Opinión

Delegada, respétese y respétenos

Dice Sabrina Moh que la frontera de Melilla no está cerrada por las malas relaciones que Marruecos tiene con España sino por la pandemia del coronavirus. Como todos sabemos, eso no se lo cree ni ella misma. Es evidentemente que la delegada del Gobierno ha tenido un lapsus, como aquel que tuvo cuando dijo que el cierre de la aduana de Beni Enzar no era motivo de preocupación porque no representaba grandes pérdidas económicas para la Ciudad Autónoma. Ella es de esas personas a las que se les señala el sol y se quedan obnubiladas mirando el dedo.

Después del veto a todos los puertos españoles en la Operación Paso del Estrecho de este año, la marcha sobre Ceuta y la retirada de la embajadora de Marruecos en Madrid, las declaraciones de la delegada del Gobierno son una soberana tomadura de pelo. Nadie en su sano juicio se atreve a decir que las malas relaciones entre España y Marruecos no tienen nada que ver con el cierre de la frontera. ¿Qué gana diciendo eso? Nada. Absolutamente nada. Sólo hacer el ridículo.

Es evidente que Marruecos cerró las fronteras con la excusa de la pandemia. Hasta podemos tragarnos que ese fue el motivo que les llevó a tomar esa decisión en ese momento. Pero luego Rabat mató varios pájaros de un solo tiro. Con el pretexto oficial de evitar el contagio de coronavirus cortó el comercio atípico y el abastecimiento de Melilla. Negar que la mala uva está detrás del cierre fronterizo es, en mi opinión, una forma de quitarle hierro a esos actos. Es poco menos que justificar que nos asfixian porque no les queda otro remedio al verse obligados por la pandemia.

Es evidente que como representante del Gobierno central en la Ciudad Autónoma, no corresponde a la delegada meter el dedo en la llaga y decir que la frontera permanece cerrada por los anhelos anexionistas de Rabat. Pero sinceramente creo que ha perdido una oportunidad de oro de quedarse callada y responder a una pregunta con un deseo de buena voluntad. Por ejemplo, es nuestro deseo que la frontera abra cuanto antes y reconducir las relaciones entre España y Marruecos porque juntos somos mejores y más fuertes. No hay que mencionar la cuerda en la casa del ahorcado, pero tampoco hay que negar que se ahorcó.

Otra perla de la delegada del Gobierno ha sido decir que el Ministerio del Interior tiene muy presente a Melilla porque manda refuerzos puntuales cuando se necesitan. ¿Perdona? Marlaska no ha hecho nada que no hayan hecho antes Jorge Fernández Díaz o Juan Ignacio Zoido cuando mandaban a nuestra ciudad cantidades ingentes de GRS de la Guardia Civil y recién graduados de la Policía Nacional.

Ese no es el problema. El problema es que cuando el PSOE estaba en la oposición defendía a capa y espada el incremento de los efectivos destinados a la Comandancia de la Guardia Civil de Melilla y a la Comisaría de la Policía Nacional de esta ciudad.

No se trata de refuerzos puntuales sino de adecuar la capacidad de nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad a los índices de delincuencia que tiene una ciudad fronteriza y que no son comparables con ciudades de una población similar en la península. Ese problema sigue sin resolverse.

Ojo, yo entiendo los motivos por los que no se sacan 100 plazas de guardias civiles y otras 100 de policías en Melilla en plena pandemia. No es el momento de desembolsar ese dinero, de la misma manera que no era el momento tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria y el aumento de la presión migratoria en la frontera con Marruecos. Pero tampoco hay que colgarse medallas por hacer lo que ha hecho todo el mundo. ¿Dónde está el mérito en darle lengua a un helado? Es lo que toca. Ni más, ni menos.

Recuerdo que en su etapa en la oposición, los socialistas locales no perdían oportunidad para recordar que con el PP habíamos perdido efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Pues bien, ahora defienden que estamos genial como estamos y que los refuerzos puntuales son suficientes. Esa doble vara de medir es la que repatea. Oiga, que no tenemos Alzheimer.

Sin embargo, la delegada del Gobierno se queda a gusto agradeciendo a Marlaska que tenga piedad de nosotros. Por Dios, pero si no hace otra cosa que lo que tiene que hacer. Es como si tu trabajo fuera poner sellos y tu jefe todos los días por la mañana te felicitara por hacer lo que debes hacer. Esto es el colmo del absurdo.

Melilla no necesita refuerzos puntuales sino plantillas acordes a nuestro papel en la defensa de la Seguridad Nacional. Negar que Marruecos es una amenaza y que tenemos la frontera cerrada con el ánimo de asfixiar económicamente a nuestras empresas es un acto de banalidad que no podemos permitirnos. Por favor, respétese y respétenos. Qué menos.

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