Nuevamente, la asociación Mem Guímel ha llevado a cabo un fascinante recorrido por la historia y el legado de la comunidad sefardí en Melilla. Un grupo de medio centenar de personas han podido disfrutar de esta ruta turística y cultural que, por unas horas, los ha transportado a un pasado rico y diverso, donde la convivencia de diferentes culturas dejó una huella imborrable en la ciudad.
Después de diez años, las rutas por la Melilla sefardí que organiza Mem Guímel están ya muy bien consolidadas en la ciudad. No solo se decantan por ellas los visitantes, sino también muchos melillenses que aprovechan para conocer de cerca el legado judío que hay en los rincones de su ciudad.
La de este domingo ha sido una ruta muy anticipada. Tan solo pocas horas después de abrirse el cupo para inscribirse, la asociación colgaba el cartel de “completo”. En muy poco tiempo se habían cubierto todas las plazas. Esta es una de las dos actividades culturales (la otra es el Don Juan Tenorio de Oxígeno Laboratorio Cultural) que este Puente de Todos los Santos han resultado un éxito.
El presidente de la asociación, Mordejay Guahnich, y la historiadora María Elena Fernández son los encargados de guiar al grupo a través del legado sefardí. El itinerario comienza en la emblemática ciudadela de Melilla la Vieja, conocida como El Pueblo. Y es que aquí, entre sus murallas y callejuelas, se encuentran los primeros asentamientos judíos de la ciudad, que datan de finales del siglo XIX.
Una de las paradas obligatorias es la visita a las tres sinagogas históricas, las primeras en construirse en suelo español tras la expulsión de 1492. Aunque hoy en día solo quedan vestigios de ellas, las placas conmemorativas nos recuerdan su importancia y el papel fundamental que desempeñaron en la vida de la comunidad sefardí.
A lo largo del recorrido, descubrimos cómo la cultura sefardí enriqueció todos los ámbitos de la vida melillense: el comercio, la industria, la educación... La influencia judía se manifiesta en la arquitectura, la gastronomía y, por supuesto, en las tradiciones y costumbres que aún perviven en la ciudad.
El Museo Etnográfico de Melilla cuenta con una sala dedicada a esta cultura milenaria, donde se pueden admirar objetos cotidianos, documentos y fotografías que nos acercan a la vida de los sefardíes. Se repasan sus tradiciones y escrituras sagradas, así como sus costumbres. Además, el recorrido nos lleva hasta el Mantelete y la plaza de las Culturas, donde un monolito rinde homenaje a la figura del prominente melillense Yamín Benarroch.
El camino de la ruta pasa por uno de los puntos más interesantes y que siempre consigue llamar la atención de los participantes: el cementerio judío de San Carlos, el primero que se construyó en España tras la expulsión del año 1492.
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