La Cantina es otro de los restaurantes de Melilla que cuenta con un solete, la distinción que otorga la Guía Repsol a los bares y restaurantes con buenas críticas de sus clientes. El Faro ha hablado con Salva García, uno de los gerentes de este local para comprobar cuál es el secreto para que su negocio esté siempre completo.
Este restaurante se ubica en la Avenida Reyes Católicos y tienen una puntuación de 4,5 sobre 5, además de 324 reseñas. Sus clientes destacan de este lugar la comida casera, la calidad de sus productos, pero sobre todo, la amabilidad de sus dueños. También resaltan el ambiente del bar, al que suelen acudir muchos militares.
En este bar trabajan dos de los cuatro hermanos García, Salva y Juan. El primero se dedica más a la atención al público, y el segundo está manos a la masa en la cocina.
La Guía Repsol destaca de este restaurante las "inolvidables migas, oreja, rabo de toro, fabada, callos, caracoles, conejo en salsa, sangre con tomate y los riñones en salsa". Además, destaca la cocina de la madre de los hermanos García.
Salva explicó a El Faro que este bar es muy familiar. En él no solo trabajan los dos hermanos sino que su hermana echa una mano los fines de semana. Su cuñado también es empleado del establecimiento, y su mujer va de vez en cuando. "Pero todos contratados", aseguró García.
"Mi hermano es el multiusos, lo mismo te está haciendo una tapita, que te está poniendo los platos, es un comodín bueno", bromeó. Su madre, la mentora de las recetas de Juan, también estuvo trabajando en el local.
La decoración de La Cantina es totalmente taurina y tradicional, como su comida. La construcción del local se semeja a un cortijo. El interior muestra las vigas de madera en el techo, y si quieres ir al baño, pasarás por una especia de puerta que emula la puerta de una cuadra.
Además de la decoración del propio lugar, Salva explicó a este diario que le suelen regalar muchos objetos y que él no duda en colgarlos. Así que por las pareces tiene chapiris, pulseras, llaveros, gorras y todo lo que se precie.
Aunque a estos hermanos no les ha llegado el solete, Salva afirmó que no es el único que tiene, y que en la vez anterior sí que se lo enviaron.
La Cantina lleva abierta al público 10 años, aunque anterior a este restaurante tuvieron otros, durante 14 y 10 años. "Llevamos 32 años de mili", bromeó.
Lo que más piden en este local "es comida de la que llena bien", aseguró García. Entre ellos, callos, fritura de pescado, jamón, e incluso verduras, comida local casera. Además de este tipo de comida han intentado incluir productos sin gluten y platos de verduras. Platos con los que intentan que cualquiera que vaya a su restaurante pueda comer.
Entre todas las tapas disponibles en el local, Salva García recomendó a El Faro probar la fritura de pescado, los callos, la fabada, el rabo de toro y, lo más español que hay, el jamón.
La fritura de pescado varía según el día. Salva suele ir al mercado y compra el que ve que está más fresco. "Compro poca cantidad para que tenga salida", dijo el camarero. Así, cada día sus clientes se llevan la sorpresa con el tipo de pescado que lleva la fritura.
En esta ocasión llevaba sardinas, calamares, gambas, bacaladilla y jureles. "A veces lleva salmonetes, cuando está un poco más barato". García se quejó de que cada vez está más caro el pescado, aunque reconoce que tiene que tener de todo un poco en su bar.
El frito estaba muy conseguido y no le sobraba nada de aceite. Además, la ración de pescado era contundente. Para continuar, pudimos degustar rabo de toro. La receta es de su madre, y aunque él no sabía el secreto, tampoco quiso desvelarlo. Lo que si sabemos es que estaba muy jugoso y la carne, como buen rabo de toro, se deshacía en la boca. Ningún plato mejor para caracterizar este lugar.
Seguidamente, pudimos degustar los callos. En La Cantina evitan echar picante para que todo el mundo pueda comerlos, les guste o no el picante. Para aquellos que prefieren ese toque, les ofrecen echarle. Salva aseguró que a muchos niños y personas mayores les gustan mucho, pero sin tanto picante. Por ese motivo los elaboran así. "Aunque sorprenda a muchos niños le gustan los callos", reconoció el camarero.
Otro plato de cuchara muy típico también de la cocina española es la fabada, o los judiones como los llaman ellos. Estas legumbres son bastante grandes y tienen un caldo muy cuajado.
Otro de los productos que había que probar, sí o sí, era el jamón y el queso. En La Cantina hay muchos embutidos, una ristra de jamones cuelgan del techo. Precisamente, nada más entrar al local, el olor a queso perfuma el ambiente.
Nada más abrir La Cantina, los clientes no paraban de entrar para buscar una mesa. Una de estas clientas es Carmen. Esta melillense estaba de celebración. Su hijo y su nieto acababan de venir de Granada, donde viven, y estaban comiendo juntos. Ella había pedido boquerones fritos, callos y gambas rebozadas.
Para ella, es su restaurante favorito. Además de por cercanía, ya que vive por la zona, para ella está todo exquisito. "Está todo muy rico y no es propaganda", aseguró esta mujer. Si tiene que ponerle una pega en La Cantida, es la cantidad de gente que va, y lo difícil que es coger una mesa cuando se va en hora punta.
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