Prescrito con carácter urgente para un niño de 11 años, la familia del menor se ve obligada a pagar un fisio privado
La accidentada caída de un menor en los hinchables de la carpa ‘Eurofantasía” el pasado 1 de Mayo está suponiendo un calvario y un suplicio continuo tanto al menor como a su familia, que impotente asiste ‘asalto tras asalto’ a los diversos obstáculos que encuentra en la asistencia hospitalaria y sanitaria en nuestra ciudad.
Con independencia del trago inicial que supuso comprobar como en la aludida carpa se permite jugar a los niños en unas instalaciones sin las debidas protecciones y garantías de seguridad, la familia de Juan Francisco Díaz Faus, el menor de once años que cayó al suelo y se lastimó gravemente la médula espinal, se encuentra ahora con un nuevo inconveniente en sus esfuerzos por garantizar una debida asistencia sanitaria al menor.
Primero fueron las dificultades constantes para lograr una atención debida, ante la imposibilidad de prestarle un tratamiento adecuado en Melilla. La madre, abuela y tía del menor tuvieron que enfrentarse a médicos y dirección del Hospital para que se autorizara su traslado al ‘Materno Infantil’ de Málaga.
Aquí los médicos se empeñaban en decirles que el menor estaba bien, hasta que una prueba definitiva probó una lesión que requería un tipo de asistencia imposible de prestar en nuestra ciudad. Sólo por ello lograron que los trasladaran a pesar de la opacidad médica que se negaba a ver cómo el niño se encontraba prácticamente paralítico, sin capacidad para mover las piernas.
La lesión que le dañó la movibilidad en las dos extremidades inferiores finalmente fue más acusada en la pierna izquierda. Tras una semana en el ‘Materno Infantil’ de la capital malacitana, Juan Francisco se recupera, el jueves pasado de hecho retornó a Melilla aunque con una prescripción facultativa clara: Necesitaba rehabilitación urgente para retomar fuerzas y volver a andar.
Aún así en Melilla no se le ha prestado asistencia en el Hospital Comarcal, ni tampoco en el INGESA, donde Carmen Faus, la madre del niño, acudió a informar de que no se le había dado cita hasta el 26 de Mayo, aún cuando la rehabilitación debía prestársele con carácter urgente.
Antes, la misma madre escuchó en el Hospital como se le ponían excusas bajo el argumento de que nuestro centro hospitalario no presta rehabilitación a menores. “Algo incomprensible –comenta la abuela del menor- cuando la rehabilitación para un niño en esencia es igual que para un adulto. Y en todo caso –se pregunta la abuela- ¿cómo es posible que en Melilla no haya rehabilitación para niños?”.
Los familiares de Juan Francisco temen ser víctimas de represalias por sus denuncias, pero no dudan en divulgar públicamente las penosas vicisitudes que están padeciendo sólo por su interés para que se preste a un niño la asistencia necesaria y encaminada a que vuelva a andar con normalidad.
La lesión del menor es complicada, no se atisba con facilidad ni siquiera con una resonancia magnética y se desconoce si le quedarán secuelas, pero “peor será –dice la abuela- si no se le atiende”.
Por lo pronto, la familia ha tenido que contratar a un fisioterapeuta particular que, en sólo dos sesiones, ya ha logrado que Juan Francisco vuelva a dar sus primeros pasos. “Es lamentable que al final sea verdad que el mejor médico en Melilla es el avión”, dice en tono crítico la abuela del niño. “Aquí tenemos buenos médicos también pero parece mentira que el Hospital funcione tan mal”.