El próximo 19 de enero, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos dará a conocer a los nominados que optan a llevarse la estatuilla.
En este caso, nosotros estaremos muy pendientes del corto ‘París 70’, de Daniel Feixas que, junto con ‘La gran obra’, de Álex Lora optan al galardón más prestigioso del mundo en la sección de cortometrajes. El Faro habla con el director de ‘París 70’, Daniel Feixas días antes de conocer si el 2 de marzo pisará la alfombra roja y será uno de los cortos elegidos para llevarse la estatuilla. Hasta la fecha, esta obra tiene en su haber 148 premios en el ámbito nacional e internacional y ha estado seleccionada en 180 festivales de cine.
Estas cifras lo dicen todo. Entrevistamos a Feixas en plena promoción de ‘París 70’ y durante nuestra conversación intenta encontrar un espacio en el que poder estar sólo y explicarnos ese remolino de emociones que ahora mismo está viviendo. Y es que un cineasta no es preseleccionado para representar a España en los Oscar todos los años. Sólo el hecho de ser uno de los 15 cortometrajes preseleccionados de todo el mundo es en sí mismo un reconocimiento extraordinario.
Con Feixas charlamos sobre su amor por el cine, el proceso de creación de ‘París 70’ y de muchos temas más que surgen al tener al otro lado del teléfono a una persona que vive con auténtica pasión el séptimo arte.
“La idea de rodar ‘París 70’ surge de la necesidad de querer tener, otra vez, una bobina de ficción que se puede utilizar, después, para rodar otros cortos, o presentar proyectos de largometrajes. Empecé así y después busqué un guión que se adaptará un poquito a las necesidades porque aparte también soy el productor. Además buscaba una localización o dos localizaciones, pocos actores y algo que me gustara sobre todo. La implicación cuando ruedas un corto es muy grande. No se trata de perder un fin de semana y ya está. Hay que tener un buen guión y después intentar buscar financiación para rodarlo con unos mínimos de calidad para que sea cinematográfico y, posteriormente, tienes el trabajo de la posproducción y de la distribución”.
Una aventura nada fácil, en la que el director de cine catalán se embarcó de lleno: “me costó bastante levantar el presupuesto porque ICA durante dos años me dijo que, me quedaba como a cinco puntos por debajo, es decir pasaba el corte, pero se acababa el dinero antes de llegar a mí. Al final con la subvención del ICEC, Instituto Catalán de las Empresas Culturales, y más de la mitad de mis ahorros personales porque quería rodar, sí o sí lo logré. Me dije, mira es tu carrera, pues lo pago yo y ya está y que pase lo que tenga que pasar. La gran sorpresa fue cuando se estrenó el corto, ya que en el primer festival obtuvimos un premio y dije qué bien, ¿no?, porque soy muy consciente de que se envían muchos cortos a festivales y ese premio fue decir…¡Qué guay!”.
Feixas lleva dos años trabajando en este proyecto y “muchos de estos meses han sido casi íntegros porque en la campaña de los Goya estuve tres meses implicado sólo en promocionar el corto. Ahora, en la campaña de los Oscar llevo dos meses trabajando sólo en esto porque es un no parar de gestionar campañas, posters, entrevistas. Mi intención era que fuese algo controlable, pero, obviamente, yo no me imaginaba toda esta repercusión antes de filmar el corto”.
‘París 70’ narra la historia de un hijo, interpretado por Alain Hernández, y su madre, la gran actriz Luisa Gavasa. A través de 15 minutos, Feixas nos sumerge en una historia humanista repleta del amor de un hijo hacia su madre, enferma de Alzheimer, y de una madre hacia su cuidador, pero detrás de ‘París 70’ hay mucho más contenido como la existencia de unos hermanos que no están al cargo de su madre: “el tema de los hermanos en las situaciones de Alzheimer suele ser una fuente de conflictos porque son momentos difíciles. Siempre hay uno de los hermanos al que le toca ‘pringar’. Porque es así, ya sea porque quiere, porque es el que no tiene hijos y vive en casa o por otros motivos y siempre suele ser una mujer. Aquí hemos intentando romper los tópicos y normalizar que un hombre también puede cuidar a un enfermo y yo he conocido a muchos durante este tiempo. En este corto, los hermanos salen mencionados de fondo porque hemos querido que el corto se centre en ellos dos”.
