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De tapas por Melilla: Mosquito

La última parada en la ruta gastronómica de El Faro es el restaurante Mosquito, un establecimiento que ofrece a los melillenses platos fusión de distintos países. Su gerente, Manuel Figarella explicó a este diario las curiosidades del local, que define como diferente, e hizo un recorrido por sus tapas más características.

Este establecimiento tiene una puntuación de 4,4 sobre 5 y 172 reseñas en Google. Entre los comentarios, los usuarios destacan que el local "tiene un toque diferente" al resto, la buena atención de sus camareros y la fusión de sabores. Si nos fijamos en Tripadvisor, la puntuación sube a la máxima. Un 5 sobre 5 en sus 21 comentarios.

Mosquito se encuentra en la calle Roberto Cano, en pleno centro de la ciudad de Melilla y cuenta con la red social Instagram, donde se pueden ver sus especialidades. Además de comida, Mosquito también cuenta con una carta de cócteles. Su gerente explicó a este diario que dos de los que tienen en carta cuentan con un premio. "Aquí tenemos cócteles buenos, buenos, buenos", presumió.

Este restaurante abrió sus puertas hace justamente tres años y un mes. Manuel Figarella procede de Venezuela, pero hace ya seis años decidió mudarse a Melilla junto a su esposa. Para el gerente, Melilla es conocida en todo el mundo porque hay melillenses en todos los lugares. Y así fue como conoció la ciudad autónoma.

Los nuevos sabores que se pueden probar en Mosquito se le van ocurriendo Figarella y dependen también de la temporada en la que se acuda a este restaurante, explicó él mismo.

Sabores distintos en Melilla

El nombre de este local se debe a que es una palabra fácil de recordar, tal y como explicó a El Faro el gerente del restaurante. "Está siempre en todos lados y es una palabra que la gente lo asocia con el trópico", dijo. Y esto es lo que pretenden que sientan los clientes que entran al restaurante. "Tratamos llevar a la gente al Caribe aunque sea por un momento", comentó.

Con este local pretendían ofrecer una oferta gastronómica distinta. "La gente esta acostumbrada a comer su comida típica en el sitio de su agrado y queríamos romper ese paradigma", explicó el gerente.

Con Mosquito querían dar a conocer otro tipo de sabores, que aunque son tradicionales de ciertos países, Manuel Figarella prefiere evitar calificarlos como típicos.

Su explicación es muy sencilla. La gastronomía se mueve por la migración de las personas, comentó Figarella, y cada individuo le va poniendo su toque a la comida de la zona. "Todo va evolucionando, la comida se va fusionando y agarrando sabores de todos lados", añadió.

Tapas

En esta nueva parada de Tapas por Melilla, El Faro pudo degustar seis tapas diferentes de este local con aires caribeños. De entre todas sus tapas, las elegidas por Figarella fueron el pollo al estilo hindú, el tostón de cerdo, el falafel, la mini hamburguesa, las salchichas en salsa y, como no, los tequeños.

La primera tapa que salió fue el tostón de cerdo. Este plato exótico tiene una mezcla de sabores diferentes. Está elaborada con una cama de plátano macho frito con cerdo deshilachado por encima, aunque también lo suelen hacer de pollo o de pescado, guacamole y queso. "La gente no se cree que eso sea plátano", reconoció.

Lo bueno es que pringue y que chorree, según Figarella. Precisamente, este fue la primera tapa que se elaboró en Mosquito, pero en aquel momento con gambas y caracoles, en lugar de con carne. "Era un sabor muy contundente, pero pensé que todavía no era el momento".

Aunque ya no está disponible, el gerente promete que próximamente se pondrá de nuevo en carta. Continuamos con el falafel, "croquetas" de garbanzos y acompañadas de hummus, con un toque picante. "Un plato de Oriente Medio", mencionó Figarella.

La siguiente tapa fue el pollo al estilo hindú. Esta tapa servida en una cazuela de barro está elaborada con leche de coco y curry, y viene acompañado por arroz. Como en muchos bares de la ciudad, la mini hamburguesita no podía no estar en este restaurante.

Uno de los sabores más especiales de Mosquito son las salchichas en salsa de cocacola. "Están de muerte", presumió Manuel Figarella. Consiste en una salchicha contada como en forma de pulpo en salsa de esta famosa bebida, cebolla caramelizada y acompañada de un pan elaborado también en el restaurante, que aporta un crujiente a la tapa. "Son sabores nuevos que se me van ocurriendo", comentó.

Para acabar, la estrella del restaurante, los famosos tequeños, un plato tradicional de la cocina venezolana, país de origen de Figarella. Los tequeños son unos palitos de queso recubiertos de una masa parecida al pan, que se fríen y que se suelen comer acompañados de alguna salsa.

En este caso, para mezclar más los sabores, los sirven con mermelada de fresa y una salsa rosa especial de la casa. "Nunca pueden faltar los tequeños", advirtió el gerente de Mosquito. El sabor de este famoso plato venezolano, aunque muchas personas discuten sobre el origen, es parecido al comer a la masa de los churros pero rellena de queso.

Justo con los tequeños, otro de los platos más demandados en Mosquito, comentó Manuel Figarella, son las arepas, una especie de tortita hecha con masa de maíz que se suele rellenar con distintos ingredientes, y que es tradicional no solo de Venezuela sino de otros países latinoamericanos como Colombia o Bolivia.

Además de hacer un recorrido gastronómico por los sabores más representativos de varios países, en Mosquito cuentan con opciones veganas y sin gluten. "La mayoría de nuestros platos son sin gluten", aseguró su gerente. "En esta zona se agradece mucho", comentó.

Además de comida fusión, Mosquito es famoso por sus cortes de carne. Entre ellas se pueden probar lomo argentino o ternera rubia gallega, todo ello cocinado "como lo hacemos en el Caribe", explicó. "El sabor se nota muchísimo", aseguró este gerente.

La fusión de países no solo se muestra en la cocina de Mosquito sino en su decoración. A las paredes de piedra, o los techos que dejan ver los ladrillos, se le unen lámparas de paja o con figuras de monos colgando, plantas artificiales decorando una pared entera, luces de neón, y hasta papel pintado con motivos tropicales. "Los colores verdes y selváticos son típicos de nuestra zona", comentó Figarella.

Con la decoración pretendían transmitir frescura y alegría. "Es lo que la gente siente cuando viene para acá", explicó el gerente del restaurante. Además de la decoración, el local cuenta con un hilo musical, que para Manuel Figarella hace a su local especial.

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