Señalan que cuando se solicita un traslado desde este Centro hacia la península, estos nunca tienen que ver con cuestiones relativas a la posible presión migratoria que se esté produciendo, sino que los criterios se centran exclusivamente en el perfil de cada persona, dependiendo de una situación de vulnerabilidad que haga necesario su traslado.
"En estos momentos no se está trasladando a absolutamente nadie. Ni siquiera se han solicitado".
No obstante, las fuentes destacan que en el CETI existe una libertad de movimiento entre los usuarios, por lo que quien elige marcharse del Centro por voluntad propia, puede hacerlo. "No es una cárcel", subrayan.
Asimismo, han querido hacer hincapié en que la situación de la ocupación en el centro es mucho mejor que en otros años, con una cifra de usuarios que en la actualidad ronda las 400 personas.
También hay un grupo pequeño de peruanos y paraguayos residiendo en el CETI, donde apenas queda una veintena de subsaharianos, el perfil tradicional de usuarios de este centro, ahora reducido a una minoría porque, hasta la fecha, no se han producido saltos a la valla desde la tragedia del 24-J, hace más de dos años.
Respecto a la proximidad de un salto a la valla, las fuentes de Delegación del Gobierno reducen la posibilidad de que esto se produzca de forma inminente. Si bien afirman que son cuestiones que no se pueden prever, destacan que no consta que se esté produciendo una acumulación de personas en las cercanías de la frontera.