Una de las cuestiones que más me gustó del trabajo de Feixas fue su forma de enfocar esta enfermedad: “el corto no está enfocado en el enfermo o la enfermedad. El protagonista es el cuidador y sobre todo es el cuidador, marcando la relación de amor entre la madre y el hijo desde un punto de vista positivo, incluso, en algún momento mágico cuando viaje a través de los álbumes de fotos. Estás en la casa encerrado, pero el espectador viaja con Ángela cuando ve y recuerda sus viajes a diferentes países y, de alguna forma sonríes”.
La figura de los hermanos saleN al final representados como algo que está ahí que vienen a ver a su madre, pero “si te fijas no se acaba hablando de ellos. Ángela se acaba despidiendo del hijo, pero de alguna manera le hace un guiño diciéndole que ese juego, que esa mentira, en referencia a los viajes, que le puede parecer al espectador, no lo era porque ella también estaba, de alguna forma, jugando y te hace pensar. Esto es lo bonito de la historia porque dejas abierta esa posibilidad”.
En el rodaje de este corto, Daniel Feixas cuenta con dos actores excepcionales, Luisa Gavasa y Alain Hernández, dos intérpretes con agendas repletas, así que la pregunta es obligada, ¿costó mucho convencer a ambos actores?: “tanto Luisa como Alain son dos personas increíbles y buenos profesionales. Son muy accesibles, no tienen aires de grandeza, son muy próximos. Creo que si les compartes una historia y les explicas bien lo que quieres hacer, les gusta y tienen una agenda que se lo permita, en mi caso, no fue complicado. Es verdad que Luisa no para, pero teníamos que buscar fechas porque le encantó el proyecto. En el caso de Alain desconocía que su padre había fallecido de Alzheimer hace tan solo un año, así que quiso participar en el proyecto como un homenaje a su madre, ya que fue la cuidadora de su padre, y, en este caso, su hermano se implicó mucho más porque él estaba rodando en Madrid”.
En el caso de Alain, “cogió este proyecto como un reto y, en el fondo, como una terapia" y me dijo que sí.
A Luisa le encantó, pero tiene la agenda repleta. Recuerdo que me decía, “Dani yo quiero hacer este corto, así que tenéis que esperarme, pero no te pongas a rodar cuando esté ocupada, no busques a nadie, júramelo. Así que buscamos una fecha en la que ella estuviera disponible y cuando encajó todo empezamos”.
Una de las claves del éxito de un trabajo cinematográfico es la conexión entre los protagonistas y en ‘París 70’, la química está asegurada: “la relación que ha surgido entre Luisa y Alain como madre e hijo es increíble, y creo que es lo más importante de este corto, un corto de personajes, de la relación madre e hijo”.
Lo mejor de ‘París 70’ es todo, pero si tuviese que elegir algo sería que ésta es una historia en la que podemos reflejarnos: “lo más entrañable es lo que empatiza la gente en esta relación porque te los crees, porque son de verdad y esto no hubiera sido posible sin esta conexión fortuita. Ésta fue una de las primeras alegrías que nos aportó esta historia”.
“Este corto, y no lo digo yo, sino asociaciones de Alzheimer, es un homenaje a los cuidadores y a los enfermos. Yo también me impliqué emocionalmente porque yo no cuidé a mi abuela, pero mi madre sí y cada vez que iba a ver a mis padres me fijaba en cómo tenía la habitación, la iluminación, los detalles, cómo se comportaba ella y también cómo estaba mi madre. Llega un punto en el que el cuidador sufre ansiedad, estaba cansada. Mi madre es una mujer muy enérgica y, de repente, tienes encima media depresión no diagnosticada porque es muy duro tener a un enfermo en casa”.
