñan…

De hecho debo decir que de las dos o tres noches, casi completas, que he pasado en urgencias durante los desplazamientos con las selecciones fuera de nuestra ciudad, sólo una de ellas fue con un jugador, el resto fue con compañeros (se dice el pecado pero no el pecador) que por un motivo u otro necesitaron de un apoyo en estas excursiones que por problemas de salud suelen tener al fisio como acompañante de elección.

Lo cierto, y volviendo a lo verdaderamente interesante, es increíble ver la capacidad de estos pequeños/grandes deportistas de sobreponerse a dolores, cansancio, enfados, inseguridades… y todo bajo presión, he aprendido mucho de ellos no hay duda.

Pero SOBRE TODO hemos disfrutado como enanos de este deporte que tanto nos ha dado, tantos buenos momentos, tanta buena gente que me llevo en los recuerdos que ha despertado este rato que estoy echando al escribiros desde el punto de vista de un Fisioterapeuta.

El Post-Campeonato es otra de las fases importantes dentro de nuestro trabajo en el proyecto de selecciones, los jugadores deben volver en perfecto estado a sus clubs, y a excepción de dos o tres lesiones importantes durante todos los campeonatos en los que yo he tenido el placer de participar como fisioterapeuta de la Federación Melillense de Baloncesto, la mayoría de mis intervenciones, en esta fase no han pasado de un seguimiento activo de pequeñas molestias y sobrecargas que no han durado más allá de dos o tres semanas tras la competición, aquí volver a hacer referencia a la colaboración y la comprensión de los entrenadores y los respectivo clubs de los jugadores que ya os comentaba antes, y como no a los padres que han estado siempre a nuestra disposición acompañando a los niños a nuestra consulta.

Comencé a escribir este artículo, intentando ser mucho más rigurosa y científica, de hecho dejo un montón de datos y porcentajes enfrentados sobre técnicas que hemos puesto en marcha para prevenir lesiones, planes de entrenamiento en distintas capacidades, entrenamientos especiales, ante lesiones/problemas individuales que requerían la adaptación de ciertos entrenamientos, etc… pero al final me he dejado llevar…

Gracias a todos los que habéis apoyado a este o aquel fisio, a los que habéis soportado las “manías” incomprensibles, a los que habéis controlado con nosotros los platos en el bufet, a los que habéis atendido a nuestras observaciones adaptando vuestro trabajo, a los que habéis confiado vuestros hijos a nuestro cuidado a los que habéis visto en nosotros, más de lo que nosotros hemos visto. Y después de este relato, que espero no haya sido un relato incomestible, espero que en vuestro próximo campeonato, partido, torneo… tengáis dos segundos para contemplar a vuestros jugadores desde el punto de vista del fisio.

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