Melilla va a acabar este año 2024 con demasiadas incertidumbre en dos cuestiones claves para la vida de los ciudadanos: la sanidad y el empleo. A esta alturas todavía son muchas las incógnitas que giran en torno a estos dos asuntos que resultan capitales y merecen una atención mucho más focalizada por parte de los gestores públicos.
Los especialistas médicos del Hospital Comarcal han puesto el grito en el cielo después de saber que el Ingesa tiene previsto acortar las listas de espera de los pacientes reduciendo a apenas cinco minutos cada visita al médico. Es decir, en vez de aumentar la plantilla y poner más medios técnicos para que los servicios puedan tener más fácil acceso para los contribuyentes, lo que hace es obligar a estos facultativos a recortar el tiempo que emplean en cada consulta.
Es evidente que sigue sin haber voluntad política alguna de mejorar la sanidad melillense. Muy al contrario, con decisiones como ésa lo único que se provoca es más inquietud entre los pacientes, más incomodidad entre los profesionales y tener la sensación de que a nadie le importa lo que le ocurra a los melillenses en algo tan sensible como es la salud.
Entre que el nuevo hospital no abre, que se habla de que se contratará a 200 personas más pero no se sabe ni cuándo ni para qué, que ahora acortan los minutos máximos para las consultas especializadas, que no hay médicos que quieran venir a la ciudad y que las instalaciones del comarcal cada vez están más deterioradas, es lógico que cunda el desánimo y la incertidumbre entre los ciudadanos.
Es lo que pasa con el tema del empleo. Resulta que después de ocho meses de estudio, por fin la Delegación del Gobierno ha resuelto el problema de los perfiles de parados que deben entrar en las convocatorias de los planes. Esto es, que se cambian los criterios a la hora de adjudicar los contratos de seis meses. Es bueno que hayan concluido el informe en cuestión, aunque hayan tardado tantísimo en sacarlo adelante.
Ahora resulta que la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, asegura que habrá 13 millones de euros (antes eran 11 millones) para esos planes de empleo. Sin embargo, no se sabe si serán 13 millones de cara a 2025 o si habrá uno extraordinario correspondiente al dinero que debía emplearse este 2024 y otro más, de cuantía similar, a lo largo del año próximo. Es una duda importante que no está resuelta y que también afecta a esos desempleados, que necesitan llevar un sueldo a casa.
Tampoco se ha vuelto a saber absolutamente nada más de los 5 millones de euros que la Ciudad Autónoma tiene reservados para un plan de empleo por encima de las 400 personas. Se quedó en que la Delegación debía hacer para ello un convenio con el Gobierno local y se sigue esperando qué va a ocurrir con ese asunto. Lo último que se supo es que la delegada vino a decir que no era cosa de ella sino del SEPE. En definitiva, más incertidumbre.
No es de justicia que los melillenses nunca sepan a qué atenerse porque las soluciones, o no son tales, o no llegan nunca mientras la ciudad pide a gritos certezas que permitan a todos los que residen aquí saber si hay un futuro al que agarrarse para seguir haciendo (o iniciar) su proyecto de vida en Melilla.
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