En ocasiones, los cortometrajes son vistos como los ‘hermanos pobres’ de los largometrajes, pero nada más lejos de la realidad: “creo que hay cortos de mucha calidad, impresionantes y algunos son mejores que muchas películas, pero es cierto que para que un corto sea bueno no puede haber errores porque no tienes tiempo para cometerlos. Tiene que ser perfecto. Una película es mucho más complicado que realizar un corto, básicamente por la duración, y por la estructura. Cuando ruedas un largometraje como es muy caro te aseguras de unos mínimos. En el largometraje, por así decirlo, y sin que quede como sobrado, hasta el largo más malo tiene unos mínimos de actuación, de calidad. Pero cuando entras en un contexto de festivales sirve de filtro para estos trabajos. Cuando has llegado a la clasificación de los Goya te sirve de filtro para decir, ¡madre mía!, todo esto que se ha seleccionado aquí me puede gustar. Del ámbito de los cortometrajes salen cineastas en España buenísimos. Aquí en Melilla tenéis a Óscar Toribio que es un gran amigo mío y ahora mismo estamos produciendo su nuevo corto. El último que rodó, llamado ‘El cacharrico” con la actriz Rosario Pardo ha funcionado muy bien y hemos viajado a festivales durante todo el año”.
El próximo 19 de enero, desde Los Ángeles se anunciarán los seleccionados para alzarse con el Oscar al mejor corto.
Para ello, Daniel Feixas compite contra 15 cortos de todo el mundo: “‘París 70’ y ‘La gran obra’ son las dos única películas que representan al cine español este año, aunque después hay alguna nominación en apartados más técnicos”.
En unos días, los cinéfilos, estaremos cruzando los dedos por el cine español, pero ¿cómo lo afronta Daniel Feixas?: “soy un poquito tímido, a veces, a la hora de celebrar. De momento estoy pensando que esto es un juego que aún no ha acabado. Obviamente me puse contento cuando recibí la noticia de los Oscar por todo el trabajo que hay detrás, por todo el dinero que invertí, pero estoy satisfecho porque tengo una agencia en Estados Unidos que me ayuda, aunque estoy todo el día publicando en instagram en inglés, retocando fotos, pero cuando salimos en el short pensé ya está, ya he ganadopublicando en instagram en inglés, retocando fotos, pero cuando salimos en el short pensé ya está, ya he ganado. Creo que si, al final, salimos nominados disfrutaría y me relajaría”.
No es para menos, teniendo en cuenta que ser nominado en los Oscar es el sueño de cualquier cineasta: “si estás nominado entras en un sistema mediático que te puede aportar mucho a nivel profesional para seguir trabajando de lo que me gusta. Es tan difícil vivir de hacer películas que una nominación a los Oscar te puede brindar más oportunidades, que la gente te escuche y confíe más en ti porque el mundo es así. Yo con seguir haciendo películas tengo suficiente”.
Por el momento, Daniel Feixas tiene los pies en la tierra y prefiere “disfrutar el día a día y no estresarme porque el disgusto, en caso de no ser nominado, sería más grande” sin pensar en si dentro de unas semanas viajará a Los Ángeles.
'París 70' está rodado en la Garriga, a 30 kilómetros de Barcelona en una casa construida por un arquitecto chileno con lo cual es muy difícil ubicar la zona porque podría ser un lugar de Sudamérica tranquilamente.
Con tranquilidad, Feixas vive uno de los momentos más dulces de su carrera. Debe saborearlo sin prisa, pero consciente de que su sola preselección a los Oscar marcará un antes y un después en la carrera de este cineasta apasionado.
Desde aquí le deseamos toda la suerte del mundo a Daniel Feixas porque llegar hasta el corazón de las personas no es fácil, porque abordar una enfermedad como el Alzheimer con delicadeza no es fácil y porque conseguir que el amor entre una madre y un hijo traspase la pantalla es pura magia.
Por todo ello, ‘París 70’ siempre será una obra de arte.
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